Tras la iniciativa de matrimonio entre personas del mismo sexo que presentó el presidente Enrique Peña Nieto en meses pasados, la iglesia católica ha defendido su postura frente al tema pero también ha demostrado lo que al parecer es un intolerancia frente a la comunidad LGBTI.
No es novedad enterarnos que la iglesia se mete en asuntos que no le corresponde y a ojos de muchos ministros de culto, son los dueños de la verdad absoluta.
Tan solo en días pasados, el cardenal Norberto Rivera aseguró que tanto el presidente Peña, como la Suprema Corte de Justicia, violentan el núcleo familiar al reconocer el matrimonio como un derecho de los homosexuales.
Si bien se puede estar o no de acuerdo con el matrimonio entre parejas del mismo sexo, el prelado, además de atacar al Gobierno, se ha dedicado a expresarse en contra de los homosexuales. Así que el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (Conapred) investiga a 15 ministros de culto por presuntas declaraciones discriminatorias hacia la comunidad lésbico-gay.
Cabe señalar que entre los “investigados” se encuentra Norberto Rivera, Juan Sandoval Íñiguez y Hugo Valdemar.
De acuerdo con la Asociación “Agenda LGBT”, las declaraciones de los ministros de culto no pueden considerarse como “libertad de expresión” porque en marzo de 2013, la Corte determinó que hay diferencia entre la libertad de expresión y “manifestaciones que discriminan”.
¿Dónde está el respeto que la iglesia tanto pregona? ¿Se trata de una doble moral del prelado? ¿Están confundiendo libertad de expresión con discriminación? Como señalamos en La Otra Opinión ¿Dónde queda la laicidad en nuestro país?
Y ante la provocación política del prelado, la iglesia católica mantiene una abierta violación constitucional que no ha sido sancionada pues el Artículo 130 señala que “los ministros tampoco podrán… oponerse a las leyes del país o a sus instituciones”.
¿Ahora de qué tema van a opinar?
