Necedad y locura en el discurso de AMLO

El de López Obrador sigue siendo un discurso efectivo y rentable electoralmente. Pero no por ello deja de estar vacío.

Al rendir protesta este domingo como candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador dijo que de ganar las elecciones actuará con “necedad, perseverancia, rayando en la locura, de manera obcecada“, como lo han llamado sus adversarios.
En su discurso, López Obrador reiteró diferentes promesas que ya había planteado, pero no los “cómos”.

Soy terco, es de dominio público, necio, dicen… obcecado, perseverante, como suele llamarse a quienes defienden ideales, principios o alguna causa… voy a acabar con la corrupción“, aseguró el tabasqueño.

Presentándose una vez más con oratoria demagógica, Andrés Manuel López Obrador aseguró que será terco contra la corrupción y a favor del desarrollo en México.

En su discurso, el tabasqueño mostró una vez más los innegables dotes retóricos que –entre otras cosas– lo han ayudado a mantenerse vigente y a la cabeza de las encuestas: intentó convertir la necedad y la locura –defectos con los que se le ha criticado– en virtudes para combatir los problemas del país.

Pero más allá de la habilidad discursiva de López Obrador, vale la pena preguntar: ¿es suficiente con necedad y locura para acabar con la corrupción, con la violencia y con la inseguridad? ¿Con locura y necedad se puede fomentar el crecimiento y el desarrollo del país?

Está claro que no. No hay fórmulas mágicas, y mucho menos sería suficiente la necedad y la locura para acabar con los males que hoy aquejan a nuestro país. Al final del día, el dueño de Morena una vez más, no propuso más que un pragmatismo encaminado a la insensatez, irracionalidad, barbaridad, desatino y desacierto.

El de López Obrador sigue siendo un discurso efectivo y rentable electoralmente. Pero no por ello deja de estar vacío.