Prensa fifí, enemigo número uno de la 4ªT

No pasa un día sin que AMLO descalifique a la prensa que lo critica. La bautizó hace tiempo como fifí. Está claro que lo tiene “hasta el copete”, para usar sus propias palabras.

El tono que utiliza refleja irritación, intolerancia, rechazo hacia los que no pensamos como él, ni somos parte de esa mayoría aplastante de 30 millones de mexicanos que lo llevaron a Palacio Nacional.

En la mañanera de ayer dijo que los periodistas fifís

son “conservadores con apariencia de liberales”.

Los llamó también “especialistas en simulación” y en algún momento hasta “hipócritas”.

Es un rechazo muy al estilo Donald Trump, el Presidente que ubica a sus críticos como fabricantes de fake news.

No hay duda de que AMLO los percibe también como sus enemigos.

Las descalificaciones del Presidente de la República se dieron luego de que la revista Proceso —a la que no puede llamar fifí— diera a conocer los resultados del análisis de Signa Lab, laboratorio de investigación del ITESO, universidad jesuita de Guadalajara.

Esa investigación habla de la estrategia de ataques y ridiculización en las redes sociales en contra de periodistas y medios que lo han cuestionado.

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Etiquetas como #PrensaFifi, #Chayoteros o  #PrensaChayoreraNoNosCallará, abiertamente convocan a usuarios a defender al Presidente de la República y a atacar a quienes lo critican. El caso analizado es el de la RedAMLOVE y su fundador, el usuario @Fafhoo.

López Obrador negó que haya una estructura dedicada a hostigar a sus críticos, o que se trate de una acción orquestada por el gobierno federal.

Pero el vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, ha sido parte de esta estrategia perversa. Aseguró en la UNAM que 15 columnistas se llevaron 15 mil millones de pesos en el régimen de EPN. ¡Mil millones de pesos por piocha! La cifra habla por sí misma. No necesita desmentido.

En una entrevista, por separado, declaró que esos 15 columnistas — yo aparecí en dos listas—  cobraban, además, por mención o asesorías. Son mentiras. Lo digo por mí. Jamás vendí menciones, ni asesoré a nadie. Lo reto a que demuestre lo contrario.

Una pregunta respetuosa al Presidente. Si su gobierno no es parte de esa estrategia para desacreditar criticas ¿Qué hace entonces el vocero diseminando falsedades?

  • De vuelta con AMLO. A pregunta expresa sobre el estudio del ITESO, respondió:

“Ahora resulta que este estudio nos cuestiona porque hablamos de la prensa conservadora. ¿Quién hace el estudio? ¿Qué universidad es?”

Y más: “Fuera máscaras. Nada de que soy independiente, soy objetivo, soy profesional, no tengo partido, no represento a nadie. ¡Nooo! Es mejor decir yo tengo esta postura y nosotros ejercer nuestro derecho de réplica.

“Malo sería si de parte del gobierno hubiese una actitud de persecución. Esto que salió a denunciar el periódico Reforma de que por una supuesta deuda de 20 mil pesos (eran 12 mil) se les está hostigando porque no nos gusta lo que escriben.

“Se pasaron, fue demasiado. Nosotros no vamos nunca a faltarle el respeto a los medios, mucho menos a perseguir a nadie. A coartar la liberad de expresión, de manifestación de las ideas. Lo único es que sí vamos a ejercer el derecho de réplica.

“No es cierto que haya un grupo promovido por nosotros para defendernos en contra de los que nos cuestionan, nos critican. Nosotros no tenemos bots.

“¿Saben cuál es la verdadera doctrina de esos conservadores? La Hipocresía. Todo lo que ellos hacen, piensan que lo hacen sus contrincantes…”.

Sobran los comentarios.

  • La idea es llevarlo este jueves al pleno de la Cámara de Diputados . Pasaría en fast track. Se trata del proyecto de decreto en materia de Consulta Popular y Revocación de Mandato.

El propósito real no es el que parece —darle al ciudadano la posibilidad de enviar al mandatario a su casa antes de tiempo—, sino de que AMLO aparezca en la boleta de las elecciones intermedias del 2021. Los morenos no confían en sí mismos. Se sienten más seguros con la figura de su gran jefe.

La parte del decreto que se refiere a la revocación de mandato del  jefe del Ejecutivo, dice que se sujetará a lo siguiente:

Serán convocados por el Congreso de la Unión, a petición del Presidente de la República; el equivalente al 33 por ciento de los integrantes de cualquiera de las cámaras, pero también ciudadanos y ciudadanas en un número equivalente, al menos, al 3 por ciento de los inscritos en la lista nominal de electores.

La solicitud de consulta deberá hacerse durante el primer periodo ordinario del segundo año de mandato. Deberá ser aprobada por la mayoría de cada Cámara en el Congreso (es decir, entre febrero y abril del 2020).

Y (ojo) la votación se realizará el mismo día de la jornada electoral federal, en la que sólo se elijan diputados federales.

El resultado solo tendrá validez si concurren a votar, al menos, el 40 por ciento de los inscritos en el padrón.

Todos sabemos que el diablo está en los detalles.

El decreto establece que el Presidente será sujeto a revocación de mandato a través de una consulta ciudadana “cuyo procedimiento se resolverá en la Ley (secundaria) correspondiente”.

Allí está el peligro de una trampa. Esa ley deberá asegurar la equidad en el proceso en temas como el acceso a recursos si vas por el “no” a López Obrador.

El Presidente tiene los programas sociales. Lleva ventaja.

El primer mandatario no deberá tener acceso a la radio y la televisión. Llevaría allí otra ventaja.

El historiador Enrique Krauze escribió un tuit refiriéndose al revocatorio: “La no reelección fue el único dique contra el poder absoluto de los presidentes en el Siglo XX. Aprobar un referéndum revocatorio en 2021 equivale a remover ese dique y volver al porfirismo. No debe pasar”.