Nexos con el narco; lo que calla AMLO en su segundo informe 

La política de López Obrador que se basa en el no uso de la violencia (“abrazos, no balazos”) para enfrentar la violencia explica su sensibilidad y cercanía con los criminales

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“Eso sí calienta”, suele ser la frase del presidente Andrés Manuel López Obrador cuando escucha ser comparado con los gobiernos anteriores en cuestión de resultados sobre la disminución de violencia e inseguridad en México. Pues según él, con su estrategia “abrazos, no balazos” ha ayudado a que poco a poco se vaya pacificando el país. 

Pero si bien, algo que López Obrador tiene razón, es que no puede ser comparado con las administraciones pasadas en el tema de seguridad, pues sobra decir que el primer año y medio del tabasqueño como presidente de México ha sido el más violento en lo que va del siglo, e incluso, con respecto a los altos índices de homicidios e inseguridad en el país, sólo han sabido aumentar desde 2006 sin pausa.

Esto lo revela datos de su propio gobierno, pues de acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública, la tasa de asesinatos duplica, por ejemplo, a la registrada en mismo periodo de Felipe Calderón, y es 55% más alta que con el expresidente Enrique Peña Nieto.

Pero además, comparaciones más recientes también prueban el avance de la violencia en México. En el periodo de 2019-2020, la violencia homicida sigue subiendo aun cuando desde hace un rato se ubica en niveles récord.

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El que prometió que sería el periodo de los “abrazos no balazos” y según “la guerra había terminado”, actualmente los datos demuestran que 7 de cada 10 asesinatos se han cometido con armas de fuego. Además, al menos 60% de los crímenes están vinculados con las actividades del crimen organizado y, sobretodo, con sus disputas territoriales.

Pese a datos oficiales, el presidente está convencido que todo ha cambiado y ha mejorado, y bajo esta convicción, el 10 de agosto pasado reconoció que, durante la administración del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, México tuvo un narco-Estado. Refirió como evidencia la denuncia, en Estados Unidos, contra el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, por presuntos vínculos con el Cártel de Sinaloa.

Asimismo, bajo esta misma línea de ataque, AMLO en uno de sus spots lanzados previos a su mensaje por su Segundo Informe Presidencial, el tabasqueño aseguró que en México no habrá más narco Estado y no existirán ya mandos bajo la orden de criminales. Así como también afirmó que los índices de violencia se están reduciendo a través del estímulo a los jóvenes mexicanos para que se ocupen en actividades productivas.

“¡Vaya cinismo!”, habremos pensado, al menos la mayoría, al recordar su emblemático saludo a María Consuelo Loera, madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán; que además, AMLO se defendió de las críticas y los ataques, alegando que era una anciana y que no era responsable de los crímenes de su hijo.

Y es que para el presidente de México es normal lo que hace, lo que evidentemente exhibe su falta de tacto y sensibilidad política. 

Sin embargo, al tiempo que él asegura ya no “sea la delincuencia la que gobierne en México. Nunca más García Lunas en el gobierno”, no en vano se dan las críticas por sus presuntas ligas con el narco, las cuales comenzaron a ser evidentes en octubre de 2019, luego del llamado operativo fallido implementado por elementos castrenses para detener a Ovidio Guzmán Salazar, hijo de “El Chapo”, suceso también conocido como el “Culiacanazo”. 

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Estos no son los únicos sucesos que levantan sospechas de la cercanía que tiene el presidente con el narco, pues podríamos mencionar otros  más como cuando el mismo día que saludó a la mamá del Chapo, y conversó con los abogados del narcotraficante, también es recordado por ser el mismo día del cumpleaños de Ovidio Guzmán Salazar; u otro hecho fue cuando la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero reveló que el Gobierno de la “Cuarta Transformación” estaba negociando la pacificación del país con los grupos criminales. 

Declaración que inmediatamente fue desmentida por el presidente y aseguró que su Gobierno no negocia con cárteles, agregando que el Estado mexicano tenía la responsabilidad de garantizar la paz en todo el territorio.

Ante esto, está más claro que la política de López Obrador que se basa en el no uso de la violencia (“abrazos, no balazos”) para enfrentar la violencia explica su sensibilidad y cercanía con los criminales; tampoco cuenta con una verdadera estrategia que logre evitar que la violencia del país siga creciendo, lo que confirma que nuestra seguridad está bajo las órdenes del peor gobernante de la historia. 

 

Con información de Infobae, The Washington Post, Proceso

AIS