¡Qué legado deja Ochoa al PRI?

Su arribo a la presidencia estuvo empañado desde el inicio. La propia militancia priista señaló que Enrique Ochoa ni siquiera estaba afiliado al partido.

Alguna vez fue director general de la CFE. En algún otro momento fue postulado para ser presidente del PRI, y fue el dirigente nacional del tricolor hasta este miércoles. Hablamos de Enrique Ochoa, uno de los discípulos del canciller Luis Videgaray.

(Videgaray) me ayudó a conseguir mi primer trabajo en la administración pública federal y ha sido un referente de cómo desarrollar con éxito“, dijo Ochoa en su tesis “Un acuerdo comparativo del federalismo”, presentada en 2007.

Luego de que el 20 de junio de 2016, Manlio Fabio Beltrones renunciara a la dirigencia del tricolor tras haber perdido siete estados frente al PAN, comenzó la historia de uno de los líderes más grises en la historia del priismo.

Ante la extrañeza de propios y extraños, Ochoa Reza llegó a la dirigencia nacional. Visto desde un principio como el “patito feo” del tricolor. Llegó como un tricolor de los llamados “tecnócratas” del “nuevo PRI”.

Su arribo a la presidencia estuvo empañado desde el inicio. La propia militancia priista señaló que Enrique Ochoa ni siquiera estaba afiliado al partido.

La dudas se agravaron cuando en sus redes sociales colocó la imagen con una credencial firmada por el entonces diputado Luis Donaldo Colosio en 1991, con el número 0003. Luego el diario El Financiero publicó otro documento que acreditaba a Ochoa como miembro del PRI en el DF, firmada nada nada más y nada menos que por Marcelo Ebrard, entonces secretario general del tricolor en la capital del país. El tema quedó finiquitado.

Un nubarrón llegaría casi 100 días después de tomar el cargo. Los “gobers” corruptos de la generación del “nuevo PRI”, calificados así por el presidente Enrique Peña Nieto en 2013, fueron uno de los dolores de cabeza de Ochoa Reza.

Javier Duarte se dio a la fuga en noviembre de ese año, a principios del 2017 Roberto Borge fue capturado en Panamá, siguieron las investigaciones de César Duarte y ahora de Roberto Sandoval.

Ochoa intentó “calmar las aguas” con la expulsión del exgobernador tamaulipeco, Tomás Yarrington, así como a Duarte de Ochoa, junto con algunos de sus colaboradores.​ De igual modo anunció la suspensión de los derechos partidarios del exgobernador de Quintana Roo.

La confianza –de por sí ya desgastada– en el PRI por parte, incluso de la propia militancia y ante los embates de Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador con campañas anticipadas, cayó.

La tempestad llegó de la mano, precisamente de las actuales campañas presidenciales. “Es José Antonio Meade el aspirante por el PRI“, destacaron diversos medios nacionales en su encabezados a finales de noviembre pasado.

La tarea de Ochoa Reza era la de posicionar a su candidato presidencial. Sin embargo, no pasó la prueba en los cinco meses posteriores a la presentación de Meade Kuribreña como “el oficial”.

El PRI de Ochoa conserva dos de sus bastiones históricos –de manera milagrosa–, que son Coahuila y Estado de México. Sin embargo, el PAN le arrancó Nayarit y con ello, el tricolor tiene 14 gubernaturas, la mitad de las que tenía en 1994.

A 660 días de dirigir a nivel nacional al Partido Revolucionario Institucional, Enrique Ochoa deja una ardua tarea a su sucesor, René Juárez, quien intentará reorientar todo en menos de dos meses.

Una más de las recomendaciones para el olvido por parte de Luis Videgaray, mientras que, dicen los que saben, Miguel Ángel Osorio Chong podría volver a la escena pública junto a sus colaboradores, de la mano de su cercano, René Juárez.