Para frenarla, debe elevarse costo de la corrupción

No hace falta hacer una investigación detallada para saber que en todos lados –estados y municipios–, los servidores públicos abusan y se exceden en el manejo de los recursos.

En La Otra Opinión nos dimos a la tarea de identificar al menos un escándalo de corrupción en cada uno de los 32 estados. Y no fue difícil lograrlo.

Las evidencias de malos manejos, de los excesos, de las trampas y de los cochupos están por todos lados.

Por eso preguntamos, ¿es posible revertir los efectos de la corrupción?

En entrevista para La Otra Opinión, el Doctor Marco Fernández –investigador de México Evalúa–, explicó que la corrupción se ha democratizado, de ahí la importancia de exigir que el Congreso termine de armonizar las leyes para frenar estos comportamientos nocivos.

Para Fernández, las leyes sólidas anticorrupción son necesarias pero insuficientes. Y es que fortalecer el marco punitivo para quienes se sirven del servicio público es apenas el inicio del camino.

Además de consolidar el entramado institucional en contra de la corrupción, es necesario exhibir y combatir a la corrupción desde la sociedad. En otras palabras, que hace falta  que los escándalos de abusos tengan consecuencias sociales, que no terminen en saco roto, que no se asuman como un asunto cultural y queden en el olvido.

La presión social y mediática son indispensables para lograr que los políticos omitan las prácticas corruptas ya por convicción o por conveniencia; pero que las eviten.

Al final del día, señaló Fernández, la corrupción va más allá de una élite gobernante o de quienes mueven los hilos del poder. En realidad, los elementos podridos están dentro del servicio público y fuera de él. O si lo prefiere, que tanto los privados como los gobernantes tienen una participación determinante en el ciclo de la corrupción.

Por ello, estas prácticas deben combatirse desde todos los sectores sociales, en distintos niveles y partiendo de todos los frentes. Sólo así, sólo elevando el costo de la corrupción, podremos –como sociedad– evitar que estos vicios se reciclen, se repliquen y se repitan.