Ochoa Reza y los “enanos” del poder

Más de uno ha puesto en duda el nombramiento de Enrique Ochoa como dirigente nacional del PRI.

Para algunos, el cargo quedaría grande al titular de la CFE.

Sin embargo, basta echar una mirada al resto de partidos para notar que la falta de cuadros no es exclusiva del PRI.

En el PAN, el dirigente actual –Ricardo Anaya–, es un invento con una militancia –y astucia política– bastante limitadas.

Antes de convertirse en sombra de Gustavo Madero, Anaya era un político menor en su natal Querétaro.

En el PRD, luego de la renuncia de Agustín Basave, son tres los políticos que se perfilan para llenar el vacío de poder:

Alejandra Barrales, cuyo mérito es la cercanía con Andrés Manuel López Obrador.

Beatriz Mojica, quien hace las veces de “dedo chiquito” de Jesús Ortega.

Pablo Gómez, un cartucho quemado.

Mientras que en el resto de partidos, las cabezas son caciques como López Obrador en Morena o los liderazgos históricos del Partido Verde y el PT.

Por eso, insistimos, ¿la falta de cuadros en el PRI es un problema de partido o es un problema de la clase política?