¿Cuáles son los pendientes de Enrique Ochoa?

El virtual dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, tendrá que procesar una gran cantidad de pendientes. Pero, ¿cuáles son los 10 más urgentes? Aquí proponemos algunos:

  1. Recuperarse de las derrotas. El PRI es un partido que nació par administrar el poder. Por ello, las derrotas electorales son un duro golpe para sus cuadros y estructuras. Enrique Ochoa tendrá que ayudar al PRI a recuperarse de una de sus mayores golpes..
  2. Reunificar al partido. Dicen los enterados que las traiciones habrían costado varios gobiernos estatales al PRI. Por ello, Ochoa Reza deberá trabajar por consolidar a su partido.
  3. Redefinir la relación del presidente y el partido. A pesar de que Enrique Peña sigue siendo el primer priista –muestra de ello es la designación de Ochoa–, en algunos estados, las decisiones presidenciales han chocado con los intereses locales. Habrá que replantear la forma en que se relacionan ambos grupos de poder.
  4. Poner orden en el gabinete presidencial y la sucesión. A dos años de la elección presidencial, los precandidatos del tricolor comienzan a mover sus fichas y a tratar de ganar terreno. Ochoa deberá poner orden y evitar la ruptura del partido.
  5. Reconectar con la militancia. Dicen los que saben que las estructuras del PRI ya no están tan “aceitadas” como antes. La mejor prueba de ello la vimos el 5 de junio. Ochoa tendrá que revitalizar el aparato tricolor.
  6. Presentar un PRI distinto al que fue derrotado en junio. Más allá de la militancia, el PRI tiene el reto de ser atractivo para el votante no afiliado, para los indecisos. Quizá uno de los mayores retos del nuevo dirigente.
  7. Sobreponerse a la sombra de Manlio. Muchos vieron a Manlio como el político ideal para dirigir al PRI. Sin embargo, Beltrones falló el 5 de junio. ¿Podrá Ochoa sobreponerse al peso del sonorense?
  8. Aclarar su afiliación. Las reglas del PRI obligan a que sus dirigentes tengan una militancia de –al menos– 10 años. Sin embargo, en el padrón de militantes aparece un Enrique Ochoa Reza –afiliado el 17 de julio de 2014 en la Ciudad de México–; es decir, que este hombre tendría una militancia de dos años al día siguiente de la elección del próximo dirigente. Más aún, en 2011, cuando Ochoa Reza quería ser consejero electoral, negó ser militante del PRI –eso fue hace cinco años–; finalmente, circula una credencial de afiliación con fecha de agosto de 1991. No obstante, en ese momento, el PRI no podía afiliar militantes porque se encontraba a la mitad de una elección federal. ¿Quién miente y quién tiene razón?
  9. Demostrar por qué es el líder el partido. La falta de presencia de Enrique Ochoa en la vida partidista ha puesto en duda que sea el hombre adecuado para dirigir al partido. Una de sus primeras preocupaciones deberá ser comprobar por qué es el hombre adecuado para liderar al tricolor.
  10. Llevar el cambio generacional al partido. La llegada de Enrique Ochoa es la puerta de entrada de una nueva generación de políticos. La pregunta es si este relevo llegará a las bases del partido o se quedará en una simulación en las cúpulas.