En la Ciudad de México y en la mayoría de las otras entidades federativas patear a un perro o a un gato puede ameritar ir a la cárcel, pero está permitido torturar hasta su muerte a un toro y hacer de ello un espectáculo público.
El anuncio del pasado lunes en el sentido de que en comisiones del Congreso capitalino fue aprobado un dictamen con reformas legales encaminadas a prohibir las corridas de toros generó en muchos ciudadanos la ilusión de que, ahora sí, se terminaría con esa barbarie conocida como “Fiesta Brava”.
Sin embargo, el solo anuncio generó una reacción inmediata de distinguidos personajes de Morena, que operaron para frenar ese dictamen y enviarlo a la congeladora, como muchos otros esfuerzos que se han hecho en años anteriores.
Y es que muchos personajes ligados a Morena o al gobierno de la autodenominada “Cuarta Transformación” no solo son aficionados a las corridas de toros, sino que tienen intereses económicos en la industria de la tauromaquia.
Uno de los primeros en reaccionar contra el intento de prohibir las corridas fue el senador suplente de Morena, Pedro Haces Barba, quien es presidente de la Asociación Mexicana de Tauromaquia.
Una sola reunión bastó para que el presidente de la Comisión de Bienestar Animal del Congreso de la Ciudad de México, Jesús Sesma, frenara de golpe el dictamen que de buena fe había sido aprobado un día antes por la mayoría de los integrantes de esta instancia.
Pero no fue el único de Morena que reaccionó. Sesma recibió diversas llamadas de otros personajes cuyos intereses se verían afectados si se prohíben las corridas de toros, como lo establecía el dictamen.
Se sabe que varios integrantes del gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador y colaboradores cercanos, como César Yáñez, son muy aficionados a la “Fiesta Brava”.
Según Sesma, el dictamen no será llevado de inmediato al pleno del Congreso capitalino, para dar oportunidad de dialogar con los sectores involucrados en el asunto y revisar el tema de la pérdida de empleos que provocaría la prohibición de las corridas de toros.
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Este aplazamiento de la discusión en el pleno en realidad no es otra cosa que el fracaso de un nuevo intento por terminar con ese brutal espectáculo. No se prohibirán las corridas.
Este sainete puso en evidencia el oportunismo del diputado del PVEM, Jesús Sesma, quien un día presumió en sus redes sociales la aprobación del dictamen como si fuera mérito suyo, y al día siguiente, con una mano en la cintura, envió ese dictamen a la congeladora.
En México, las corridas de toros solo están prohibidas en los estados de Sonora, Guerrero y Coahuila, mientras que están declaradas como “bien cultural” en Aguascalientes, Tlaxcala, Hidalgo, Querétaro, Zacatecas, Michoacán y Guanajuato.
La llamada “Fiesta Brava” debería estar prohibida en todo el territorio nacional. Es un acto de barbarie en donde miles de personas se regocijan de observar cómo los toros son torturados hasta su muerte.
En la Ciudad de México se han intentado prohibir las corridas en años anteriores, pero los poderes fácticos lo han impedido. Ahora, ese poder real y fáctico que lo impedirá, se llama Morena.
OFF THE RECORD
**ATORÓN AZUL
El PAN no logró definir la candidatura a gobernador de Aguascalientes mediante la realización de encuestas.
Los ejercicios demoscópicos favorecieron a Teresa Jiménez, pero Antonio Martín del Campo no quedó conforme.
Ahora, lo que sigue es una consulta a la militancia, con carácter vinculatorio.
**”NO ME DEFIENDAS, COMPADRE”
En su intento de defender lo indefendible, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo ayer acerca de Ana Elizabeth Vilchis que la señorita “no sabe leer, pero no dice mentiras”.
La aludida solo volteó a verlo con cara de: “no me defiendas, compadre”.
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