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Patricia, ¿un huracán bipolar?

Luego de consultar con sicólogos y siquiatras, Garganta Profunda concluye que el huracán Patricia debió ser bipolar. En ocasiones, el meteoro mostró un rostro amable. Otras veces, Patricia dejó ver una faceta descocada. La cara amena se vio en la eficiencia, en la prevención y en la reacción de todos los órdenes y niveles de gobierno. Se vio en la respuesta social, en el cumplimiento de protocolos y en la solidaridad con los damnificados. Y sin duda, se vio en el notable desempeño de marinos, soldados, policías, paramédicos, rescatistas, electricistas, voluntarios, conductores y un largo etcétera. El rostro no tan positivo de Patricia lo encuentra en los 10 mil afectados y en las 3 mil 500 viviendas dañadas. Eso sí… no está de más atender la experiencia del ex presidente Felipe Calderón, quien tuiteó que el golpe de Patricia se sintió en zonas poco habitadas. Es decir, que la naturaleza de la zona de impacto redujo, considerablemente, el número de víctimas y el de pérdidas materiales. Pero hay más… el rostro más perverso de Patricia llegó por cuenta de los malquerientes, de los sembradores de odio, de los intrigosos y de todos los que aseguran que el huracán fue una cortina de humo; que el gobierno federal exageró; o que organizaciones secretas –capaces de controlar el clima–, se inventaron el fenómeno natural. No hay duda. Patricia fue un huracán bipolar.

Osorio… acertado pero tarde

Esta mañana, a mitad del desayuno, Garganta interrumpió la ingesta diaria de granola orgánica y huevos de gallina feliz. El secretario de Gobernación había saturado las frecuencias radiofónicas con aclaraciones y declaraciones no sólo precisas sino tardías. Dijo Miguel Osorio que basta ya de señalar al gobierno federal por la masacre de Iguala. Dijo Miguel Osorio que la presidencia no tiene responsabilidad en los hechos del 26 de septiembre de 2014. Y dijo que si el Grupo de Expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos niegan que los 43 fueron quemados en Cocula… que expliquen, entonces, dónde están. Sin duda, dijo bien Miguel Osorio. El problema, también sin duda, es que Osorio llegó tarde.

Vuelven las alianzas

A Garganta Profunda no le sorprendió que el PRI recuperara el gobierno de Guerrero. Tampoco le sorprendería que el mismo PRI gane la elección de Oaxaca. ¿Por qué? Porque los gobiernos aliancistas de Ángel Aguirre y Gabino Cue fueron, sin pelos en la lengua, una vacilada. Lo lamentable del caso es que, según Ángel Ávila, presidente del Consejo Nacional del PRD, su partido intentará reciclar las alianzas con el PAN en ocho de las 12 entidades que elegirán gobernador en 2016. No hay duda… algunos políticos no entienden que no entienden.

Vivir provoca cáncer

Desde pequeño, Garganta Profunda consume productos locales, orgánicos y libres de transgénicos. Cierto, en aquel entonces nada de esto era lujo sino necesidad. Acaso por eso, el autor de estas líneas no pudo evitar la conmoción ante el anuncio de la Organización Mundial de la Salud: el tocino y otras carnes procesadas son causa de cáncer. Esto quiere decir que hoy día, la amenaza de cáncer está por todos lados. En la vida que vivimos, comer, no comer, comer poco, comer mucho, dormir, no dormir, dormir poco, dormir mucho, hacer ejercicio, no hacer ejercicio, medicarse, no medicarse, tomar el sol, no tomar el sol, hacer el amor, no hacer el amor… y ahora el tocino. Todo provoca cáncer. No hay duda. Se confirma: vivir es causa de cáncer.

Las elecciones en el mundo

Contra lo que muchos piensan, no sólo en México se vive una epidemia electoral. También en el resto del mundo se vota y se elige a servidores públicos. Y para muestra, 10 botones: en Canadá, hace una semana, ganaron los socialistas. En Polonia la derecha obtuvo la mayoría en el Congreso. En Guatemala ganó un payaso. En Ucrania, el congreso y las alcaldías quedaron, en su mayoría, en manos del partido del presidente. En Argentina se irán a segunda vuelta. Van el favorito de la presidenta: Daniel Scioli y el “independiente” Mauricio Macri. En Colombia perdió la izquierda. En Haiti se espera segunda vuelta. En Costa de Marfil, luego de una jornada electoral que dejó 3 mil muertos hace algunos años, el presidente en funciones se reelegiría. En la República del Congo, el presidente –de 71 años–, podría repetir. Y en Tanzania, el oficialismo que gobierna desde 1977 seguiría en el poder.

Vivir es causa de cáncer

Lo que comenzó como sana prevención poco a poco se ha convertido en un absurdo.

Nos referimos a las reacciones que desataron las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el consumo de carne.

Y es que esta mañana las redes sociales amanecieron histéricas por esta revelación: de acuerdo con la OMS, el consumo de carnes procesadas –jamón, salchicha, tocino, etc.– eleva el riesgo de cáncer de colon y podría ser tan nocivo como el alcohol y el cigarro. Y hay más: en la lista de “condenados” entró todo tipo de carne roja. ¡Qué tal!

Y como dijimos, el problema no es la noticia, sino la reacción exagerada y absurda que se dio en amplios sectores de las redes sociales. ¿Por qué?

Porque, de inmediato, los tiranos de la salud comenzaron a reproducir la noticia y a censurar la atroz –y, a todas luces, asesina– ingesta de carnes frías. “¡Que vivan los productos orgánicos!”, podía escuchar el oído atento. No se llamó al consumo moderado de carnes ni se matizó el anuncio, sino que, en la línea del maniqueísmo facilón, se agregó a las carnes a la lista de lo “malo” y casi de lo inmediatamente mortal. No fueron pocos los que se vieron en la fila de los desahuciados si comían una salchicha más.

¿No es esto demasiado?

Sin embargo, aquí nos preguntamos, ¿qué no es causa de cáncer en estos días?, ¿acaso no lo son los pesticidas utilizados en el campo?, ¿nos consta que los famosos productos orgánicos sean, de verdad, orgánicos?, ¿no es causa de cáncer respirar el aire contaminado de la ciudad?, ¿o comer huevos de gallinas gordas a punta de hormonas?, ¿no lo son los desechos que se vierten en el agua?, ¿o las radiaciones de nuestros celulares?

¿Qué pasará si un día la Organización Mundial de la Salud nos anuncia que vivir es causa de cáncer?

Leopoldo López; cronología del caso

Este fin de semana la Mesa de la Unidad Democrática solicitó la anulación de la condena de Leopoldo López, líder de oposición en Venezuela, y su libertad después de que el fiscal nacional Franklin Nieves abandonara Venezuela y reconociera en un vídeo el uso de pruebas falsas por presión del gobierno de Nicolás Maduro.

Las declaraciones de Franklin Nieves podrían ser la prueba necesaria de la inocencia de López quien lleva 1 año y 8 meses en prisión. A continuación presentamos una cronología que ayuda a entender el caso de Leopoldo López y el motivo por el que se encuentra encarcelado.

12 de febrero de 2014. Un tribunal de Caracas giró una orden de aprehensión en contra de Leopoldo López. Lo acusaron de convocar a una manifestación en la que murieron tres personas.

15 de febrero de 2014. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, llamó a Leopoldo López incitador de violencia.

18 de febrero de 2014. López se entregó a las autoridades. Fue llevado a la cárcel de Ramo Verde.

4 de abril de 2014. La fiscalía acusó a Leopoldo López de causar daños a propiedad del Estado y tener nexos para delinquir.

23 de julio de 2014. Comenzó el juicio en contra de López.

23 de mayo de 2015. López inició huelga de hambre. Un mes después desistió de la protesta.

26 de agosto de 2015. Defensa de Leopoldo López señaló que el juicio está en la fase de conclusión.

31 de agosto de 2015. La fiscalía encontró culpable a López.

7 de septiembre de 2015. La defensa de López denunció graves vicios y falta de ética en el juicio del acusado. Agregó que el 96 por ciento de las pruebas en su contra eran falsas.

10 de septiembre de 2015. Se anunció la condena de Leopoldo López de 13 años, 9 meses y 7 días en la cárcel de Ramo Verde.

La vuelta al mundo en diez elecciones

El fin de semana que recién concluyó ha llevado a nueve países a las urnas. Estas elecciones se sumaron a la de Canadá ocurrida también en días pasados.

¿Qué países tuvieron elecciones y cuáles fueron los resultados?

  1. Canadá. El 19 de octubre, los canadienses decidieron cambiar el rumbo de su gobierno y eligieron a Justin Trudeau como nuevo primer ministro. Trudeau, de tendencia socialista, reemplazará en el cargo al derechista Stephen Harper luego de que éste se mantuvo en el poder durante casi 10 años. Trudeau ha dirigido al Partido Liberal canadiense desde 2013. En sólo 11 semanas de campaña este joven de 43 años consiguió lo inesperado: una victoria amplia que al inicio de su campaña, cuando las encuestas lo situaban en el tercer lugar, nadie imaginó.
    Justin Trudeau pertenece a una familia de políticos liberales –izquierdistas– entre los que destaca  Pierre Trudeau, padre del nuevo primer ministro y quien también ocupó esta posición de 1968 a 1984. En el camino quedó Stephen Harper, que buscaba reelegirse por cuarta ocasión.
  2. Polonia. Contrario a lo ocurrido en Canadá, Polonia se consolidó en la derecha durante las elecciones parlamentarias que tuvieron lugar este fin de semana. De acuerdo con varias encuestas de salida, el partido de centro-derecha PiS (Prawo i Sprawiedliwość, cuya traducción es Ley y Justicia), comandado por el actual presidente de Polonia, Andrzej Duda, arrasó en los comicios llevándose poco más del 37% de la votación. El segundo lugar lo ocupó el partido Platforma Obywatelska, con un lejano 23%. El PiS propone una agenda económica de rasgos izquierdistas (mayor gasto social, incremento de impuestos a los más ricos y nacionalizaciones de empresas); pero, en lo social, mira hacia una derecha de influencia católica; así, se opone a la inmigración, a la homosexualidad y a otras políticas de corte liberal.
  3. Guatemala. En la nación vecina, se confirmó lo que hace semanas –en la primera vuelta de las elecciones– se había anunciado: que el comediante Jimmy Morales sería el nuevo presidente de Guatemala. La escandalosa caída de Otto Pérez Molina, cuyo gobierno fue exhibido en diversos actos de corrupción, llevó a los guatemaltecos a elegir la opción supuestamente ciudadana que representaba Morales y su Frente de Convergencia Nacional (FCN). Con dos terceras partes de la votación, este comediante sin experiencia política –pero con el respaldo de la milicia, poder real detrás del FCN– Morales derrotó a su más cercana competidora, Sandra Torres, quien logró poco más del 30% de los sufragios.
  4. Ucrania. En medio del conflicto que vive con Rusia, Ucrania acudió a las urnas para elegir a miembros de ayuntamientos y alcaldes, con excepción de algunas zonas de las regiones orientales de Donetsk y Lugansk, que son controladas por separatistas prorrusos. Las primeras encuestas dan como gran vencedor al presidente Petro Poroshenko y al grupo oligarca que representa. Según datos del Comité de Electores de Ucrania, el grupo oficialista Solidaridad conseguiría 28.3% de la votación total y Vitali Klitschko, candidato a alcalde de la capital ucraniana, se llevaría la victoria en esta primera vuelta con 40.4% de los votos. Habrá una segunda vuelta donde Vitali tendrá que ratificar su triunfo.
  5. Argentina. Después de 12 años bajo el yugo de la ocurrente Cristina Fernández de Kirchner, los argentinos votaron este domingo un nuevo presidente sin lograr definirlo. Y es que la distancia entre el candidato del partido oficial –Daniel Scioli– y el de la oposición –Mauricio Macri– fue tan reducida, que se realizará una segunda vuelta o balotaje. Sin embargo, aunque el grupo en el poder aún no pierde la presidencia, sí perdió uno de sus bastiones históricos: la provincia de Buenos Aires, que mantuvo en el poder al peronismo de los Kirchner durante 28 años y que ahora será gobernada por María Eugenia Vidal, aliada de Mauricio Macri.
  6. Colombia. En Colombia, se llevaron a cabo elecciones regionales en las que se eligieron gobernadores para 32 departamentos, alcaldes de mil 099 municipios, entre otros cargos. La jornada electoral dejó como gran derrotada a la izquierda, que perdió la alcaldía de la capital –Bogotá– luego de 12 años de gobierno. Ahí, el candidato de centro derecha Enrique Peñalosa obtuvo más de 903 mil votos, seguido por Rafael Pardo, que consiguió casi 780 mil. En Medellín –segunda ciudad en importancia–, el triunfo se lo llevó el candidato independiente Federico Gutiérrez, a pesar de que el partido del expresidente Álvaro Uribe ya cantaba victoria.
  7. Haití. Este domingo, los haitianos votaron un nuevo presidente y renovaron su parlamento en medio de un caótico panorama electoral. Y es que, con más de 50 candidatos a la presidencia, no había encuesta que pudiera adelantar los posibles resultados de la elección. Las cifras oficiales de estos comicios se darán a conocer a fines de noviembre, pero se espera que haya una segunda vuelta a fines de año.
  8. Costa de Marfil. Esta nación del oeste de África acudió a las urnas por primera vez luego de la jornada violenta de 2010 en la que murieron cerca de 3 mil personas. Los reportes sugieren que  las votaciones favorecerían al actual presidente, Alassane Ouattara, quien busca su reelección.
  9. República del Congo. Otro país africano que emitió su voto fue la República del Congo. Pero lo que ahí estaba en juego no era la presidencia, sino la posibilidad de que el presidente en funciones, Denis Sassou-Nguesso, a sus 71 años, pueda competir por un tercer periodo consecutivo. Sassou-Nguesso fue presidente de la República del Congo entre 1979 y 1992; en 1997 regresó al poder, y ahí se ha mantenido hasta la fecha. Aún no se saben los resultados; no obstante, la oposición ha exigido la anulación del referendum a causa de la baja participación.
  10. Tanzania. En una elección llena de irregularidades, el Partido de la Revolución (CMM) se enfrentó a una oposición unida que amenazaba la hegemonía que aquél ha mantenido desde 1977. Se pronosticaba una elección cerrada, pero los primeros resultados dan al candidato oficial, John Magufuli, una ventaja de dos a uno sobre la opción opositora de  Edward Lowassa.

Anda Jimmy, cuenta un chiste

Por: 

El candidato nunca ha renegado de su condición de cómico; es más, ha utilizado el humor para diferenciarse en su campaña

El cómico Jimmy Morales, elegido presidente de Guatemala

Las elecciones en Guatemala meten en el congelador la ola de indignación

 

Nito y Neto. Juan y Pedro. O dicho de otro modo, Jimmy Morales y su hermano mayor Sammy. Ambos han formado durante años un dúo artístico y empresarial cuya clave de arco ha sido el humor. Facilón y grueso, dosificado en producciones de bajo coste dirigidas a una audiencia popular. Nunca han arrasado. Tampoco les han hecho amasar una gran fortuna. Pero el futuro presidente de Guatemala su faceta de cómico le ha servido para darle ese aire de persona conocida que tan bien ha utilizado en su carrera política. Su rostro, sin figurar en el Olimpo televisivo, no le resulta ajeno a nadie. La serie Moralejas, compuesta por pequeños sketchs de mensaje, ha llegado a estar 15 años en el aire. El propio Morales cuenta con orgullo que, cuando anda por las calles, muchas veces se le acercan a preguntarle por sus personajes.

Pero más que la fama, discreta y casi familiar, lo que ha encontrado este candidato en el humor es un filón político. Aunque sus discursos se distinguen por su tono serio y paternalista, en cuanto puede cuenta un chiste para ilustrar sus ideas. Por ejemplo, si lo que quiere explicar es cómo lo políticos cortejan y luego engañan a Guatemala, lanza la siguiente historia.

—”Te quiero tanto que por ti cruzaría el Atlántico nadando, atravesaría el desierto sin agua y me enfrentaría al Ejército con un cortaúñas”, le dice un muchacho a su novia.

—”¿Y vendrás a verme esta noche?”, pregunta la enamorada.

—”Bueno, si no llueve, voy”, le contesta su pretendiente.

Sencillo y claro. Quizá no muy divertido, pero eficaz. Estas píldoras no sólo gustan a su audiencia, sino que redundan en su principal objetivo. Diferenciarse de sus competidores. De los políticos adscritos al viejo sistema. Esos de los que Morales abomina y cuyo rechazo le ha dado la victoria esta noche.

Estos son los momentos más memorables de Morales.

Jimmy Morales como Draculillo. El cómico cuenta chistes sobre la Iglesia disfrazado de vampiro.

https://youtu.be/6rLzCZhge40

 

Black Pitaya. Con un broceado exagerado y un trasero postizo, el personaje se presenta: “Yo soy Black Pitaya, el neglito más lindo de todos”.

https://youtu.be/Ly4n8UZiMYU

 

Sammy y Jimmy. “Dios te bendiga mijaaaaaa”

https://youtu.be/3OV-zBUWsgw

 

Jimmy se convierte en El Cabo Morales. El sargento les pregunta a los soldados cómo se enfrentarían a 20 enemigos que atacan por la retaguardia. Y esto es lo que responden.

https://youtu.be/kZwxtEpvdvM

 

Jimmy Morales como candidato presidencial. “¿Por qué estoy en política?”

https://youtu.be/pq8SxvlvzLk

Tomado de El País 

#MásPoesía Carlos Montemayor

 

Memoria

 

Estoy aquí, en la casa, a solas.

Aquí están los muebles, el aire, los ruidos.

Tengo un sentimiento tan transparente

como el vidrio de una ventana.

Es como la ventana en que miraba la nieve al amanecer

hace muchos años, cuando era niño,

y pegaba la cara contra el cristal

y comprendía toda la vida.

Es un deseo en calma, como la tarde.

Es estar como están todas las cosas.

Tener mi sitio como todo lo que está en la casa.

Perdurar el tiempo que sea, como las cosas.

No ser más ni mejor que ellas.

Sólo ser, en medio de mi vida,

parte del silencio de todas las cosas.

 

Tomado de la antología de Juan Domingo Argüelles: Poesía mexicana. De la época prehispánica a nuestros días.

Urge una nueva Suprema Corte de Justicia

Ante el relevo necesario de dos ministros de la Suprema Corte de Justicia, creo que se debe pensar en la urgencia de crear una nueva Corte, acorde con las necesidades y acorde con los tiempos que vivimos. Sobran razones, desde aquellas que aconsejan cambiar de formato mediante el cual son nombrados; cambiar de formato mediante el cual se discuten y se aprueban los asuntos de que conoce; hasta razones más personalizadas, como la impreparación, la ignorancia, o el mismo afán protagónico, razones que se manifiestan, por ejemplo, en la frecuente alteración de los enunciados constitucionales, para lo cual carece de facultades; en el más frecuente uso de facultades legislativas, que tampoco tiene; la renuncia permanente a realizar la indispensable labor de armonización de los enunciados constitucionales, entre los cuales existen contradicciones; así como la indispensable labor de armonizar los enunciados ahora vigentes con los enunciados históricos.

En efecto, el procedimiento para su nombramiento viola el principio de no discriminación del nuevo artículo primero constitucional, por estar basado en una preferencia de la Presidencia, que forma la terna y en otra preferencia del Senado, que la aprueba; y ambas preferencias violan la dignidad y el derecho de miles de abogados que desean participar en igualdad de condiciones para ocupar esos cargos. De no respetar esta prohibición, los nombramientos serán nulos de pleno Derecho, así digan lo contrario los tres poderes, mostrando el autoritarismo y la impunidad en que se mueven y por la que son condenados en las sentencias de la Corte Interamericana. (Ver el caso Rosendo Radilla).

Con independencia de lo anterior, es urgente cambiar de formato mediante el cual se discuten y se aprueban los asuntos de que conoce.

Aquí se puede apreciar, por un lado, un alto afán protagónico por demostrar a las partes de los asuntos de que conoce, así como a toda la comunidad de juristas y a la sociedad entera que son los jueces más sabios y más prudentes; y que son los mejores juristas de México y, como también invocan razones de Derecho Comparado, los mejores juristas de la tierra.

Hace ya varios siglos que desaparecieron los todólogos, los grandes genios que hablaban de todas las manifestaciones del conocimiento humano; y hablaban bien, debido a las limitaciones que existían en esas mismas manifestaciones del conocimiento en la etapa histórica correspondiente.

Ahora las cosas han cambiado. Y han cambiado muchísimo. Ningún maestro, ningún investigador, que se precie, puede pasar como especialista en todas las materias de la Carrera de Derecho, entre otras cosas, porque para eso existen los concursos de oposición precisamente entre los propios grupos de especialistas. Ningún abogado puede vanagloriarse de ser abogado de todo. Ningún jurista, que lo sea de verdad, aceptaría hablar de lo que no sabe.

En cambio en la Corte, todos y cada ministro habla de todo. Y que yo sepa, salvo uno o dos ministros, los demás ni han sido, propiamente hablando, maestros, ni han sido, propiamente hablando investigadores, ni han sido, propiamente hablando buenos abogados y, muchísimo menos, han sido juristas. Si lo hubieren sido, sin duda, guardarían simplemente respeto a las cosas que ignoran.

Y es natural que se muestren semianalfabetas jurídicos, simplemente porque se pronuncian sobre todas las materias del campo del Derecho; porque se pronuncian inclusive sobre materias que, aunque sean reguladas por las leyes, pertenecen a otras ciencias muy ajenas al Derecho, como la biología, por ejemplo; como metafísica, ciencias que determinan los predicables más importantes del ente humano, animal político, según la filosofía griega.

Que yo sepa, sólo el exministro Aguirre Anguiano repetía que él no era adivino; que él no era ángel ni tenía ciencia infusa como para pronunciarse, sin errores, de todas las cosas.

Se equivocan y muchísimas más veces de las que están dispuestos a admitir. Pero es admirable ver cómo tapan sus errores, como los gatos, echando tierra encima; o peor aún, imponiendo, por vía de un altísimo autoritarismo, sus “verdades”, que nadie debe discutir; o por decirlo con la última tesis, con una jurisprudencia que tiene tal naturaleza que ningún juez ni tribunal puede dejar de aplicar, así resulte contraria al principio de supremacía del bloque de constitucionalidad, creado por la propia Corte como parámetro de control de constitucionalidad, alterando el artículo 133.

Y es natural que se muestren semianalfabetas jurídicos, porque, por otro lado, el formato que usan para discutir y para aprobar las sentencias que firman es el peor de todos; y, desde luego, es simplemente antijurídico y, por la gravedad de los asuntos que tratan, extremadamente inmoral. Es un formato, que es ideal para compartir los propios errores.

¿Cuál es este formato de trabajo?

Por regla general, comúnmente aceptada y ordenada por la ley, desde la época de los tribunales romanos; de los tribunales medievales; o de las audiencias coloniales, un tribunal se compone cuando menos de tres individuos, de donde proviene su denominación.

Pues bien, como es un tribunal, discuten y resuelven cada asunto, cuando prevalece la oralidad, compareciendo dichos tres jueces en el lugar de las audiencias; y, después de instalarse, con la ayuda, o sin ayuda de un pregonero, llaman a comparecer a las partes del litigio en turno. Cada juez, a instancia del que preside la audiencia interviene una o varias veces, de manera que, al final, los tres jueces intercambian opiniones y emiten su fallo.

Ahora bien, cuando hay oralidad, pero cambia un poco el formato de la discusión y de la aprobación, antes que nada, se hace circular entre cada juez el expediente en turno. Cada juez lo lee con cuidado, lo estudia con mayor cuidado y, desde luego, formula los términos de lo que para él debiera ser una buena sentencia, que será aquella que debidamente vaya fundada y motivada. Llegado el día, los jueces se citan para sesionar públicamente, y es en dicha sesión cuando se producen las intervenciones de unos y otros jueces; se discuten las cosas, o los detalles del expediente; así como los fundamentos y las motivaciones que merezcan incorporarse al texto final de la sentencia, misma que aparece firmada por todos, precisando el sentido de sus respectivos votos.

Los brevemente descritos, son los formatos de costumbre, son los formatos legales. Y, al parecer, la Corte los sigue, más o menos, en las sesiones del pleno. Este formato permite la confrontación de opiniones; el señalamiento de los errores, pero también de los aciertos.

Sin embargo, este formato ya no lo sigue ninguna de las dos Salas. Esto es, sesionan, cuando no hay plenos, dos veces por semana; y se despachan en cada sesión 50 asuntos. Cien a la semana. Y es propio del formato que sí usan, no repartir previamente entre los cinco ministros, los cincuenta expedientes, que serán objeto de discusión y, en su caso, de resolución en cada sesión, sino que solamente se entregan a cada ministro 10 expedientes, sumando los 50 de rigor, de manera que cada ministro se hace cargo de preparar sus diez ponencias, de las cuales se informa brevísimamente por boca de un secretario de estudio y cuenta sobre el planteamiento de la litis de cada expediente, así como se informa de los términos en que deberá ir la resolución propuesta, misma que firman los cinco ministros.

No es broma. Concedamos que durante las veces que asistió su servidor, invitado por el gran amigo Gudiño, ya fallecido; en lugar de repartir 10 ponencias a cada ministro, 50 en total para discutir en cada sesión, se hayan repartido y ahora mismo se estén repartiendo los 50 expedientes a cada ministro, para cada sesión; y los 100 expedientes para las dos sesiones de la semana. ¿Pueden asegurarnos que cada ministro vio siquiera los forros de esos 100 expedientes? Por favor ya basta de engaños, ya basta de simulaciones, como lo expuso don Juventino V Castro en la resolución sobre Aguas Blancas: cito de memoria, pero sin el temor de ser desmentido: “vivimos, dijo, bajo la cultura del engaño y la simulación; de manera que para mantener una mentira, se debe seguir mintiendo”.

Finalmente, para apreciar las bondades intrínsecas que tendría una Corte con las Salas que fueren necesarias, ahí está de ejemplo la organización y el funcionamiento del Tribunal Supremo del Distrito Federal.

¿Cambiaron Colima por un lugar en la Corte?

Sin duda que la hipótesis parece descabellada.

Sin embargo, también es cierto que en política todo es posible y todo es negociable. En realidad, la hipótesis no es nueva y tampoco impensable.

Plantea que a cambio de que el PAN apoye la llegada de una o un priísta como Ministro de la Suprema Corte –surgido de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial–, el PRI habría decidido entregar el gobierno de Colima al PAN.

Es decir, que para el PRI sería más valioso –políticamente hablando–, llevar a uno de sus leales a la Suprema Corte, que mantener bajo sus siglas un pequeño estado como Colima; conflictivo, tocado por el narco y poco rentable electoralmente.

Está claro que el PRI y el PAN negarán toda posibilidad de acuerdo o negociación política que incluya un posible trueque entre Colima y la Corte. Y lo negarán porque los ojos de muchos interesados están puestos en la renovación de dos lugares para la Corte. Más aún, antes de que el Tribunal Electoral decidiera anular las elecciones de Colima, Manlio Fabio Beltrones y Ricardo Anaya rechazaron de manera tajante una posible negociación de ese proceso electoral.

Lo cierto, sin embargo, es que no pasará mucho tiempo para saber si la hipótesis se queda en eso –en teoría–, o si avanza a la calidad de tesis probada.

Y es que sólo que es cuestión de días para que Enrique Peña Nieto mande al Senado las ternas para renovar dos lugares de ministros de la Suprema Corte. Los enterados dicen que en las ternas de mujeres –se especula que podrían ser dos ternas de mujeres y dos de varones para cada lugar disponible–, podría aparecer la magistrada del Tribunal Electoral Federal, María del Carmen Alanís. Y en la de varones, alguno de los magistrados.

Pero además, sólo a partir de un acuerdo político se entiende la torpeza descomunal de un servidor público como el aún secretario de Desarrollo Social del gobierno de Colima, Rigoberto Salazar Velasco, quien de manera repentina aceptó ante el Congreso local que por instrucciones del gobierno estatal metió las manos al proceso electoral, para favorecer al candidato del PRI, Ignacio Peralta.

Como saben, esa declaración cambió de manera radical la decisión del Tribunal Federal Electoral y llevó a cuatro de los magistrados –contra dos–, a votar por la anulación de la elección de Colima.

Pero hay más. Es un hecho que en la nueva elección de Colima el PAN tendrá una ventaja notable y –al mismo tiempo–, el PRI llegará prácticamente derrotado. ¿Por qué? Porque el PAN tiene mayoría en el Congreso local y colocará a un gobernador interino no priísta. Además, el PAN tiene en su poder la mayoría de las alcaldías de Colima.

Y por si fuera poco, el congreso local de mayoría panista podría iniciar juicio político contra el aún gobernador, Mario Anguiano Moreno, quien en semanas recientes ordenó al Congreso local –de mayoría priísta–, aprobar un crédito por casi 2 mil millones de pesos. La policía debió rodear la sede del Congreso para impedir que los opositores votaran contra el endeudamiento de última hora. En seis años la deuda de Colima pasó de 300 millones a 7 mil millones.

Pero tampoco ahí termina la historia. Nadie sabe cómo resolverá el PRI el obstáculo que significa para su candidato Ignacio Peralta, la última fracción del artículo 41 constitucional, que dice a la letra: “En caso de nulidad de la elección, se convocará a una elección extraordinaria, en la que no podrá participar la persona sancionada”.

Todo indica que el gobernador de Colima será Jorge Luis Preciado, del PAN.

Al tiempo.

Tomado de El Universal

Mario Vargas Llosa: “No tengo talento natural. Me cuesta escribir”

A continuación reproducimos la entrevista que hizo Juan Cruz –del periódico El País–, al Nobel Mario Vargas Llosa.


Este es Mario Vargas Llosa de cuerpo entero, el escritor de ficciones y el hombre. En marzo cumple 80 años; su vida personal ha conocido una transformación radical, que incluye una nueva relación sentimental que ha dado más que hablar de lo que él hubiera imaginado nunca, y ahora anuncia su editorial, Alfaguara, que cuando el Nobel de Literatura peruano cumpla aquella edad saldrá a la calle en todo el mundo de habla española su último libro, la novela Cinco esquinas. En esa obra, como en Conversación en La Catedral o en La ciudad y los perros, Vargas Llosa regresa a su tierra, Perú, el fundamento de su narrativa y el gran pesar y el gran gozo de su corazón y de su memoria. Esta entrevista versa sobre los temas capitales de su escritura, para qué le ha servido y le sirve escribir, y sobre aspectos actuales de su vida personal. Se la concedió a EL PAÍS, el periódico en el que colabora desde hace años, el pasado domingo a mediodía en el apartamento en el que vive en Nueva York, donde da clases en la Universidad de Princeton. Antes y después de la conversación, que aquí se transcribe tal como fue y enteramente, el personaje y la persona se juntan en un ejercicio extraordinario de memoria, de pequeños detalles, de historias que describe, oralmente, con la precisión que luego se conoce por la extrema eficacia narrativa, descriptiva, que hay en su obra completa. Por eso la primera pregunta va sobre su memoria.

PREGUNTA. ¿De dónde le viene esa capacidad para recordar tantas cosas?

Respuesta. No creas, recuerdo las cosas que tienen que ver con mi trabajo, las muy personales o familiares, y olvido muchísimas más de las que recuerdo, a todos nos pasa. Sí, me he dado cuenta de que recuerdo bastantes imágenes, episodios que se convierten luego en materia prima para mi trabajo.

P. ¿Cómo funciona eso?

R. De una manera totalmente inconsciente. Como todo el mundo, vivo toda clase de experiencias, pero hay algunas que la imaginación rescata, preserva, y de pronto de esas imágenes empieza a surgir una especie de fantaseo, pero sin yo darme cuenta. Hasta que de pronto me doy cuenta de que he estado trabajando inconscientemente en alguna pequeña historia, muy embrión de historia, a partir de algún hecho vivido, oído o leído. Siempre me ha parecido muy misterioso ese comienzo de todas las cosas que he escrito, por qué ciertos hechos tienen esa facultad de encender la imaginación, poner en movimiento la fantasía. Seguramente es porque esas experiencias tocan algún centro vital muy importante, pero que está hundido en el subconsciente. Nunca he sabido exactamente por qué ciertas experiencias tienen esa facultad y por qué tantísimas otras no.

P. ¿Qué centro vital cree que es ese?

R. No sé, probablemente si lo supiera el mecanismo no funcionaría con esa naturalidad. Tiene que ver con algunos hechos clave que constituyen la personalidad, la fuente de lo que es la psicología de un personaje. Lo que sé es que siempre ha ocurrido así, siempre es algo vivido el punto de partida de la fantasía, de la imaginación que está detrás de las novelas, de las historias. De las obras de teatro también. Creo que no de los ensayos; los ensayos son mucho más racionados, eliges los temas sobre los que quieres escribir, pero en el caso de la ficción no eliges, los hechos eligen a la persona y le empujan en determinada dirección. Aunque a partir de entonces empieces a trabajar con una gran libertad, creo que el punto de partida no es libre, es algo que la realidad impone a través de la experiencia vivida.

P. En su caso, la realidad tiene que ver muchas veces con su propia juventud o infancia, pero también con la realidad peruana.

R. Sí, sí, los años de formación de la personalidad son los años de la juventud, esos yo los viví en Perú y son los que más me han marcado. Mis primeros 10 años los pasé en Bolivia, una época que yo recuerdo como totalmente feliz, y jamás se me ocurriría contar una historia inspirada en unos hechos de esos años, tal vez porque fui feliz, porque viví sin ningún tipo de traumas. Creo que las experiencias traumáticas son mucho más fecundas para un escritor, por lo menos para un escritor moderno, que las experiencias felices. Las experiencias que para mí son más fecundas desde el punto de vista literario tienen que ver con conflictos, traumas, con momentos difíciles, con algún tipo de frustración o desgarramiento; o también de gran exaltación. No son hechos convencionales, esos hechos que no dejan mayor huella en la memoria; son hechos más bien conflictivos y muchas veces traumáticos.

P. ¿Ese es el caso de Cinco esquinas?

R. El caso de Cinco esquinas es muy interesante; a diferencia de otras historias, no tengo muy claro cómo se fue insinuando en mí la idea de esa novela. Comenzó con una imagen más bien erótica de dos señoras amigas que de pronto una noche, de una manera impensada para ambas, viven una situación erótica. Como era una imagen que me perseguía, empecé a escribirla, y ese fue el punto de partida. Luego se fue convirtiendo en una historia policial, casi en un thriller, y el thriller se fue transformando en una especie de mural de la sociedad peruana en los últimos meses o semanas de la dictadura de Fujimori y Montesinos, en un momento en que el sistema que habían construido comenzaba a descalabrarse por todas partes. Y en medio de una gran violencia, una violencia múltiple por el terrorismo; también por la violencia de la represión policial y militar y el gran desconcierto, desánimo psicológico y político colectivo e individual que vivía Perú. Y eso es lo que ha resultado. Cinco Esquinas fue un barrio importante de Lima; en él estaban las principales embajadas, la de Francia, Gran Bretaña y EE UU; un barrio que en la colonia había tenido una gran vitalidad, quizá las principales iglesias coloniales de Lima están en Cinco Esquinas. Luego decayó brutalmente, aunque a comienzos del siglo XX tuvo una especie de apogeo de otra índole porque se convirtió en el barrio del criollismo, de la música peruana, de los grandes guitarristas… Después continuó su decadencia hasta convertirse en un barrio muy peligroso, con mucho comercio de narcotraficantes y mucha delincuencia pública. Tanto que la última vez que estuve en Lima fui dos o tres veces a caminar por el barrio y a plena luz del día me advirtieron que no debía ir por allí porque era muy peligroso, porque podía ser asaltado, y que ahí solo estaban seguros los del barrio. Me pareció que en todo eso había como un símbolo de la sociedad y de la problemática peruana y me gustó la idea de que la historia se llamase Cinco esquinas como un barrio que de alguna manera es emblemático de Lima, de Perú y también de la época en la que está situada la historia.

P. Perú nunca se disuelve en usted.

R. No, no, las experiencias básicas, que son las de la formación de la personalidad, las viví en Perú. Conocí Perú cuando ya tenía 10 años; antes había vivido en Bolivia y siempre con la idea de que Perú era mi país, mi patria. Y regresé a un país en el que en Piura me consideraban un extranjero porque hablaba como un chico boliviano y los compañeros de colegio se burlaban de mí, decían que hablaba como los serranitos.

P. Quienes han leído Cinco esquinas dicen que tiene una fuerte carga erótica y también…

R. ¡Pues sí, sí! Una de las caras de la historia es una relación erótica muy fuerte que seguramente es como un refugio. Cuando no puedes escapar de la realidad por otros medios, el erotismo es una manera de escapar de la realidad, de no vivir la realidad que rechazas. Pero si hay un tema en Cinco esquinas que permea, que impregna toda la historia, es el periodismo, el periodismo amarillo. Fue un caso muy interesante porque la dictadura de Fujimori, sobre todo con Montesinos, el hombre fuerte de la dictadura, utilizó el periodismo amarillo, el periodismo de escándalo, como un arma política para desprestigiar y aniquilar moralmente a todos sus adversarios. Él contrataba periodistas, pagaba órganos de prensa para que aniquilaran moralmente a los adversarios y críticos. Esto ensució terriblemente el periodismo, le dio al periodismo una dimensión canalla, vil. En ninguna de las experiencias dictatoriales que ha vivido Perú el periodismo se había convertido en un instrumento tan eficaz para acallar y liquidar a la oposición sin hacer política aparentemente, simplemente descubriendo que los opositores eran escandalosos, ladrones, pervertidos… En fin, toda una serie de calumnias viles impregnaba a quien se atrevía a enfrentar y criticar al régimen. Ese es uno de los temas centrales de la historia. Al mismo tiempo también está la otra cara, cómo el periodismo, que puede ser algo vil y sucio, puede convertirse de pronto en un instrumento de liberación, de defensa moral y cívica de una sociedad. Esas dos caras del periodismo, que no solo aparecen en Perú, sino en todos los países y sociedades del mundo, son uno de los temas centrales de Cinco esquinas.

P. Usted sufre ahora el embate del periodismo canalla.

R. De la chismografía periodística, sí, sí.

P. ¿Cómo se siente al respecto?

R. Sabía que con esta nueva relación habría cierta repercusión de tipo periodístico, pero nunca en la vida imaginé que tendría esa repercusión continental, que hubiera semejante especulación periodística en torno. Tanto para Isabel [Preysler] como para mí ha sido muy, muy pesada en estos últimos meses. Bueno, es una realidad de nuestro tiempo, me ha permitido conocer un poco mejor un oficio que es el mío también. El periodismo ha sido central en mi vida, ha sido compañero de mi vocación literaria desde que era prácticamente un niño, porque empecé a hacer periodismo cuando estaba todavía en el colegio y nunca he dejado de hacerlo hasta hoy. Claro, yo he conocido sobre todo la mejor cara del periodismo. Ahora me ha tocado vivir la peor y comprobar que el periodismo como espectáculo no solo está presente en el periodismo especializado en el escándalo, en la chismografía, sino que el periodismo más serio se contamina también por esa necesidad contemporánea de que el periodismo sea entretenido, divertido; que la misión primera ya no sea informar, sino entretener a los lectores, oyentes o espectadores. Creo que es una realidad de nuestro tiempo. Y sin darme cuenta esto ha ido impregnando mucho la historia que escribí, nunca había pensado que fuera una historia sobre el periodismo ni sobre esta deriva del periodismo moderno.

P. El libro ha sido impregnado por la realidad que a usted mismo le ha ido sucediendo.

R. Por la realidad vivida, sí, sí. No solamente en los aspectos negativos, también en aspectos positivos de la experiencia que he vivido, aspectos sumamente exaltantes, rejuvenecedores, desde luego.

P. ¿Le ha herido todo esto?

R. ¡No, herido no! Me ha sorprendido mucho y me he visto muy desconcertado con esa trasgresión de la privacidad. Me mandaron los recortes de una revista en la que me habían fotografiado cortándome el pelo en una peluquería, saliendo de este edificio al ir a caminar por las mañanas. ¡Jamás descubrí que había un fotógrafo! Salgo a las seis de la mañana, y a esas horas ya había un fotógrafo que luego se metió en la peluquería donde me estaba cortando el pelo. Es sorprendente esa rama de periodismo que prácticamente nada tiene que ver con el periodismo de información, de comentario, el periodismo que tiene la vocación de defender o criticar ciertas cosas. No, no. Se trata de entrar a la privacidad por esa curiosidad malsana que la privacidad de las personas despierta en muchísima gente, y quizá en toda la gente, desde la más culta hasta la más inculta.

P. Una privacidad de toda su familia.

R. Han seguido absolutamente a toda la familia, todo el mundo ha tenido que pagar un poco cosas que hacía yo. Lo siento muchísimo, pero no había manera de evitarlo, y creo que en la vida presente no hay manera de evitarlo. Una de las características de la vida presente es que la privacidad ha desaparecido, ya no existe, hay una tecnología capaz de transgredir la privacidad a todos los niveles. Esto tiene efectos económicos, políticos, culturales, pero una de las consecuencias es que lo que entendíamos por privacidad, pura y simplemente, ya no existe.

P. En cierto modo le ha venido al encuentro lo mismo que usted anunciaba en su libro La civilización del espectáculo.

R. ¡Bueno, pues me tocó vivirla! Es un libro que escribí porque realmente creo que es un problema de nuestro tiempo, y de pronto ciertas circunstancias de mi vida privada han hecho que viviera desde dentro, desde el corazón mismo, La civilización del espectáculo.

P. ¿Le sirven los libros, la escritura, para ponerle serenidad a momentos así?

R. Sí, mucho. Escribir es un refugio extraordinario para encontrar la paz, la calma en momentos de gran desasosiego, de incertidumbre. Sí, escribir, encerrarme en el mundo que estoy tratando de inventar me arranca de la problemática personal y me hace vivir la fantasía. Mientras estoy escribiendo me siento invulnerable; cuando dejo escribir, las cosas cambian [risas]. Lo que no quisiera es darte una idea falsa y decirte que esta época para mí ha sido desastrosa. Por una parte ha sido muy complicada y muy difícil por muchísimas razones, pero por otra ha sido una época maravillosa de mi vida y quisiera que quedara muy claro. Nunca he tenido la exaltación, el entusiasmo, las ilusiones que tengo hoy día a una edad en la que generalmente ya no hay tantos entusiasmos [risas].

P. Decía que a esta edad querría estar con un gran danés e invernar.

R. ¡Quién iba a decir que iba a estar viviendo una gran pasión y organizando mi vida como si fuera a vivir eternamente!

P. A lo mejor vive eternamente escribiendo.

R. [Risas]. ¡Ojalá!

P. ¿Cómo le ha dejado la escritura de Cinco esquinas?

R. Como todos los libros que he escrito, salvo quizá La casa verde, donde creo que hay un engolosinamiento exagerado con la prosa, con el medio, con el instrumento. En todos mis libros la prosa ha tratado de ser funcional, estar al servicio de una historia y no la historia al servicio de una demostración de tipo retórico. No. Salvo en La casa verde, quizá ahí sí se pueda decir que la historia sirve tanto a la forma como la forma a la historia. En Cinco esquinas, como en las novelas anteriores, la prosa trata de ser invisible, de desaparecer detrás de la historia que cuenta para que sea la historia la que parezca vivir por sí misma. El método flaubertiano, que ha sido siempre el mío. Pero tenía un problema que resolver: la diversidad que tiene la sociedad peruana; los peruanos de una clase social encumbrada, los de clase media y los de un medio popular no hablan exactamente de la misma manera, hay muchas diferencias y modismos. Hay una naturaleza del lenguaje que expresa clarísimamente esa situación social, económica o cultural, es algo que he tenido muy presente y al mismo tiempo he evitado mucho ser folclórico, que la manera de hablar fuera al final más importante que el propio personaje, que se luciera ya desprendida del propio personaje. No, es algo con lo que siempre estuve en contra y creo que mi generación ha sido una generación de escritores que reaccionó muchísimo contra eso, la explotación del color local, contra esa especie de estriptís lingüístico que hacía toda la literatura criollista, localista. Ha sido un trabajo del lenguaje para que fuera lo más invisible posible, pero que al mismo tiempo sirviera mucho para mostrar las diferencias sociales, económicas y culturales de una sociedad tan compleja y diversa como la peruana.

P. La gente puede tener la tentación de pensar que esa excursión erótica que constituye también la novela es una novedad. Evidentemente, no lo es, porque están Los cuadernos de don Rigoberto, Elogio de la madrastra, Las aventuras de la niña mala…

R. Carmen Balcells, pobre, una amiga tan querida, fue una de las primeras en leer Cinco esquinas en manuscrito y me preguntó: “¿Las escenas eróticas las has escrito recientemente o las has escrito antes de…?” [risas]. Le dije que esa era una pregunta insolente que no le iba a responder. [Risas].

P. Ni ahora tampoco.

R. [Risas]. No, tampoco.

P. Pero es cierto que siempre tuvo el erotismo como una línea. La niña mala, por ejemplo.

R. Cuando estaba en segundo o tercer año de universidad trabajé como ayudante de bibliotecario en el Club Nacional, el club de la oligarquía peruana en esa época, y allí descubrí el erotismo literario en su rama francesa. Lo leí porque había una colección maravillosa de literatura erótica francesa. En algún momento, un bibliotecario había adquirido entre otras cosas toda la colección de los maestros del amor, que dirigió Apollinaire, prologada por él, con muchos libros anotados por él. En esa época, igual que los grandes maestros del erotismo del siglo XVIII, yo llegué a creer que el erotismo era la fuerza revolucionaria principal de una cultura, de una época, y que a través del erotismo se podía transformar una sociedad tan profundamente como con una revolución política. Era una gran ingenuidad, pero siempre he creído que el erotismo de alguna manera expresa profundamente las limitaciones, las libertades, las represiones que vive una sociedad. Sí, el erotismo ha estado muy presente dentro de lo que es una literatura que ha tenido mucha fascinación siempre por lo que es la lucha contra las represiones, los prejuicios, contra esa deformación del ser humano por razones religiosas o ideológicas. Sí creo que la libertad se expresa también en la cama, que la cama es donde se manifiesta el grado de libertad que existe, igual que el grado de represión, de limitación de los instintos, de los deseos que expresa toda una sociedad.

P. Va a cumplir 80 años.

R. No me lo recuerdes, por favor. ¡Si eres mi amigo, no sé por qué me lo recuerdas! [risas].

P. Sí es interesante constatar que no ha dejado de trabajar nunca.

R. ¡Ni voy a parar, ni voy a parar!

P. ¿Recuerda que haya habido algún momento de bajón en su vida, una interrupción?

R. Sí, ha habido momentos de gran depresión que he superado rápidamente y en gran parte gracias a mi vocación. Mi vocación es la gran defensa que yo he tenido contra la desmoralización, la depresión. Hace poco he visto en Nueva York la magnífica exposición sobre Hemingway. Es impresionante comprobar cómo por un lado existe la cara pública de este personaje, un aventurero, boxeaba, cazaba, pescaba, corría toda clase de riesgos, daba la impresión de ser un hombre que vivía la vida en toda su riqueza. Y en realidad te das cuenta de que era una fachada, que detrás de eso había un hombre desgarrado, con depresiones, desmoralizaciones, que buscaba en el alcohol una especie de salvación que no conseguía, que la lucha contra la impotencia, contra la falta de memoria, fue un drama de los últimos 10 años de su vida y que, al final, acaba matándose derrotado por esos demonios de los que nunca pudo liberarse. En un momento dado, la literatura ya no le sirve, ya no lo defiende, ya no lo redime. Yo espero que en mi caso nunca llegue ese momento. Al mismo tiempo uno tiene que aceptar la muerte, no tiene sentido rebelarse contra lo irremediable, pero es muy importante llegar vivo hasta el final, no morirse en vida, es el espectáculo más triste que puede dar un ser humano, perder las ilusiones, convertirse en un ser pasivo. Hay muchísimos casos y no solo de escritores, pero es el espectáculo que siempre me ha parecido más lamentable. A mí me gustaría llegar vivo hasta el final. Recuerdo la madrugada en la que me dijeron que me habían dado el Premio Nobel de Literatura porque inmediatamente pensé: “No voy a dejar que este premio me convierta en una estatua, en una especie de figura de cartón piedra, voy a seguir vivo hasta el final actuando y escribiendo con la misma libertad con la que escribía antes de recibirlo”. Existe la idea de que el Premio Nobel te convierte en una estatua y de que te mueres en vida, ¡pues no!, no ha ocurrido y espero que no ocurra. Y espero que la muerte llegue como una especie de accidente…

P. Como decía Alberti, mientras está conversando.

R. Eso es. Me parece la forma ideal de morir, con una vida que hasta el final haya sido una vida intensa, espléndida.

P. En 1990 tuvo un incidente público importante, perdió las elecciones en Perú. Entonces hizo unas declaraciones en la revista Paris Review que siempre me llamaron la atención: “Me niego a admitir la posibilidad de que ya he dejado atrás mis mejores años y no lo admitiré ni aunque me viera enfrentado a las evidencias”. El periodista luego le pregunta por qué escribe y usted contesta: “Escribo porque soy desdichado. Escribo porque es una manera de combatir la desdicha”.

R. Es una gran injusticia decir que soy desdichado, la vida ha sido muy generosa conmigo, me ha dado cosas maravillosas como, por ejemplo, poder dedicarme a escribir, poder dedicar mi vida a lo que me gusta, lo mejor que le puede pasar a una persona. He tenido muchísimas experiencias maravillosas. No soy desdichado, lo que ocurre es que nadie que no sea un tonto es feliz siempre, es imposible ser feliz siempre, pero creo que he vivido más momentos de felicidad que momentos de dolor y de sufrimiento, sin ninguna duda. Creo que estoy llegando a los 80 años en un estado realmente maravilloso de vida, de vitalidad, abierto al mundo, viviendo experiencias riquísimas que me rejuvenecen y que, sobre todo, me dan una gran fuerza para hacer proyectos como si no hubiera límites. Es lo mejor que le puede ocurrir a una persona.

P. A medida que ha pasado el tiempo, sus libros han ido siendo más luminosos y más aventureros, tanto los de ficción como los de no ficción.

R. Quizá puedo vivir ahora más aventuras con la imaginación, con la fantasía que en la realidad. Tengo ciertas limitaciones que impone la edad, pero la verdad es que, a pesar de ello, procuro también no quedarme inmóvil ni intelectual ni físicamente, es importante moverse, siempre me estoy moviendo y voy a seguir moviéndome mientras pueda.

P. Quería decir que en La ciudad y los perros, en La casa verde y sobre todo en Conversación en La Catedral, Mario Vargas Llosa analiza o mira la realidad con cierta melancolía, como se dice al principio de Conversación en La Catedral. Y en esos libros hay como una lucha del autor por narrar por qué no le gusta la realidad que ve. Sin embargo, luego ha estado en la Amazonía, en Congo, ha buscado a Paul Gauguin, ha buscado en la aventura de otros también la aventura propia.

R. Sí, eso es muy exacto, he buscado en la aventura de otros la aventura propia, experiencias que desde luego me hubiera gustado vivir. Muchos de los personajes históricos que aparecen en mis novelas son personajes que de alguna manera me habría gustado encarnar, no solo buenos, sino malos personajes también en lo que representa vivir un poco en los límites, más allá de los límites, rompiendo los límites. Es un tipo de personaje que siempre me ha fascinado en la literatura y desde luego en mis propios personajes hay un eco de esa actitud. Pero la gran aventura de mi vida ha sido la literatura, sin ninguna duda, no solo lo que he escrito, sino lo que he leído. La lectura, experiencia fundamental para mí, me ha hecho vivir de una manera maravillosa, y por eso veo con cierta angustia la posibilidad de que la lectura pudiera ir, no desapareciendo, pero sí empobreciéndose cada vez más, llegando a menos gente. La lectura ha sido una fuente tan rica de goce, de placer, justamente de vivir las vidas intensas de la aventura, que se cegaría una fuente fundamental de la vida si la lectura pasara a ser en el futuro una actividad de minorías, de catacumbas.

P. Aquellos libros primitivos tan densos y preocupados por la realidad, sobre todo Conversación en La Catedral, La casa verde o La ciudad y los perros, ¿cómo le dejaron como ser humano?, ¿cómo le hicieron como persona?

R. Son libros que me hicieron madurar mucho, entender mejor el mundo en el que vivía. Esa es una de las funciones que tiene la literatura; la que escribes y la que lees te sitúa mucho mejor en el mundo, no digo que te dé seguridades porque a veces te da muchas incertidumbres, pero creo que entiendo mucho mejor el mundo gracias a aquello que he leído y a aquello que he escrito que antes de que leyera o escribiera ciertas cosas. Te da una cierta perspectiva sobre la realidad, sobre la experiencia humana; también sobre la vida política y la sociedad que no necesariamente se traduce en conformismo, pero sí en una comprensión mayor, más cabal. Y quizá una menor intransigencia que la que tienes cuando eres joven frente a esa cosa compleja, diversa, que son las relaciones humanas. Espero que también se haya reflejado en lo que escribo, es desde luego una actitud mía frente a la vida, soy menos intolerante que cuando era joven, quizá porque veo que las cosas son menos terribles desde el punto de vista social y político en mi propio país, en América Latina, de lo que eran cuando yo era joven. Cuando era joven tenía la sensación de que no había salida y esa desesperación está muy presente en La ciudad y los perros; quizá en Conversación en La Catedral también hay un pesimismo muy profundo que ya no tengo ahora. Cuando salí de Perú, en 1958, sí lo tenía, quería escapar como de una especie de cárcel perpetua de la que si no salía, jamás iba a ser un escritor, jamás iba a tener la posibilidad de la felicidad. Esa actitud no la tengo ahora, ha habido y hay un progreso en Perú y en América Latina, estamos muy lejos de alcanzar lo ideal, por supuesto, pero sin ninguna duda ha habido un progreso, y creo que en el mundo también.

P. En El pez en el agua se advierte esa melancolía cuya escritura coincide con el momento en el que intentas ir a Perú y sin embargo…

R. …porque El pez en el agua es un libro testimonio de un fracaso. Hubo una oportunidad, una movilización de muchísima gente para hacer un gran esfuerzo de modernización del país, y fracasamos. Fracasamos en una campaña electoral, pero eso no quiere decir nada, a la larga Perú ha avanzado. Muchas de las ideas que defendimos quienes nos embarcamos en esa aventura del Movimiento Libertad y el Frente Democrático han prosperado, si no exactamente como nosotros lo proyectamos, sí poco a poco, han ido siendo aceptadas por la propia sociedad, la sociedad se ha movido en esa dirección y ha habido progresos indiscutibles, en Perú se vive mucho mejor hoy que en la época de la dictadura. Lo que ocurre en Perú ocurre en la mayor parte de los países de América Latina, sin engañarse respecto a los enormes problemas, pero es preferible tener Gobiernos democráticos, aunque sean corruptos, que dictaduras, que son también siempre corruptas y además más brutales y sanguinarias. Es preferible ir avanzando poco a poco y renunciar a la idea de la utopía social si la utopía social solo nos ha traído guerras civiles, represiones brutales y Gobiernos dictatoriales. En todos esos sentidos hay un progreso en América Latina y en el mundo, aunque han surgido enormes desafíos, enormes problemas. Eso es la vida, la vida va a ser siempre eso y no va a cambiar. Y tenemos también la literatura, que creo que es la mejor manera de mantener viva la esperanza, el espíritu crítico, y un refugio maravilloso para cuando nos sentimos solos, deprimidos, desmoralizados, derrotados. La literatura nos redime, nos salva. Hay que defenderla para que no desaparezca.

P. En muchos textos suyos se advierte una actitud bastante flaubertiana, referida a su falta de talento, según usted, que ha tenido que luchar para hacer…

R. Es una más de las cosas que yo le debo a Flaubert, el haber demostrado que si no tenías un talento natural, que si no nacías genio, podías llegar a ser un buen escritor a base de perseverancia, de terquedad y de esfuerzo. Es la gran lección de Madame Bovary, una novela escrita por un hombre que al mismo tiempo que escribe va conquistando y construyendo milímetro a milímetro su genio, con un esfuerzo gigantesco a base de voluntad, de terquedad, de trabajo. Esa es la gran enseñanza. Era un gran pesimista, un escéptico terrible, pero nos demostró que el genio se podía construir si no lo tenías. Una lección absolutamente fundamental para mí.

P. Lo cierto es que los primeros libros grandes también parecen un ejercicio de estilo para demostrarse a usted mismo que lo puede hacer.

R. Un esfuerzo enorme. Siempre tengo la idea de la novela total, la novela como una obra de arte en la que la cantidad es un factor esencial de la calidad, y que mientras más niveles de realidad se expresan en una novela, mayor es la posibilidad de que la novela sea mejor. Sí, he trabajado muchísimo y creo que está muy presente a lo largo de todo lo que he escrito, pero en literatura no hay reglas fijas y las excepciones son tan importantes como las reglas. Puede haber una pequeña obra que simplemente muestre un fragmento mínimo de realidad y que la muestre con tanto talento, con tanta belleza e intensidad que esa obra sea una gran obra. La metamorfosis es un libro absolutamente genial, o El viejo y el mar, y son pequeñas historias, pero que tienen esa capacidad de simbolizar la condición humana, aquello que de mejor hay en el ser humano. O también lo peor. Sí creo que la novela total es un ideal, pero de ninguna manera el único ideal en literatura, hay pequeñas obras maestras que lo son.

P. ¿De veras a estas alturas sigue creyendo que no tiene talento?

R. No tengo talento natural, me cuesta trabajo escribir, cada vez me cuesta más, supongo que porque el sentido autocrítico se ha agudizado con los años y la práctica, pero me cuesta un trabajo enorme. El practicar tantos años la literatura no me ha dado más facilidad, más seguridad, en absoluto; cuando comienzo una historia tengo la misma inseguridad, esa especie de indefensión que sentía cuando escribía mis primeros textos. Eso no ha cambiado, felizmente, porque creo que ese esfuerzo te exige una convicción, una pasión que ojalá nunca se me acabe. Para mí nunca ha sido algo mecánico escribir, ni siquiera un texto pequeño ni los artículos que escribo, siempre me vuelco de una manera íntegra, total, en lo que trabajo.

P. En algunas de sus declaraciones y en textos escritos por usted hay una competencia entre dos grandes libros suyos, Conversación en La Catedral y La guerra del fin del mundo. A veces parece que entre los libros suyos que no quemaría estaría Conversación en La catedral y otras veces La guerra del fin del mundo.

R. Son de los que más trabajo me ha costado escribir, muy difíciles de escribir por distintas razones, por la historia, por dónde estaban situadas, por el contenido histórico, me han costado un esfuerzo enorme. Es muy difícil para un escritor decir qué libro de los suyos salvaría porque todos han representado un periodo de vida, de dedicación, de entrega y de ilusiones, es como pedirle a alguien que elija entre sus hijos a quién salvaría o mataría. No puedes decidirlo con objetividad, es imposible; cuando cito esos libros es simplemente por el esfuerzo que me costaron y el tiempo que les dediqué, lo que no quiere decir que sean los mejores que he escrito, no necesariamente.

P. ¿Sería legítimo pensar que el tiempo tanto como la realidad han afectado a esos libros?

R. Cuando sale, Conversación en La Catedral tiene muy pocos lectores, es la realidad; algunos críticos lo elogian, pero muchos no, piensan que es excesivamente oscuro, difícil, que plantea demasiado esfuerzo al lector. Sin embargo, la alegría que a mí me ha dado es que ha sido un libro que ha ido conquistando lectores poco a poco y que es una novela que está viva porque siempre se reedita, incluso los críticos tienen ya una opinión favorable. Me alegro mucho, sin ninguna duda es uno de los libros que más trabajo me costó escribir y en el que estuve trabajando al principio como a ciegas, sin saber cómo iba a poder integrar toda esa materia anecdótica que tenía. Por eso digo que si tengo que quedarme con uno, quizá me quedaría con él.

P. Podríamos pensar que es un libro heredero de ese momento literario que hay alrededor de su escritura.

R. Seguramente, los libros te reflejan también la época en que se escriben. Hay un momento de idolatrías en América Latina, la de los escritores latinoamericanos con las formas, precisamente para distinguirse de los escritores anteriores que desdeñaban tanto la forma y pensaban que era el tema lo que determinaba el éxito o fracaso de una historia. Mi generación descubre que no, que es la forma lo que determina el éxito o fracaso de una historia. Ese engolosinamiento con la forma, con el lenguaje, con la estructura, la organización del tiempo de una historia, se refleja mucho en La casa verde. De ninguna manera rechazo esa novela, pero es una novela en la que creo que la forma es un personaje, un tema de la historia, y es el único caso entre todas las cosas que he escrito del que se pueda decir eso.

P. ¿Cree que uno no sale indemne de una gran novela? Una frase que no sé si es suya o de Hemingway.

R. No sé si es mía, ojalá lo fuera, me parece muy bonita, es la pura verdad. Creo que uno no sale indemne de una novela. Leer El Quijote, Los miserables, Guerra y paz, Madame Bovary te transforma… Han sido experiencias absolutamente fundamentales. Antes seguramente haber leído La condición humana, de Malraux, un libro que creo está muy injustamente descuidado, considerado más bien menor, creo que es una de las grandes novelas del siglo XX, la he leído varias veces. Y no solo novelas, he leído libros de crítica; ensayos como La estación de Finlandia, de Edmund Wilson, lo he leído dos o tres veces y creo que me ha marcado enormemente por la extraordinaria vitalidad que tiene. Es un ensayo sobre cómo nace la idea socialista, en qué se transforma, qué fenómenos sociales y culturales genera. Es un libro en el que las ideas son como personajes, seres de carne y hueso que viven aventuras, tienen efectos sociales, políticos, maravillosamente escrito. Me ha marcado mucho. También ciertos ensayos de Bataille, como La literatura y el mal, un libro que leí en estado de trance porque me reveló un aspecto de la literatura que yo creo que existe y que Bataille vio maravillosamente: que en la literatura se expresa algo que solo se puede expresar en la literatura. Él decía que esos fondos reprimidos que permiten la vida en sociedad, todo aquello que si tuviera derecho de ciudad provocaría hecatombes, catástrofes, haría que nos matáramos todos, ciertos instintos, deseos que están ahí y no podemos erradicar sumidos en el fondo de nuestra personalidad, encuentran en la literatura un camino privilegiado para expresarse. Me pareció tan absolutamente exacto que estoy seguro de que ese ensayo me ha enriquecido, se debe expresar en lo que escribo aunque yo mismo no sea consciente de cómo.

P. Durante sus primeros escritos sobre sus influencias literarias ha ido nombrando siempre a los mismos, Faulkner, John Dos Passos…

R. …sería muy injusto que no los nombrara.

P. Quiero decir que ha sido muy consistente, incluso Sartre, al que abandonó, pero que sigue estando ahí. ¿Se ha diluido ya toda esa influencia y ahora hay un estilo Vargas Llosa? ¿Se siente el titular de un estilo?

R. No, en absoluto, y si lo tuviera, no podría darme cuenta de en qué consiste. Borges dice que cuando te miras en el espejo no sabes cómo es tu cara. Es muy exacto, cuando escribes no sabes cómo escribes, lo sienten los lectores, los críticos, pueden establecer diferencias, similitudes, pero uno mismo es totalmente incapaz de hacerlo. No podría juzgar mi obra en comparación con otros, no tengo distancia con mi obra, mi obra es lo que yo soy y yo no sé exactamente cómo soy.

P. ¿Cree que ya ha hecho lo que tenía que hacer?

R. No. Todavía no, y espero seguir haciéndolo [risas], espero que mi mejor libro sea el próximo que escriba, que no esté atrás, sino por delante, que sea un desafío y que la muerte me pesque escribiendo mi mejor libro. Ese es mi gran sueño.

P. Ha escrito un libro fundamental, El pez en el agua. Las dos situaciones que describe en ese libro, su juventud y su aspiración a ser presidente de Perú, terminan de la misma manera, en un viaje a París. Ahora ha cambiado de vida, ha terminado un libro, ha muerto una de sus grandes amigas, Carmen Balcells…

R. … y no solamente amiga, una persona que ha sido fundamental en mi trabajo y en mi vocación. Ha sido fundamental en la vida cultural y literaria de mi lengua, de España y de América Latina, y a la que estoy seguro de que en un futuro tendremos que rendirle muchos homenajes.

P. Termino. ¿Siente como que está en medio o a punto de uno de esos viajes que narraba en El pez en el agua?

R.Pues estoy viajando, creo que el viaje ya lo he emprendido, lo estoy haciendo, mi vida privada ha sufrido una especie de transformación muy profunda, soy inmensamente feliz porque es una experiencia que me ha enriquecido extraordinariamente y lo único que lamento es que la felicidad se consiga muchas veces causando infelicidad a tu alrededor. Desde luego que eso lo lamento muchísimo, pero me siento muy ilusionado, realmente muy rejuvenecido, y tengo mucha esperanza de que en el futuro esto tenga un efecto no solo en mi vida privada, sino también, y fundamentalmente, en mi trabajo de escritor.

Tomado de El País.

Leopoldo López no puede seguir ni un día más en prisión

Editorial de El Mundo

ACTUALIZADO 25/10/2015: La confesión del fiscal que acusó al dirigente opositor venezolano Leopoldo López de que las pruebas del juicio en su contra son falsas es un hecho de extraordinaria gravedad. Frankin Nieves desveló ayer «la farsa» judicial tras huir de su país junto a toda su familia. Explicó que se había visto obligado a inculpar a López presionado por sus superiores del Ministerio Fiscal, que le habían amenazado con la destitución si no cumplía la orden. Pero que tras meses de «angustia» tomó la decisión de abandonar Venezuela y contar la verdad. Y no es un momento escogido al azar, ya que la próxima semana la Fiscalía venezolana debe responder a la apelación presentada por los abogados de Leopoldo López, tras la reciente sentencia que le ha condenado a casi 14 años de cárcel.

De entrada, en cualquier país democrático esta confesión habría provocado ya un auténtico terremoto político y judicial, con la correspondiente depuración de responsabilidades al más alto nivel. Y, en paralelo, Leopoldo López habría sido puesto de inmediato en libertad, como mucho a la espera de un nuevo juicio imparcial y con todas las garantías procesales. Pero, claro, estamos hablando de Venezuela, un país que hace ya mucho tiempo se desliza por la pendiente del autoritarismo y que en muchos aspectos es una auténtica dictadura. Por ello, desde Caracas la revelación del fiscal sólo ha tenido como respuesta un ataque en la machacona línea de siempre:la de culpar a toda la oposición de orquestar campañas conspiranoicas para desestabilizar al régimen. Y, claro está, la liberación del líder opositor ni se contempla.

Todo en el caso Leopoldo López ha puesto en evidencia desde el primer día cómo al Gobierno de Maduro no le tiembla el pulso a la hora de encarcelar a sus rivales políticos para deshacerse de la oposición, igual que ha ocurrido también, por ejemplo, con el alcalde caraqueño Antonio Ledezma. López fue arrestado en febrero de 2014, tras encabezar una masiva manifestación contra el régimen. En aquellos días, toda Venezuela ardía en protestas que ocasionaron más de 40 víctimas mortales, muchas por excesos policiales. Las ONG denunciaron la represión gubernamental.

Pues bien, López ha pasado más de año y medio encarcelado en condiciones draconianas hasta la celebración del juicio. Y el mes pasado un tribunal le condenó a 13 años por instigación pública, asociación para delinquir, daños a la propiedad e incendio. Una condena ya de por sí inaudita, con la que la juez del caso incluso fue más lejos de la pena que solicitaba el fiscal. El mismo que ahora sabemos no podía conciliar el sueño por la angustia de saber que todo era una farsa procesal con pruebas inventadas ad hoc.

El comisionado para los derechos humanos de la ONU exigió hace meses la puesta en libertad de López. Y numerosos mandatarios internacionales mediaron por él en una campaña que tuvo al ex presidente Felipe González como asesor de los abogados defensores, aunque el régimen de Maduro le impidió siquiera poder acceder a una sesión en los tribunales. Pero el nuevo giro del caso debe obligar a toda la comunidad internacional a actuar. Y cabe esperar que la presión política consiga que el juicio a López sea revocado. El papel de los gobiernos de los países vecinos de Venezuela es clave. No pueden seguir callados ante el sistemático pisoteo de los derechos humanos y las libertades individuales del régimen bolivariano. Y ante un caso tan palmario, seguir mirando hacia otro lado les haría cómplices de tamaña tropelía.

Y lo peor de todo es que la descarada falta de división de poderes en Venezuela, con una Justicia absolutamente supeditada y entregada a la causa oficialista, no permite confiar en que las decisivas elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre se vayan a desarrollar ni con limpieza ni con reglas de juego democráticas.

Tomado de El Mundo