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Argentina: donde se juntan el futbol y el narco

En medio del proceso de transición, la política Argentina vive un gran escándalo.

Resulta que el domingo 27 de diciembre, tres asesinos se fugaron de una prisión de máxima seguridad en la provincia de Buenos Aires.

A las pocas semanas de que Mauricio Macri llegó al gobierno de Argentina, los asesinos Victor Schiallaci, Martín Lanatta y Christian Lanatta sometieron a los gendarmes con un arma de juguete y escaparon de la cárcel.

Lo relevante del caso –además de que a Macri se le fugaron tres criminales de una prisión de seguridad máxima–, es que previamente, uno de los prófugos acusó a Anibal Fernández –ex jefe de gabinete de Cristina Fernández, quien fue presidenta de Argentina–, de liderar una red de tráfico de drogas.

Pero hay más, las acusaciones en contra de Aníbal Fernández —quien también buscó sin éxito la gubernatura de Buenos Aires en la elección pasada—, han exacerbado los conflictos al interior de la clase política argentina.

Y por si fuera poco, la fuga de los tres asesinos reveló conexiones del narco argentino con criminales de México, con empresarios que financiaron la campaña presidencial de Cristina Fernández y con políticos de alto nivel en el régimen kirchnerista.

Por eso, en La Otra Opinión reproducimos la opinión y el análisis de la prensa argentina.

En su texto, Osvaldo Pepe documenta la protección política que han gozado los integrantes de las barras del futbol. Y es que, según el autor, además de aplaudir a los clubes del balompié, las barras servirían como grupos de choque para el crimen organizado.

Por Osvaldo Pepe

Una trama oscura entrelaza desde hace décadas las redes narco con los barrabravas de la mayoría de los clubes, bajo la protección del poder político. Ahora, esa impune y poderosa red delictiva parece ir quedando a la intemperie. La olla, aunque entonces no se sospechase, empezó a destaparse con el triple crimen de General Rodríguez en 2008 y la triple fuga navideña de 2015. Del chiquitaje de la droga en los barrios, con delivery de los pibes desocupados de barrios marginales, se pasó al delito a gran escala del narcotráfico. El ingreso indiscriminado en la Argentina de Néstor Kirchner de los precursores químicos como la efedrina, prohibidos en países como México por su doble estándar medicinal y de materia prima para las exclusivas “drogas de diseño”, de a poco hizo del país una tierra apetitosa para narcos poderosos. Y surgió un negocio formidable para empresarios farmacéuticos, que supieron corresponder tanta laxitud de controles con su rol de financistas de la campaña presidencial de Cristina Kirchner en 2007.

Ahora, luego de una siembra de pistas falsas o al menos precarias que llegaron a desorientar al gobierno recién estrenado de Vidal, los rastrillajes detrás de los hermanos Lanatta y de Víctor Schillaci recién ayer pudieron ser acelerados por la gobernadora. Fue gracias a que pudo descabezar a la DDI local y consiguió incorporar a pleno a la tarea a efectivos federales (policías y gendarmes), luego de una rencilla de jurisdicciones con la Bonaerense y de una pulseada severa con fiscales que se presume afines a la ultra K Gils Carbó.

Los jefes de la nueva Policía provincial, que tienen la confianza de Vidal, advirtieron que algunos subordinados con poder de decisión trababan o desatendían allanamientos y operativos. Todo ocurría en el corredor del sur del GBA, entre Quilmes, Berazategui, Florencio Varela, Francisco Solano y zonas que domina el ex hombre fuerte y candidato bonaerense preferido de Cristina Kirchner. Allí Aníbal, “La Morsa”, según declaró Martín Lanatta en sede judicial, fue el cerebro detrás del triple crimen.

No hay pruebas de si la grilla de mandos acababa en él o si reportaba a instancias superiores.

En esa red impune, Aníbal contó y cuenta con fuerzas de choque para aprietes y trabajos sucios. Uno de ellos fue detenido ayer, bajo sospecha de formar parte de la red de complicidades. Marcelo Mallo, puntero de Francisco Solano, ex barrabrava de Quilmes, utilizado por los K vía Rudy Ulloa, otrora chofer de Kirchner, para movilizar con la agrupación “Compromiso K” a Hinchadas Unidas Argentinas, tropa propia al Mundial de Sudáfrica 2010. Fue uno de los “héroes del paravalanchas” que embelesó a Cristina por su “sana pasión”.

Tomado de El Clarín

 

Quilmes, ¿el barrio que mueve la droga en Argentina?

En medio del proceso de transición, la política Argentina vive un gran escándalo.

Resulta que el domingo 27 de diciembre, tres asesinos se fugaron de una prisión de máxima seguridad en la provincia de Buenos Aires.

A las pocas semanas de que Mauricio Macri llegó al gobierno de Argentina, los asesinos Victor Schiallaci, Martín Lanatta y Christian Lanatta sometieron a los gendarmes con un arma de juguete y escaparon de la cárcel.

Lo relevante del caso –además de que a Macri se le fugaron tres criminales de una prisión de seguridad máxima–, es que previamente, uno de los prófugos acusó a Anibal Fernández –ex jefe de gabinete de Cristina Fernández, quien fue presidenta de Argentina–, de liderar una red de tráfico de drogas.

Pero hay más, las acusaciones en contra de Aníbal Fernández —quien también buscó sin éxito la gubernatura de Buenos Aires en la elección pasada—, han exacerbado los conflictos al interior de la clase política argentina.

Y por si fuera poco, la fuga de los tres asesinos reveló conexiones del narco argentino con criminales de México, con empresarios que financiaron la campaña presidencial de Cristina Fernández y con políticos de alto nivel en el régimen kirchnerista.

Por eso, en La Otra Opinión reproducimos la opinión y el análisis de la prensa argentina.

En su texto, el periodista Nicolás Wiñazki narra cómo la ciudad de Quilmes –en la provincia de Buenos Aires–, se ha convertido en el corazón del tráfico de drogas y cómo, desde el gobierno, se cobija y solapa a los criminales organizados.

Amistades peligrosas en Quilmes

Por Nicolás Wiñazki

El partido de Quilmes se fundó hace 231 años. En su propio nombre ya se desprende una historia de desigualdad, drama y sangre. La comunidad aborigen de los Quilmes intentó resistir la conquista española en lo que hoy es Tucumán, su territorio, fue derrotada, y las familias que sobrevivieron caminaron desde el norte del país hasta el lugar donde hoy un ejército de policías, servicios de inteligencia, prefectos y gendarmes siguen buscando a los tres prófugos del caso efedrina.

Los hermanos Martín y Cristian Lanatta, condenados a cadena perpetua por haber cometido el llamado Triple Crimen de General Rodríguez, se criaron en las mismas calles en las que hoy supuestamente esquivan a la estrategia de la cúpula de las Fuerzas Seguridad Nacionales.

Ayer se supo que la gobernadora de Buenos Aires, a través del ministro de Seguridad de la Provincia, Cristian Ritondo, había desplazado a la cúpula de la Dirección Departamental de Investigación (DDI) de Quilmes por posibles conexiones con los fugados o sus familiares a quienes debían encontrar.

Clarín pudo saber que la versión oficial que llevó a las autoridades a tomar esa decisión drástica es ésta: la única DDI de Buenos Aires que no se ocupó de monitorear realmente las calles de su ciudad fue la de Quilmes, justamente. De las 420 cámaras instaladas por el municipio durante la gestión anterior, solo funcionaban alrededor de 187. Estaban además enfocadas sin criterio profesional, amontonadas, enfocadas en su mayoría en lugares que no servían para nada.

Todos los caminos del “caso efedrina” se entrelazan en Quilmes.

Los Lanatta nacieron y se especializaron allí, en una carrera redituable para muchos bonaerenses: el profesionalismo pago del uso de la violencia física. Martín Lanatta afirmó que su jefe siempre fue el ex intendente Aníbal Fernández

Lo mismo hicieron los hermanos Schillaci, aunque algunos de ellos, como el prófugo Víctor, trabajó más para la familia Mussi, que gobierna Berazategui desde hace décadas. El jefe de los Mussi, Juan José, es uno de los mejores amigos de la política de Fernández.  

El flamante nuevo jefe del Servicio Penitenciario Bonaerense, Fernando Díaz, vive en la calle Chile de Ezpeleta, a pocas cuadras de una de las pizzerías del detenido por el caso Marcelo Melnyk.

El ex jefe de Gabinete, y ex candidato a gobernador de Buenos Aires, Aníbal Fernández, intentó ayer descalificar un artículo de Clarín en el que se reveló que conocía a Melnyk. Se trata del pizzero, apodado “El Faraón”, quien le confesó a la Justicia que ayudó al trío de fugados de la cárcel de General Alvear durante su huida frenética hacia aun no se sabe dónde.

Fernández, en rigor, no desmintió nada de lo publicado: sólo habló de “diálogos ficticios” que él habría tenido con Melnyk, y que este diario reconstruyó con base en fuentes que conocieron a ambos. No dijo que no conocía a Melnyk.

Es por una cuestión simple: lo conoce. Melnyk trabajó junto a él; y también para La Cámpora en el distrito.

Según Fernández, su derrota como candidato a gobernador de Buenos Aires fue la consecuencia de una investigación del programa PPT, de Jorge Lanata, que difundió una entrevista en la que el preso y asesino Martín Lanatta se autoinculpó en distintos delitos, al revelar que había trabajado para el ex funcionario como parte de una red de tráfico ilegal de efedrina y armas.

Fernández obvió que esos dichos de Lanatta fueron ratificados por él mismo tres veces ante la Justicia. Tres. Fernández no solo le echó la culpa de su derrota electoral, la peor del PJ en Buenos Aires de los últimos 40 años, a la televisión: afirmó, sin mostrar pruebas, que este periodista, que no tuvo nada que ver con ese reportaje, había cobrado dinero del asesino Lanatta para que hable y que además fue responsable de su escape de la cárcel. ¿Presentó pruebas al respecto?

“No tengo pruebas pero tampoco tengo dudas”, había dicho su jefa, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, para hablar de lo que consideró fue el asesinato de Alberto Nisman. Esa doctrina retórica tal vez tenga efecto en Twitter, pero no sirve si se tiene en cuenta la jurisprudencia que se usa en los juzgados regidos por el Derecho.

Tomado de El Clarín

 

Jefe de gabinete de Cristina Fernández, ¿Operador del narco?

En medio del proceso de transición, la política Argentina vive un gran escándalo.

Resulta que el domingo 27 de diciembre, tres asesinos se fugaron de una prisión de máxima seguridad en la provincia de Buenos Aires.

A las pocas semanas de que Mauricio Macri llegó al gobierno de Argentina, los asesinos Victor Schiallaci, Martín Lanatta y Christian Lanatta sometieron a los gendarmes con un arma de juguete y escaparon de la cárcel.

Lo relevante del caso –además de que a Macri se le fugaron tres criminales de una prisión de seguridad máxima–, es que previamente, uno de los prófugos acusó a Anibal Fernández –ex jefe de gabinete de Cristina Fernández, quien fue presidenta de Argentina–, de liderar una red de tráfico de drogas.

Pero hay más, las acusaciones en contra de Aníbal Fernández —quien también buscó sin éxito la gubernatura de Buenos Aires en la elección pasada—, han exacerbado los conflictos al interior de la clase política argentina.

Y por si fuera poco, la fuga de los tres asesinos reveló conexiones del narco argentino con criminales de México, con empresarios que financiaron la campaña presidencial de Cristina Fernández y con políticos de alto nivel en el régimen kirchnerista.

Por eso, en La Otra Opinión reproducimos la opinión y el análisis de la prensa argentina.

En el texto que aparece a continuación, Jorge Lanata enlista los momentos y las evidencias que vinculan a Aníbal Fernández con el crimen organizado.

Todos los caminos conducen a La Morsa

Por Jorge Lanata

Una de las herencias culturales del kirchnerismo, referida al periodismo, fue el uso de la desmentida. Durante los años K, el gobierno y el aparato de propaganda tomaron a la simple desmentida como prueba suficiente para la anulación de cualquier denuncia. Cualquiera que haya entrado a una cárcel lo sabe: todos los presos dicen que son inocentes. Gran parte del periodismo lo aceptó con docilidad: “¿No ves que lo desmintió?”, como si uno esperara que, ante la sola pregunta, el denunciado se largara entre lágrimas a reconocer el hecho. Así de infantil, pero funcionó.

La desmentida como recurso contó para el gobierno de entonces con un aliado indispensable: la impunidad. Nadie iba a investigar jamás si la desmentida era verdadera. Por eso fue posible que hechos incontrastables, pruebas evidentes, pasaran al archivo de las desmentidas. La reacción durante la fuga se ha modificado: ahora persiste la torpe desmentida común. En la edición de ayer de Página/12, Horacio Verbitsky inaugura la desmentida disfrazada de pelea política: anuncia que, en marzo, Macri lanzará una ofensiva judicial contra Cristina similar a la que la dictadura del 55 lanzó contra Perón. Antes mostraban pieles y joyas de Eva, ahora mostrarán bolsos con euros y hoteles de Cristina.

Aníbal Fernández sigue aún girando en falso: sólo desmiente, como si eso alcanzara. Eso sí, todavía le quedan algunas frases ingeniosas (quizá propias, quizá de Carlos Caramello, su asesor de prensa, el autor fantasma de sus libros). El vértigo de la información impide, a veces, ver lo que está más cerca: Aníbal Fernández fue (¿o es aun?) el jefe (¿intermedio? ¿principal?) de una banda vinculada con el narcotráfico. Los testimonios, las declaraciones, los hechos son por demás evidentes. El único motivo por el que hasta ahora pudo eludir a la Justicia fue la venalidad de los jueces, su docilidad al poder político de turno, como vergonzosamente muchos lo están demostrando ahora en otras causas.

Para los periodistas, el lector es una especie de personaje de ficción que escucha o mira los programas desde el comienzo hasta el final, lee el diario en orden, recuerda todo lo que decimos como si fuera importante y memoriza los nombres como en el colegio.

Quiero poner en contexto mi afirmación sobre Fernández:

-Entre 2006 y 2008 se incrementó como nunca antes la importación de efedrina.

-Sucedió una pelea sorda entre el Registro Nacional de Precursores Químicos del SEDRONAR junto al entonces titular, José Granero, contra el entonces ministro de Justicia, Aníbal Fernández, por el control del área.

-Grupos de narcos mexicanos, atentos a que la importación de efedrina era legal, se instalan acá. La efedra, de donde se obtiene la droga, crece en China e India. Debe estar legalmente regulada junto a otros 60 precursores, y en México se utiliza para elaborar metanfetamina. El kilo que llegaba a 100 dólares a Argentina se vendía en 10.000 dólares en México.

-Entre 2004 y 2005 -publicó Emilia Delfino en PERFIL- se importaron 3.449,5 kilos de efedrina. A principios de 2006 comenzó el aumento desmedido: ese año entraron casi 7.000 kilos, y el pico sucedió en 2007 con 19.200 kilos.

-En 2008 sucede el triple crimen de General Rodríguez, y ese año las importaciones bajaron aunque no tanto: 15.650 kilos. Después del 28 de agosto -el crimen fue el día 7 del mismo mes- la importación se detuvo.

-En julio de 2014 trascendieron partes del expediente de Servini de Cubría en una investigación sobre efedrina donde supuestos cómplices de Fernández lo vinculan con el negocio. La jueza afirma que “existe una clara e indispensable participación de funcionarios públicos en las maniobras por narcotráfico”. Servini procesó a José Granero, a Gabriel Abboud y a Julio De Orue, del Registro de Precursores Químicos. Granero dijo entonces al portal Tribuna de Periodistas: “Me hicieron una cama”.

-En Periodismo para Todos, José Luis Salerno, ex policía y ex socio de Ferrón, uno de los asesinados, involucró a Aníbal en el Triple Crimen: “Para mí, la orden la da Aníbal, no Pérez Corradi, que era un financista. El negocio de la efedrina se lo quedó Aníbal con la SIDE”. “Forza, Ferrón y Bina quisieron quitarle el negocio a Fernández”, agregó.

-Las peripecias de Esteban Pérez Corradi, uno de los protagonistas del caso fueron investigadas en detalle por Emilia Delfino y Rodrigo Alegre: es una historia abierta. “Según consta en los registros de Gendarmería Nacional -escriben-, Pérez Corradi salió del país el 26 de julio de 2008, exactamente quince días antes de la desaparición de los tres socios. Vía Aeropuerto Internacional de Ezeiza, tomó un vuelo de Lan Chile y regresó el 10 de agosto por Lan Perú. Pero no ingresó en Chile ni en Perú. Fueron escalas para llegar a México”.

-Ante la Justicia, la viuda de Forza, Solange Bellone, declaró haber conocido un encuentro entre su esposo y Aníbal. “Hizo mención a La Morsa, alguien que tenía bigotes”, dijo.

-Martín Lanatta, ante las cámaras, fue más preciso: trabajó con Aníbal, recaudaba para él y para Andrés Meiszner en el RENAR, llevó dinero de un cartel mexicano con un acompañante de la SIDE a casa de Fernández, etc. Amplió ante la Justicia con nombres y direcciones que evitó mencionar en el aire.

-Semanas más tarde se conoció en perfil.com un video grabado en la cárcel por el propio Lanatta, donde Antonio Solivaret, ex asesor de la municipalidad de Quilmes, le ofrecía a él, su hermano Cristian y a Víctor y Marcelo Schillaci mejorar su pena a cambio de una retractación. “Yo me retracto, lo dejo limpio y el tipo gana”, dice Lanatta en el tape.

Días pasados, en Telenoche, comenté una obviedad: “Si quieren saber qué pasó pregúntenle a Aníbal Fernández”. Muchos se asombraron, hasta que hace pocos días los personajes vinculados a “la Morsa” comenzaron a aparecer: primero fue Marcelo Melnyk, el empresario gastronómico que le confesó a la Justicia que había alojado a los prófugos en su quinta de Florencio Varela. Según escribió ayer Nicolás Wiñazki en Clarín, “el vínculo entre el ex jefe de Gabinete y Melnyk nació cuando los presentó, en 2007, uno de los jefes de la barra brava del club Quilmes, Osvaldo “Dedo” Becerra. “Dedo”, quien pasó de barra brava a regente de varias parrillas por esa zona del conurbano bonaerense, conocía al joven Melnyk porque uno de sus locales de comida estaba ubicado frente a la pizzería “El Faraón”, con la que Melnyk habría generado una fortuna rápida y considerable, según el relato de vecinos, clientes y fuentes también de la política. “Melnyk -agregó- realizó trabajos políticos para el jefe territorial de La Cámpora de Quilmes, Diego Méndez, nombrado por Fernández en la sede local del ANSeS”.

Ayer, Marcelo Mallo, el jefe ultra K de Hinchadas Unidas Argentinas, barra de Quilmes, fue sorprendido con armas no declaradas. Mallo formaba parte de una banda que vendía certificados falsos de crédito fiscal a las empresas. Fue detenido y liberado por Oyarbide. Fue, antes, funcionario municipal de la gestión de Sergio Villordo, puesto en el cargo por Aníbal. Tal vez Verbitsky piense que todo es una venganza de la Libertadora, pero es inevitable asociar a este grupo encantador al ex dirigente de la AFA y la Conmebol José Luis Meiszner, ahora bajo la tutela del FBI.

¿Ningún fiscal o juez tiene nada que preguntar? ¿Alcanza con la desmentida? Escribo estas líneas a dos años de las próximas elecciones. Espero que nadie me acuse de tener intereses ocultos.

Tomado de El Clarín

Lo que le espera a Venezuela en 2016 en 5 tuits

Por: Daniel Pardo

Tomado de BBC Mundo, Caracas

 

Una de las preguntas más frecuentes que se hacen en Venezuela es “¿y tú qué crees que va a pasar?”

La tensión política de la última década ha hecho que los venezolanos se conviertan en adictos a las predicciones.

Y el año 2016 será un año más en el que vivirán entre la incertidumbre y la especulación.

La victoria de la oposición en las parlamentarias del 6 de diciembre dejó un escenario político incluso más complejo del que había antes.

Lo que algunos han llamado una “batalla” en este inédito tablero de juego no será solamente una noticia de orden político, sino económica, judicial y, probablemente, social.

Porque la crisis que vive Venezuela se puede profundizar o resolver dependiendo de lo que pase en el ámbito político: ¿continuarán las filas para comprar productos? ¿Seguirá la inflación disparada? ¿Hasta cuando habrá escasez?

Esas son las interrogantes que se plantean los venezolanos de cara al 2016.

Y para resolverlas, al menos en términos generales, BBC Mundo les preguntó a 5 expertos.

(La famosa tuitera y analista política de línea chavista Larissa Costas se abstuvo de participar porque, dijo, “tengo una diferencia ética y política con la visión que BBC ofrece de mi país”.)

  1. @luisvicenteleon “Económicamente hablando, el año 2016 vamos a extrañar este 2015”.

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El economista y presidente de la influyente encuestadora Datanalisis, Luis Vicente León, dice que “el deterioro de la economía ha sido muy importante en los últimos dos años, pero no ha llegado a su clímax”.

Las razones de la crisis, según este consultor especializado en prever escenarios, se encuentran en el modelo de control e intervencionismo y la caída del precio del petróleo, que “le ha impedido al gobierno seguir maquillando sus errores”.

El analista, que cuenta con una influyente cuenta de Twitter seguida por más de 700.000 usuarios, dice que “ninguna de las dos causas de la crisis se han atendido y, lejos de eso, se agudizan, por lo que nada hace prever mejoras en el 2016”.

La verdadera dimensión de la escasez en Venezuela. 

  1. @ignandez “2016 será un choque institucional entre un Gobierno resistente a la soberanía popular expresada el 6D y una Asamblea representante de esa soberanía”.

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José Ignacio Hernández es abogado, constitucionalista y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Pero también un asiduo tuitero que usa la red social para explicar los entramados legales de este complejo país.

Dos condiciones afectarán el 2016 en Venezuela, dice: “La crisis económica y social y la crisis institucional, derivada de los resultados del 6 de diciembre”.

Para él, ambas condiciones interactuarán entre sí: “Crisis institucional afectará negativamente la gobernabilidad y, por ello, impactará negativamente en la toma de decisiones para afrontar la crisis económica y social”.

Que la oposición tenga el control de uno de los órganos del poder nacional, dice, “originará un conflicto de poderes entre la Asamblea, por un lado, y, por el otro, el Poder Ejecutivo y el Tribunal Supremo de Justicia, lo que llevará a exigir, desde la ciudadanía, la defensa de la Constitución”.

¿Cómo puede Maduro bloquear las leyes que dicte la nueva Asamblea Nacional de mayoría opositora?

  1. @LuisCarlos “En 2016 los venezolanos contarán sus monedas mientras Maduro y la revolución contarán por separado las municiones de su capital político”.

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El analista político Luis Carlos Díaz, uno de los tuiteros más influyentes del país, dice que el cierre del 2015 para Venezuela “fue de película”, porque la gente votó “de forma espectacular contra el gobierno de Maduro y años de crisis”.

Muchos venezolanos, asegura, “escogieron el voto en lugar de echarse a la calle, pero Maduro ha decidido hacerse el sordo y no termina de encajar el golpe”.

Y la oposición, dice Díaz, “no le ha hecho el favor de la estridencia ni el desespero”.

Así que las preguntas, estima, son: “¿La revolución sacrificará a Maduro para preservar algo del legado de Chávez? ¿Cómo se sostiene un modelo populista sin petrodólares ni carisma?”

Los chavistas en el poder “tendrán que contar sus municiones y sus capitales congelados en el extranjero y sobre eso decidirán qué hacer”, dice.

“El pueblo ya habló”, concluye.

4 retos de la oposición de Venezuela tras su victoria en las elecciones parlamentarias

  1. @mlopezmaya “Los venezolanos en 2016 buscarán enderezar su gran entuerto desde un camino muy pedregoso, pero divisando un horizonte de ligero optimismo”.

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La historiadora Margarita López Maya, que es reconocida por haber apoyado al gobierno en su primera etapa y desde hace unos años criticarlo, explica que el proyecto chavista “ofreció sacar a Venezuela de la profunda y global crisis que padecía a fines del siglo XX”, pero “desvió su camino con la radicalización que se produjo hacia 2005”.

Según la analista, el chavismo “nunca produjo en lo económico una alternativa al rentismo petrolero, y más bien en lo político y social empeoró el autoritarismo y el clientelismo”, produciendo lo que ella llama “un entuerto”.

Los resultados de las parlamentarias para la historiadora “abrieron la posibilidad de transitar un camino muy pedregoso, pero no imposible, hacia una transición democrática”.

Y remata: “No será fácil”.

Qué cambios puede impulsar la oposición de Venezuela con su victoria parlamentaria

  1. @ChiguireBipolar

Captura de pantalla 2016-01-04 a la(s) 12.51.19—”2016 será un año de conflictivi…

—No.

—Que sí.

—¡Que no!

—¡¡¡Que sí te dije ya!!!”.

No hay analista en Venezuela que no siga –y cite– al Chigüire Bipolar, una parodia de noticiero, no sólo porque es chistoso, sino porque el fondo de sus noticias resulta tener un inteligente análisis del país.

Y la “conflictivi… ¡Que te calles!”, será, para el Chigüire, el 2016 en Venezuela.

#Moneros Más Que Mil Palabras

¿Qué dicen hoy los moneros de la prensa nacional?

 

¿Cómo ven el año nuevo los moneros de la prensa en México? Aquí algunos ejemplos…

 

1.jabaz

2.resendiz

 

 

 

 

 

 

3.trino4.alarcon

6.elroto

#MásPoesía Fernando Calderón

La risa de la beldad 

 

Bella es la flor que en las auras

con blando vaivén se mece;

bello el iris que aparece

después de la tempestad:

bella en noche borrascosa,

una solitaria estrella;

pero más que todo es bella

la risa de la beldad.

 

Despreciando los peligros

el entusiasta guerrero,

trueca por el duro acero

la dulce tranquilidad:

¿quién su corazón enciende

cuando a la lucha se lanza?

¿Quién anima su esperanza?…

La risa de la beldad.

 

El conquistador altivo

precedido de la guerra,

cubre de sangre la tierra,

de miseria y orfandad.

¿Y quién el curso detiene

de su cólera siniestra?

¿Y quién desarma su diestra?

La risa de la beldad.

 

¿Quién del prisionero triste

endulza el feroz tormento?

¿por quién olvida un momento

su perdida libertad?

¿Y quién, en fin, del poeta

hace resonar la lira?

¿Quién sus acentos inspira?

La risa de la beldad.

 

Una suerte inexorable

llena de luto mi vida,

y mi alma gime oprimida

por la dura adversidad;

pero yo olvido estas horas

de tanta amargura llenas,

cuando suaviza mis penas

la risa de la beldad.

 

Tomado de la antología de Juan Domingo Argüelles: Poesía mexicana. De la época prehispánica a nuestros días.

El éxito de la antipatía

Por Javier Marías

 

De vez en cuando ocurre. La mayoría de las personas con una dimensión pública, sobre todo políticos en campaña (pero no sólo), tratan de ser simpáticos y agradables por encima de todo. Sonríen forzadamente, procuran tener buenas palabras para todo el mundo, incluidos sus contrincantes y aquellos a quienes detestan; estrechan manos, acarician a los desheredados y a los niños, se prestan a hacer el imbécil en televisión y no osan rechazar un solo gorro o sombrero ridículos que les tienda alguien para vejarlos; intentan parecer “normales” y “buena gente”, uno como los demás, y su idea de eso es jugar al futbolín, berrear en público con una guitarra, tomarse unas cervezas o bailotear. Supongo que están en lo cierto, y que a las masas les caen bien esos gestos, o si no no serían una constante desde hace décadas, en casi todos los países conocidos. Y no veríamos a la pobre Michelle Obama cada dos por tres, canturreando un rap, haciendo flexiones o participando en una carrera de dueños de perros por los jardines de la Casa Blanca. Pero hay algo que no se compadece con estas manifestaciones de campechanía y “naturalidad”, que las más de las veces resultan todo menos naturales. (De hecho la simpatía verdadera no se suele percibir más que en alguna ocasión extraordinaria; en casi todos los personajes públicos se ve impostada, mero fingimiento, artificial.) Y la contradicción es esta: un número gigantesco de los tuits y mensajes que se lanzan a diario en las redes son todo lo contrario de esto. Comentarios bordes o insolentes, críticas despiadadas a lo que se tercie, denuestos e insultos sin cuento, maldiciones, deseos de que se muera este o aquel, linchamientos verbales de cualquiera –famoso o no– que haya dicho o hecho algo susceptible de irritar a los vigilantes del ciberespacio o como se llame el peligroso limbo.

Eso indica que hay millones de individuos que no profesan la menor simpatía a la simpatía, ni a los buenos sentimientos, ni a la tolerancia ni a la comprensión. Millones con mala uva, iracundos, frustrados, resentidos, en perpetua guerra con el universo. Millones de indignados con causa o sin ella, de sujetos belicosos a los que todo parece abominable y fatal por sistema: lo mismo execrarán a una cantante que a un torero (a éstos sin cesar), a un futbolista que a un escritor, a una estudiante desconocida objeto de su furia que al Presidente de la nación, tanto da. Cierto que la inmensa mayoría de estos airados vocacionales sueltan sus venenos o burradas sin dar la cara, anónima o pseudónimanente, lo cual es de una gran comodidad. Su indudable existencia explica tal vez, sin embargo, el “incomprensible” éxito que de vez en cuando tiene la antipatía, cuando alguien se decide a encarnarla.

Puede que al final el fenómeno quede en anécdota, pero ya han transcurrido muchos meses desde que el multimillonario Donald Trump inició su carrera para ser elegido candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, precisamente el país más devoto de la simpatía pública, posiblemente el que la inventó y exigió. Si se mira a Trump con un mínimo de desapasionamiento, no hay por dónde cogerlo. Su aspecto es grotesco, con su pelo inverosímil y unos ojos que denotan todo menos inteligencia, ni siquiera capacidad de entender. Su sonrisa es inexistente, y si la ensaya le sale una mueca de mala leche caballar (ay, esos incisivos inferiores). Sus maneras son displicentes sin más motivo que el de su dinero, pues no resulta ni distinguido ni culto ni “aristocrático”, sino hortera y tosco hasta asustar. En el pasado hizo el oso en un programa televisivo en el que su papel principal consistía en escupirles a los concursantes, con desprecio y malos modos: “¡Estás despedido!”, para regocijo de la canalla que lo contemplaba. El resto ya lo saben: como precandidato, ha denigrado a los hispanos sin distinción; a los musulmanes les quiere prohibir la entrada en su país, hasta como turistas; se ha mofado de un veterano de Vietnam por haber caído prisionero del enemigo; ha llamado fea a una rival, ha ofendido a la policía británica y ha lanzado groserías a una entrevistadora en televisión, y no cabe duda de que seguirá. Lejos de desinflarse y perder popularidad, ésta le va en aumento. Las nominaciones no están tan lejos, y hoy nadie puede jurar que el candidato republicano no será Trump. Si así ocurriera, y aunque después fuera barrido por Hillary Clinton o quien sea, la advertencia y el síntoma son para tomárselos en serio. Hay épocas en las que se venera lo desagradable, lo antipático, lo faltón y lo farruco, la zafiedad y la brutalidad, el desdén, el desabrimiento, el trazo grueso y la arbitrariedad. En las que el razonamiento está mal visto, no digamos la complejidad, la sutileza y el matiz. Hemos tenido ya prueba de ello en los duraderos éxitos de Berlusconi y Chávez, y aun del imitamonas Maduro en menor grado. También en el de Putin, aunque éste sea más disimulado. La penúltima vez que alguien no disimuló en el mundo occidental, que se permitió no ser hipócrita y esparcir ponzoña y anatemas contra quienes quería exterminar, bueno, casi los exterminó. El exceso de empalago trae a veces estas reacciones ásperas, y entonces los furibundos –son millones y ahí están, no haciéndose ver pero sí oír, y a diario– aplauden con fervor y votan al que se atreve a prestarles su rostro y a representarlos. Al energúmeno que por fin da la estulta cara por ellos.

Tomado de El País

http://elpais.com/elpais/2015/12/30/eps/1451476985_207631.html

Un extraño duelo entre Macri y Cristina Kirchner

Por Joaquín Morales Solá

 

Fue algo extraño. Después de años de política pasional y pública, hubo un duelo hecho de distancia y de silencio entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner. El resto del peronismo tuvo una sorpresa no exenta de cierta fascinación: por primera vez chocó con un presidente no peronista dispuesto a ejercer el poder hasta los últimos límites de la Constitución.

A la decisión kirchnerista de dejar a la gobernadora María Eugenia Vidal sin oxígeno financiero, Macri le contestó con una crucial modificación de la ley de medios, la decisión más icónica del cristinismo, la razón por la que la ex presidenta juntó las apariencias de una señora burguesa con el discurso retórico de una líder revolucionaria. Los cambios de esa ley colocaron, además, en un lugar muy distinto el eje central de las comunicaciones en el país. No hay ni habrá perdón para Macri.

Gran parte de las decisiones más importantes de Macri se hicieron mediante decretos de necesidad y urgencia. ¿Es correcto que el Presidente use los métodos de su antecesora cuando él llegó con la promesa de cambiar las formas de gobernar? La primera prioridad que Macri se impuso es el desmantelamiento del Estado populista. Un Estado construido para una fracción política, que alimentaba desde el poder sus fobias y sus filias. No se trata sólo de una decisión política o ideológica de Macri, sino también de medidas que hacen a su propia preservación.

“Si el Estado no cambia, no cambiará el país. Y con las viejas reglas del juego, nosotros no llegaremos ni a los primeros cuatro años”, suele decirles Macri a sus ministros.

Un kirchnerismo victorioso y festivo en La Plata, porque había metido bajo el agua la cabeza de la gobernadora Vidal, le dio la razón.

Primera pregunta: ¿son comparables los decretos de necesidad y urgencia (DNU) de Cristina con los de Macri? La respuesta es no, por la diferencia de ambos presidentes en su relación de fuerzas con el Congreso. El DNU es una ley imperfecta que le concede al Presidente facultades legislativas y que necesita de la aprobación posterior de una de las dos cámaras del Congreso, al menos. Cristina tenía mayoría en las dos cámaras; por lo tanto, sus DNU ni siquiera eran tratados. Pasaban los tres meses constitucionales sin tratamiento, necesarios para que los DNU se conviertan automáticamente en leyes. El último DNU que firmó Cristina aumentó en 36.000 millones de pesos el presupuesto nacional (que ya los había gastado, por lo demás). El presupuesto es la principal ley del Estado, porque ordena los gastos y las inversiones que se hacen con el dinero público. Así eran los DNU de la jefa del kirchnerismo escandalizado ahora por los DNU de Macri.

Las cosas no serán tan fáciles para Macri. Los bloques del Presidente son minoritarios en las dos cámaras. Tanto la oposición cerril del kirchnerismo como la oposición racional de Sergio Massa o de Margarita Stolbizer lo obligarán a debatir en el Congreso sus DNU. Desde ya, Macri apuesta a que esas aprobaciones se logren en la Cámara de Diputados, donde el kirchnerismo es primera minoría, no mayoría. En el Senado, el kirchnerismo (o el peronismo, quién lo sabe) es mayoría. Si bien los DNU entran en vigor en el acto, el rechazo parlamentario de ellos retrotrae las cosas a la situación anterior a su firma.

¿Reúnen los DNU de Macri las condiciones de excepcionalidad y urgencia que impone la Constitución? Ésta sólo esboza condiciones generales; no puede, desde ya, prever cada caso que pueda producir la historia no escrita. A esa pregunta el macrismo la responde exhibiendo aquella prioridad: hay que desmantelar el Estado populista. Y es ahora o nunca, asegura.

Macri aprendió una significativa lección política con la designación de los dos jueces de la Corte Suprema. Esa decisión no la consultó con nadie antes de tomarla. El peronismo sin distinciones cayó luego sobre él. Sucedió otra cosa con la intervención a la Afsca para limpiar al organismo del aparato político del sabbatellismo, y con la modificación a la ley de medios. Se tomó el trabajo de adelantarles por teléfono esas decisiones a todos los gobernadores peronistas y a líderes parlamentarios que responden más al peronismo histórico que al cristinismo. Los gobernadores tienen una realidad distinta en sus provincias, más importante que la leyenda de causas ganadas o perdidas. Requieren inversiones urgentes en comunicaciones, sobre todo, en telefonía celular.

Tal vez por todo eso la furia política que provocaron esas decisiones de Macri se encerraron después, como pudo advertirse fácilmente, en el kirchnerismo puro y duro. Ni un solo gobernador peronista salió en defensa de la estabilidad de Sabbatella o de la condición heroica de la ley de medios. Eran problemas de cristinistas, obligados a pregonar sus decepciones en plazas públicas. “Diana Conti es la líder de la oposición a los cambios a la ley de medios. ¿Brindamos?”, le propuso, irónico, el ministro de Comunicaciones, Oscar Aguad, al jefe de Gabinete, Marcos Peña. Aludía a la condición impopular de la aguerrida diputada del cristinismo.

Aguad es un caso especial en el gabinete de Macri, porque es un radical que tiene experiencia en el combate contra el cristinismo. Enfrentó al entonces kirchnerismo gobernante en la Cámara de Diputados y en el Consejo de la Magistratura, que él integró como representante de la oposición. Forma parte, junto con Ernesto Sanz, José Cano y Gerardo Morales, de una camada rara de radicales, dispuestos a demostrar que el poder está para ser usado.

La virtud más evidente de los cambios en la ley de medios es que promueve la inversión y la competencia en el mundo de las comunicaciones, el que más progreso tecnológico ha registrado en las últimas décadas. Lo que hizo Macri fue levantar los cerrojos que asfixiaban a los medios existentes (sobre todo, al Grupo Clarín) y no permitían la aparición de nuevos y necesarios actores en el escenario de las comunicaciones locales. Colocó ese universo en la dirección de conseguir el cuádruple play (cada empresa podrá ofrecer telefonía fija, celular, televisión e Internet) y de producir una importante inversión en la telefonía celular con 4G, es decir, de permitirles a los argentinos recuperar los celulares que Cristina convirtió en casi inútiles.

Es cierto que se terminaron la guerra del Estado contra Clarín y una discusión ya medieval. Pero es igualmente cierto que Macri hizo otras cosas con esos cambios: blanqueó la posición en medios audiovisuales de grupos que estaban en la ilegalidad, como el de Cristóbal López, el grupo Vila-Manzano o la propia Telefónica. Eliminó el artículo de la ley que impedía a los propietarios de medios ser proveedores de servicios públicos. López y Vila-Manzano son productores de petróleo, y Telefónica es dueña de Telefé. Cristina llegó a invertir 26.000 millones de pesos en el tendido de fibra óptica. Lo hizo para terminar de pulverizar a Clarín, pero esa obra inconclusa será terminada por Macri. Esa fibra óptica será destinada, sobre todo, a los nuevos o pequeños actores de las telecomunicaciones. Clarín ya ha hecho inversiones en fibra óptica y las telefónicas tienen suficiente respaldo financiero como para hacerlas por su cuenta.

La modificación de la ley de medios, la intervención a la Afsca, la conversión del campo en un sector muy beneficiado de la economía y el drástico cambio de la relación con Venezuela (y de toda la política exterior) fueron heridas profundas en el monumental ego de Cristina Kirchner. Es, para ella, el fin prematuro de una era que soñaba tan larga como inmutable. Una profanación. A esas mutaciones deben agregarse ciertas agitaciones en la justicia federal que investiga a varios ex funcionarios suyos y a ella misma. Cristina decidió, como siempre, doblar la apuesta. Gastó los teléfonos desde El Calafate para frenar las negociaciones de los senadores peronistas por el acuerdo a los nuevos jueces de la Corte. La cosas iban bien en el Senado; ahora, no tanto.

Llamó por lo menos cinco veces a José Ottavis, jefe del bloque de diputados kirchneristas de La Plata, para que una sesión clave de esa Cámara se cayera. Se cayó. El cristinismo celebró como si hubiera ganado una elección. Es extraño el caso de Ottavis, porque se perfilaba como un político que aspiraba a un destino electoral. Es más raro el de Daniel Scioli, que se inscribió entre los que no saben ni contestan en un caso que es herencia directa suya. Vidal estaba buscando autorización para pedir créditos y poder pagar las deudas que le dejó Scioli. Vidal recibió la provincia con sólo 100 millones de pesos, una limosna para el presupuesto más grande del país después del nacional.

A Macri le quedan los gobernadores peronistas, los intendentes del conurbano y los sindicatos para enhebrar un diálogo político. Ese peronismo también sabe que su peor receta sería aferrarse al revanchismo del cristinismo. Mucho más cuando descubrió que hay un Presidente dispuesto a disputarle el poder a Cristina, palmo a palmo.

Tomado de La Nación

http://www.lanacion.com.ar/1858969-un-extrano-duelo-entre-macri-y-cristina-kirchner

SEP y Salud deben prevenir obesidad: Senado

La obesidad y el sobrepeso son un problema de salud pública en México. De acuerdo con la Secretaría de Salud, el 70 por ciento de la población se encuentra en alguna de estas condiciones.

En respuesta a esta problemática, el Senado de la República exhortó a la secretaría de Educación Pública y a la secretaría de Salud a diseñar e implementar una campaña educativa que prevenga, atienda y combata la obesidad, el sobrepeso y los trastornos de la conducta alimentaria en las niñas, los niños y los adolescentes.

A su vez, la Cámara Alta pidió al Ejecutivo Federal y a los gobiernos estatales que diseñen y fortalezcan las estrategias necesarias para la implementación de estas campañas.

No está de más señalar que para realizar estos cambios, los senadores se apoyaron en la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el pasado 6 de diciembre. Esta ley pretende garantizar el pleno ejercicio, respeto, protección y promoción de los derechos de niñas, niños y adolescentes.

¿Otra elección de Estado en Colima?

Hace semanas, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anuló la elección de Colima. ¿El motivo? La intervención en el proceso del gobierno estatal.

En la segunda elección —que se lleva a cabo en este momento en Colima—, el candidato del PAN —Jorge Luis Preciado—, volvió a denunciar irregularidades por parte del gobierno estatal. ¿Será que, de nuevo, veremos una elección de Estado?

Preciado anunció que presentará una denuncia en contra de Arnoldo Ochoa, secretario General de Gobierno del Estado. El también senador con licencia acusó a Ochoa de intimidar a la población mediante las instituciones de Justicia y Seguridad Pública.

En conferencia de prensa, Preciado acusó a Arnoldo Ochoa de utilizar un contrato de compra-venta falso para arrebatar propiedades a simpatizantes de su campaña.

El presunto afectado se llama Francisco Javier Osorio. Este hombre argumenta que Arnoldo Ochoa habría empleado patrullas municipales para tratar de quitarles una propiedad en donde cultivan caña de azúcar.

De confirmarse la versión de Preciado, también estaríamos ante la ratificación de que en Colima ocurriría otra elección de Estado; de que —una vez más—, la autoridad intenta cerrar el paso a la oposición y de que —otra vez—, se favorecería desde el poder al priista Ignacio Peralta. ¿Será?

La Otra Opinión