“Cómo te ves me vi, como me ves te verás…” – Refrán mexicano
Todos envejecemos. Nos guste o no, es el precio que todos pagamos por seguir estando en el planeta. Siempre he pensado que la edad no debería ser un problema para nadie, ni fuente de comparaciones, pero lo es.
Desde que nacemos empezamos con los límites de la edad. A tal edad se puede hacer tal cosa pero no se puede hacer tal otra. Siempre está la fastidiosa comparación del “yo a tú edad ya había…” y la dolorosa sentencia de: “a tú edad ya no puedes…” Si de jóvenes nos urgía tener más años, con el paso tiempo nos urge irlos soltando.
Desde el debate presidencial del 27 de junio, he reflexionado mucho sobre la edad y si debe haber un límite de edad para ciertos cargos. Si bien es cierto que todos envejecemos, también lo es que no todos lo hacemos igual.
El senador Bernie Sanders es mayor que Joe Biden, pero su cerebro funciona mucho mejor. Donald Trump es cuatro años menor, pero también ha empezado a presentar síntomas de la edad en varios mítines aunque la prensa haya preferido ignorarlos, las redes sociales, no.
Resulta increíble que al finalizar el primer cuarto del siglo XXI, los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos hayan nacido en la primera mitad del siglo XX. Definitivamente, cualquier puesto público requiere experiencia, (menos en la 4T que sólo se requiere lealtad) pero la, salud, lucidez y fortaleza son indispensables y más aún si quiere presidir una nación.
Mientras veía a Joe Biden en el debate pensaba: la gente cercana a Biden, sabía que estaba así. ¿Por qué lo expusieron? ¿A nadie se le ocurrió cancelar el debate? Llevamos meses siendo testigos de sus problemas, ¿Por qué nadie le dice que es tiempo de parar? ¿Puede una persona de su edad soportar el estrés que un cargo así conlleva?
Biden insiste que está en condiciones de gobernar su país durante cuatro años más. Después de ver el debate, quedó claro para todos (menos para su familia) que no es así. Da pena ver el esfuerzo que hace para comprobar su capacidad. Tristemente, su familia lo alienta a seguir adelante, sabiendo que no está en condiciones. Dejar la Casa Blanca debe ser muy difícil, supongo.
Antiguamente, se recurría a los de mayor edad para buscar su consejo. Había consejo de ancianos o de sabios. Sus recomendaciones eran vistas con respeto; sus decisiones valoradas y acatadas. A pesar de esa admiración; a nadie, absolutamente a nadie, se le ocurriría poner a esos ancianos al frente del ejercito en una importante batalla.
A cualquier edad, el estado de salud física y mental de un presidente son un tema de interés nacional y deberíamos estar informados de los mismos. Desafortunadamente, no es así.
Nos quedamos en rumores y en lo que nos quieran decir. No podemos saber a ciencia cierta, el estado de salud de Joe Biden, pero presenciamos sus dislates y confusiones. Todavía no existe un límite legal de edad para ocupar un cargo público, es buen momento de pensar si debería haberlo.
No solo por Estados Unidos, en México no cantamos mal las rancheras. Tenemos a septuagenarios y octogenarios en puestos clave. ¿Deben estar ahí? ¿Tienen la fuerza y lucidez que requieren sus cargos?
Debe ser muy difícil, pero llegado el momento, ojalá que sepamos que nuestro lugar (y lo que mejor podemos dar a nuestra familia o país), está en formar parte del consejo de ancianos; no al frente del ejercito.
Buen domingo y gracias por leerme. Espero tú opinión dejando un comentario en el blog, o en mi cuenta de X @FernandaT