Por:Psic. Ma Elena Salazar P.
Carlos fue un estudiante sobresaliente de la misma carrera que su padre quien es un destacado abogado con su propio despacho en donde ha logrado un gran prestigio.
Desde muy joven Carlos se fijo la meta de no sólo ser como su padre a quién admira y por quien también ha llegado a sentirse intimidado; sino además poder destacar más que él.
Hace una año que se graduó obteniendo mención honorífica. En un principio trabajó con su padre en cuya relación laboral se presentaron rivalidades y diversos conflictos entre ellos por lo que Carlos decidió cambiar de lugar de trabajo pero sin haber podido destacar como profesionista.
Esta situación ha sido motivo de frecuentes enfrentamientos entre padre e hijo en donde su progenitor le reprocha el no lograr alcanzar el éxito profesional que él ha tenido y el haber renunciado a seguir trabajando juntos.
Pero, ¿cuál será el motivo que hace que Carlos no logra realizar el deseo de no sólo ser como su padre sino en poder rebasarlo en lo profesional?
Desde el nacimiento del psicoanálisis se considera que el ser humano enferma de neurosis a consecuencia de la frustración.
Cuando el sujeto no logra satisfacer sus deseos, alcanzar sus objetivos o lograr sus metas, lo invade el desencanto y de ahí se deriva la neurosis y aunque se dice que todos somos neuróticos porque es imposible alcanzar todos nuestros deseos, existen casos en que la neurosis se torna grave.
La paradoja resulta cuando la persona logra alcanzar un deseo hondamente arraigado y por mucho tiempo perseguido y a pesar de ello se ve invadido por una neurosis que puede derivar grave.
Pero ¿ por qué el sujeto sufre de neurosis si logra una meta o cumple un deseo?
La respuesta es simple y compleja: porque para lograr el deseo hay que combatir a alguien importante para la persona que busca el éxito.
En el caso de Carlos del padre se convierte en el enemigo a combatir y a la vez esta lucha llena de culpa al hijo.
Son pocos los padres que teniendo éxito profesional o laboral, logren compartirlo con los hijos enseñándoles como se puede alcanzar y por el contrario se vuelve una exigencia o peor aún, se convierte una arma con la que los padres atacan la integridad y el desarrollo individual del hijo.
Es entonces que el descendiente de manera inconsciente ataca al padre con su fracaso, lo que lo llena de culpa y lo paraliza para continuar con su desarrollo lo que contribuye a que desarrolle una neurosis grave.
Si los padres convirtieran el propio éxito en una enseñanza de vida para los hijos y no una forma de atacarlos y devaluarlos, éstos tendrían la libertad de elegir si siguen la forma de vida profesional y laboral del padre, o si elige una forma diferente, igualmente saber que tiene el apoyo y admiración del padre. Esto es una manera de formar hijos éxitos que sientan aceptados por el admirado padre.