Se desmoronan las dictaduras democráticas

Una a una, las llamadas dictaduras democráticas de América Latina parecen venirse abajo.

Luego de aparecer —hace más de una década—, como una propuesta alterna y un intento por reconfigurar el escenario político internacional, los populismos latinoamericanos parecen ver sus últimos días.

Este domingo, un refrendo constitucional en Bolivia paró en seco el proyecto reeleccionista del presidente Evo Morales. No obstante, las evidencias de desgaste vienen de tiempo atrás.

La primera señal del deterioro de estos esquemas de gobierno ocurrió en Argentina.

El 25 de octubre del año pasado —en la primera ronda—, la oposición al gobierno de Cristina Fernández estuvo muy cerca de superar los votos del candidato oficialista.

Sin embargo, en la segunda ronda —el 22 de noviembre—, el abanderado de la oposición, Mauricio Macri, derrotó al enviado de la señora Kirchner: Daniel Scioli.

Con esta elección se puso fin a una larga temporada de gobiernos Kirchneristas; primero el del difunto Néstor Kirchner y después la presidencia de su viuda, Cristina Fernández.

Días después —el domingo 6 de diciembre—, el fenómeno se repitió en Venezuela. En la cuna de la democracia latinoamericana , los electores demostraron su vocación institucional.

En las urnas de votación, el pueblo venezolano cerró el paso al gobierno chavista de Nicolás Maduro.

Tras la elección legislativa, los partidos de oposición ocuparon dos terceras partes de la Asamblea Nacional.

Este proceso electoral fue para muchos, el inicio del fin del chavismo.

Anteriormente, los escándalos de corrupción en Brasil —que alcanzan al gobierno de Dilma Rousseff y al del ex presidente Luiz Inacio Lula Da Silva—, los conflictos de interés en el primer círculo —y la familia— de Michelle Bachelet; y la reactivación de los tratos diplomáticos entre Cuba y Estados Unidos mostraron otros rostros del ocaso populista en el continente.

De modo que, este domingo, con la victoria del “no” a la reforma política que haría posible una segunda reelección de Evo Morales en Bolivia, se mantiene la pendiente negativa en la popularidad, la influencia y los alcances de las llamadas dictaduras democráticas.

Una a una, las administraciones populistas de América Latina —toda ellas, profundamente conservadoras—, demuestran que su proyecto dejó de ser atractivo; exhiben que su forma de administrar el poder ocasiona más problemas que beneficios y  nos recuerdan que cada vez son menos los electores que se dejan engañar por estas posturas trasnochadas e incongruentes.

Por todo lo anterior, no deja de ser absurdo que mientras las dictaduras democráticas del mundo se desmoronan, algunos busquen construir esquemas similares en México; ¿será que su ambición no les permite ver la catástrofe que terminan siendo estos gobiernos?