Esta mañana en conferencia de prensa, el presidente Andrés Manuel López Obrador amenazó con seguir arremetiendo contra los medios de comunicación que considera “fifís” y conservadores, pues se defendió diciendo que él también tiene el derecho de réplica aunque a algunos no les parezca.
Asimismo, el tabasqueño pidió a los medios no querer aparentar que son independientes cuando en realidad, dijo, representan al movimiento conservador, pues aseguró que en lugar de ejercer la libertad de expresión negocian con ella, “comprando subvenciones, lo que coloquialmente se conoce como ‘chayote’”.
De esta forma, Obrador reiteró que posee la información sobre algunos columnistas que fueron comprados por el gobierno anterior, sin embargo, omitió los nombres por –según él– cuestiones de dignidad y agresión directa.
Queda claro que en este caso va más allá de la acusaciones contra el diario Reforma, que han provocado amenazas de muerte a sus dueños y directivos.
Parece que ahora el presidente va contra los columnistas en general, a manera de advertencia o de amenaza para que, como es su costumbre “le bajen a la crítica” de lo contrario la amenaza incluye el “garrote” de que pudiera dar conocer los nombres.
Entonces, si ya señaló a uno, ¿por qué no mencionar a los demás? ¿Por qué sólo acusar sin presentar pruebas? ¿Será otra de sus mentiras?
En este caso no sería raro que sólo hable por hablar, engañar y evadir información. Pues él que tanto defiende la transparencia, debería de dar los datos que asegura tener y presentar pruebas; pruebas que avalen sus acusaciones, no sólo señalar para engatusar a la gente. Los datos y pruebas dicen más que mil palabras.
