Polémica por la editorial de La Nación

Hace unas horas, se desató una gran polémica en redes sociales y un intenso debate en la opinión pública argentina, debido al editorial de hoy del periódico La Nación, titulado: No más venganza.

En el texto, el diario pedía –luego de la llegada de Mauricio Macri al poder- que se terminará con los juicios por los crímenes durante la dictadura argentina que dejó más de 30 mil desaparecidos en ese país.

Pero además, que se pusiera un alto a la persecución -en contra de todos los que se consideraban culpables sin las pruebas suficiente-, que habían iniciado el matrimonio Kirchner-Fernández luego de llegar al poder

Los reclamos por la editorial no sólo se vieron en Twitter y Facebook, donde miles de argentinos cuestionaban la decisión de La Nación de escribir y publicar ese texto, sino que causó la indignación de decenas de reporteros y analistas de ese diario.

En varios tuits y mensajes en Facebook, reporteros, editores y analistas, demostraron su descontento diciendo que ellos son trabajadores de ese diario, pero que no comparten ni una sola letra, coma o punto, de la posición del periódico argentino publicada hoy.

Luego de la protesta de los trabajadores -y de una asamblea de los periodistas-, el diario decidió que mañana publicarán una editorial de repudio escrita por los inconformes dentro del periódico.

La decisión ha sido tomada como un triunfo por parte de los periodistas y ha sido aplaudida en redes sociales.

Y es seguro que se trata de una muy buena noticia y una victoria por parte de los periodistas que protestaron. Sin embargo, hay que ver más allá del escándalo inmediato.

Y es que cabe recordar que los diarios, históricamente y por definición, definen su postura en la editorial del día y solo ellos deciden qué publicar en ese espacio.

Para ser claros, en ese texto, el periódico define su posición como medio frente a los temas principales de la agenda informativa. Y la decisión de qué se publica y qué no en ese espacio es decisión de quienes dirigen el diario.

Por esa razón, La Nación y sus directores son los únicos responsables de lo publicado hoy. Y quizá la duda central en este debate es si los editores supieron decir, precisamente, lo que querían decir.

Ya que el mensaje parecía ser, precisamente, que se detuviera el maniqueísmo por parte del grupo político que aún está en el poder, en el tema de los juicios en contra de los crímenes de los dictadores. Que se acabara la venganza y se hiciera justicia a secas: castigando a quien haya que castigar y dejando libres a quienes han sido acusados sin pruebas.

Como ya dijimos; quizá el diario no supo decir lo que quiso decir.

Y hay que decirlo; los inconformes están en todo su derecho de inconformarse; pero también el diario está en todo su derecho de definir su postura, por más cuestionables que sea.

En todo caso, vale la pena celebrar la apertura hacia la discusión de los temas y la postura del diario de rectificar publicando lo que los inconformes opinan.