ROEMER Y LA ANATOMÍA DE UN ESCÁNDALO

Lo más justo para todos los involucrados sería que Andrés Roemer diera la cara y se presentara ante un juez

Una de las series que he visto últimamente y me ha llamado más a atención es Anatomía de un escándalo” en Netflix, protagonizada por Sienna Miller, Michelle Dockery (Lady Mary, de Downton Abbey) y Rupert Friend.
La serie, basada en la novela del mismo nombre de la autora británica Sarah Vaughan, trata de la historia de un hombre casado de la alta sociedad británica, con un alto puesto en el gobierno, que es acusado de violación por una colega y trata de desmentirla.
No quiero entrar en más detalles, (es una serie que vale la pena ver sin spoilers); pero como bien pueden imaginar en éste tipo de historias que suceden en la intimidad (por algo se consideran delitos de oculta realización) los testimonios de ambos se contraponen y es difícil saber quien dice la verdad y quién está mintiendo; o quién es la víctima y quién es el victimario.
El pasado diez de mayo Andrés Roemer (@Roemer_Andrés) manifestó en su cuenta de Twitter: “La Fiscalía de la ciudad de México #FGCDM fabricó carpetas de investigación y órdenes de aprensión para obtener victorias políticas previas al #8M 2021. He presentado toda la evidencia. No abren mis carpetas, no reconocen a mi abogada”.
Y después en un video de poco más de cuatro minutos presenta su “evidencia” contra una esas acusaciones y en un hilo de varios tuits, además de comentar su caso y comparte artículos que hablan de forma negativa de la actuación de la Fiscalía y de su titular, Ernestina Godoy Ramos.
En uno de los tuits del citado hilo, Roemer afirma“La fiscalía de la Ciudad de México #FGCDMX fabricó carpetas de investigación y órdenes de aprehensión para obtener victorias políticas previas al #8M 2021. He presentado toda la evidencia. No abren mis carpetas, no reconocen a mi abogada.”
Coincido con Andrés Roemer en que debe de ser considerado inocente hasta que sea declarado culpable y en que merece un juicio justo, como manifiesta en su video.
Sin embargo, la “Anatomía del escándalo” de Roemer, si bien trata de un hombre casado de la alta sociedad (mexicana, en este caso) y que también ocupó cargos públicos; es muy diferente a la que plantea Sarah Vaughan.
Este caso no se trata de dos personas en una relación en la que una de ellas acusa de violación a la que fuera su pareja. No. Se trata de las acusaciones de decenas de mujeres en su contra. Sí, decenas. De acuerdo con diversos medios de comunicación al menos 63 mujeres lo han denunciado por acoso, abuso sexual y violación.
Es pertinente recordar, en relación a lo manifestado por Roemer en Twitter, que las acusaciones en redes y diversos medios fueron anteriores a la investigación de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, por lo que resulta prácticamente imposible creer que las mismas hayan sido “fabricadas”.
De hecho, después de las denuncias públicas en redes sociales, siguieron las denuncias realizadas ante la Fiscalía. Hoy, existen varias carpetas de investigación y cinco solicitudes de extradición; ya que como todos sabemos, Andrés Roemer eligió ser prófugo de la justicia y en vez de enfrentar a sus presuntas víctimas, refugiándose en Israel, país que no tiene tratados de extradición a México y en dónde “volvió a las andadas” como en su momento informó Proceso.
Los casos de acoso, abuso sexual o violación, no deben tomarse a la ligera. Deben ser investigados a fondo. Abogado como es, Andrés Roemer, (Licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México de acuerdo con lo que dice su currículum), sabe muy bien –o debería saber– que, a la distancia, no funcionan los derechos.
El derecho de audiencia y debida defensa con la presunción de inocencia, existen para él, pero en presencia del juez. Un prófugo no puede tener acceso a sus expedientes ya que esto dejaría en desventaja a la víctima. El proceso no puede realizarse en su ausencia.
En vez de defender su caso en redes sociales y acusar a Fiscalía de fabricar pruebas, lo más justo para todos los involucrados sería que Andrés Roemer diera la cara y se presentara ante un juez para demostrar su inocencia.
La oportunidad para defenderse, desmentir las acusaciones de sus presuntas víctimas y probar la (-según él–) errónea actuación ante la Fiscalía en su contra, está aquí, en México, en un juicio; no en videos en redes sociales desde Israel.
Cada uno tendrá su opinión sobre este asunto, y ya el tiempo dirá, pero de momento, la anatomía de éste particular escándalo, se empieza a parecer más al oportunismo y descaro de un (presunto) depredador sexual, que a la genuina lucha de alguien que busca justicia.
Feliz domingo a todos. Gracias por leerme. 
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