Recesión

Ayer, Enrique Quintana hacía énfasis en la dualidad que se vive hoy en la economía mexicana. Los datos que han aparecido no son buenos, pero la confianza del consumidor es muy elevada. Como usted sabe, desde el triunfo de López Obrador, este último indicador creció de forma espectacular, como lo ha hecho la popularidad del Presidente. Un cambio de actitud en la población que, sin duda, merecería mejor trato.

Pero en la vida real, la economía parece haber entrado en recesión. Hay diferentes formas de medir este fenómeno, pero a esta columna le gusta la metodología de la Reserva Federal, que sigue el comportamiento de cuatro indicadores: producción industrial, empleo, ventas al menudeo e ingreso de las personas. No tenemos exactamente los mismos indicadores en México, pero hay manera de revisar el comportamiento de esos sectores.

En producción industrial, ayer se publicó que en diciembre hubo una contracción, que en términos anuales fue de 2.5%. De los cuatro sectores industriales, sólo manufacturas mantuvo cifra positiva, 0.5% anual. Con éste, son tres meses de contracción: el crecimiento en octubre fue de 0, en noviembre de -0.8, y el de diciembre ya lo veíamos. Como usted sabe, porque lo hemos comentado aquí mismo, buena parte del problema con la industria viene de la extracción de crudo, que cae a una tasa significativa desde hace años. Pero ahora lo demás ya no se mueve, y por eso la contracción.

En empleo, en diciembre el IMSS perdió 250 mil empleos permanentes (asegurados) y 378 mil en total. Si se cuenta todo el último trimestre, sigue habiendo una pérdida: 113 mil totales, 51 mil permanentes. Aunque en enero hay una recuperación, la pérdida neta desde octubre es de 19 mil plazas totales.

En ventas al menudeo, los datos de ANTAD indicaban crecimiento cero, en términos reales para el cierre del año, mientras que Walmart, ya en enero, apuntaba lo mismo, como ayer describió Quintana. Él mismo explicaba el asunto de autos, donde las ventas tienen una caída importante, si se excluye a GM (por razones de reporte).

No se me ha ocurrido algún indicador que sustituya el ingreso real, pero el comportamiento de tasas de interés, tipo de cambio y bolsa de valores no es positivo, y tampoco parece serlo el de salarios, aunque eso lo sabremos dentro de algún tiempo.

En cualquier caso, observando los otros tres indicadores, la tendencia negativa es muy clara. En actividad industrial, hay que regresar a 2014 para encontrar mediciones similares a los índices de noviembre y diciembre. En empleo, la caída de diciembre (porcentualmente) no ocurría desde 2008, y en ventas al menudeo, hacía mucho tiempo que no se veía un crecimiento cero.

La inercia alcanza para que el PIB resulte positivo (en comparación anual) durante el último trimestre de 2018, pero los indicadores que se usan para identificar el inicio de una recesión ya anuncian su llegada. Como le decía al inicio, hay muchas formas de medir estos procesos, y la más frecuente en medios es que haya dos trimestres seguidos con contracción. Si la comparación es con el trimestre previo, es posible que ya el del cierre del 2018 caiga en esa circunstancia, o se quede muy cerca de ello.

Como quiera que sea, el ánimo de la población sigue siendo positivo, e incluso festivo entre algunos grupos. Sería maravilloso que la economía recupere empuje antes de que ese ánimo desaparezca. Desafortunadamente, no imagino cómo podría ocurrir algo así. La inversión en noviembre cayó a niveles de hace 4 años, por ejemplo. El gasto del gobierno, como suele ocurrir a inicios de sexenio, tarda en aparecer. Y aunque el consumidor dice tener mucha confianza, no compra. Así está difícil.