¡MASACRE IMPARABLE EN EL SEGUNDO AÑO DE AMLO!

Como lo pronosticamos aquí desde hace más de 365 días, el primer año
del gobierno de López Obrador es el más violento de la historia al arrojar la
escalofriante cifra de 35 mil muertes violentas; mortandad de una guerra.

Masacre que no solo ha ensangrentado a todo el país sino que sigue
impune ya que ni los gobiernos municipales, ni los estatales y menos el federal
han investigado y castigado ni el uno por ciento de esas muertes.

Es decir, que en el gobierno de Obrador, durante su primer año, la única
estadística a la alza ha sido la impunidad y el número de muertes violentas.
Y frente a esa calamidad obliga preguntar.

¿Quién va a parar la masacre? ¿Existen incentivos o presión legales y
social capaces de revertir esa cifra de escándalo? ¿Qué debe hacer el gobierno
de López Obrador para acabar con esa tendencia de terror?

La respuesta a esa y a decenas de preguntas similares es la misma; en el
segundo año de gobierno de López Obrador seguirá a la alza la tendencia de
muertes violentas, mientras que fenómenos como la inseguridad y todas las
formas delincuenciales seguirán creciendo.

¿Por qué?

1.- Porque no hay razón para que la violencia criminal retroceda si el
gobierno de López Obrador grita todos los días que no cambiará su estrategia
contra ese flagelo.

2.- Porque en toda la cadena criminal –desde las grades bandas,
pasando por ladrones y delincuentes de medio pelo, hasta los solitarios
principiantes en el negocio ilícito–, entienden el mensaje del presidente
mexicano; son “tiempos de jauja” para el negocio del crimen, nadie será
perseguido y todos serán amnistiados.

3.- Frente al anterior mensaje –verdadero ensayo de la complicidad del
Estado con las bandas del crimen–, tanto los barones de la droga, la extorsión
y la trata, como los ladronzuelos callejeros incrementarán sus negocios, sus
correrías, sus ganancias y hasta seguirán saliendo del clóset; extorsionan,
trafican, roban, asaltan y secuestran a toda hora, en cualquier lugar y a la vista
de todos, sabedores de su impunidad.

¿Por qué debía ser distinto el segundo año de gobierno de López
Obrador, en materia de inseguridad, violencia y crimen, si todo seguirá peor?

Lo cierto es que no pocos especialistas calculan que a finales de 2020 la
cifra de muertes violentas rondará los 40 mil, mientras que todos los delitos
considerados graves se elevarán de manera escandalosa.

Pero no es todo. Tampoco es secreto, para nadie, el fracaso de la
Guardia Nacional; supuesto cuerpo de élite que –según el candidato López
Obrador–, sería la solución a los grandes problemas nacionales de violencia,
inseguridad y crimen desbordado.

La realidad colocó a la Guardia Nacional en calidad de fracaso y su
prometedora tarea terminó en la de una policía militarizado e inconstitucional
al servicio del interés del gobierno de Estados Unidos. ¿Por qué? Porque su
encargo es, básicamente, la persecución y detención de migrantes.

Pero el problema de la violencia y la inseguridad que hemos visto en el
primer año del gobierno de López Obrador es apenas la punta de la madeja de
un monstruo latente y que poco a poco será visible de cuerpo completo.

Y es que, sin que se trate de una casualidad –y tampoco un secreto–,
resulta que en los gobiernos estatales de Morena y en las alcaldías en manos
de ese partido, de la ciudad de México, es donde curiosamente la violencia y
el crimen muestran sus mayores niveles.

Es decir, mientras que políticos y gobernantes de Morena saquean las
arcas estatales y municipales; mientras que su principal preocupación es
robarse todo lo que pueden, en esas entidades y en esas alcaldías las bandas
criminales viven un verdadero “estado de jauja”.

No es casual, por ejemplo, que según reportes del portal especializado
www.letraroja.com las alcaldías capitalinas gobernadas por Morena y las
entidades federativas en manos de ese partido sean las más violentas, las más
inseguras y en donde se reportan picos estadísticos de homicidios, secuestro,
feminicidio, extorsión y robo.

Además de que estados como Veracruz, Morelos, Tabasco, Puebla, Baja
California y Ciudad de México, entre otros, tienen focos rojos en todos los
indicadores de violencia y criminalidad.

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Y si lo dudan, dos ejemplos que muchos conocen.

Viajar por carretera, de Ciudad de México a Puebla y/o a Morelos –sea
en auto particular o transporte público–, es casi una odisea que pone en riesgo
la vida. Y es que en los dos casos se ha disparado más de cien por ciento el
secuestro y el asalto.

Es decir, que el segundo año del gobierno de López Obrador será peor
que el primero; en muertes violentas, secuestros, robos y asaltos.

Sin duda que AMLO hace historia.

Al tiempo.