Reforma eléctrica nos acerca a Venezuela y nos aleja de Dinamarca

El Ejecutivo federal afirmó que Dinamarca es su modelo a seguir porque no hay corrupción ni pobreza

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Especial

Reforma eléctrica nos aleja de Dinamarca. El pasado martes, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) afirmó que su modelo a seguir es Dinamarca; “en donde no hay corrupción y por lo mismo, no hay pobreza”.

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Sin embargo, estamos a años luz de distancia de ese país escandinavo. Y la reforma eléctrica que promueve López Obrador nos distancia todavía más; pues es radicalmente contraria al sector eléctrico danés y afín al modelo venezolano.

Reforma eléctrica nos acerca a Venezuela y nos aleja de Dinamarca

El 60 por ciento (%) de la electricidad que consume Dinamarca proviene de energías limpias; el 55% de la eólica y el 3% de la solar, mientras que la reforma de López Obrador le apuesta a privilegiar los métodos tradicionales contaminantes del medio ambiente, como el uso de carbón.

En Dinamarca, el mercado de la distribución y venta directa de electricidad está dominado por la iniciativa privada. Hay 49 operadores de redes de distribución y 74 suministradores de ventas al menudeo; que atienden a más de tres millones de clientes.

En cambio, la reforma de López Obrador plantea que la Comisión Federal de Electricidad (CFE); como órgano descentralizado del Gobierno, tenga el monopolio del mercado y que se prohíba la participación privada en generación y venta de electricidad.

En Dinamarca existe un órgano regulador del sector energético; el DEA (por sus siglas en danés),  el cual cuenta con autonomía total del gobierno.

En cambio, la iniciativa de López Obrador plantea eliminar a la Comisión Reguladora de Energía (CRE)  para que la CFE; sea el prestador único del servicio y al mismo tiempo el regulador.

En Venezuela, la empresa estatal Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) tiene el monopolio de la venta de electricidad; lo mismo que quiere López Obrador que haga la CFE.

No hay un órgano regulador independiente del Gobierno, no hay energías renovables, hay un sinfín de trabas para la participación de la iniciativa privada y el congelamiento del precio de las tarifas; en el 2002, generó una crisis severa que incluyó apagones frecuentes y un pésimo servicio al público.

Como se puede ver, la reforma eléctrica de López Obrador, que está a la espera de ser discutida en el Congreso, nos acerca más a Venezuela que a Dinamarca.

JC