La coordinadora de la bancada de Morena en el Congreso de la CDMX, Martha Ávila Ventura, se encuentra atrincherada en los entes burocráticos de Allende y Donceles, con la intención de conserva la posición y sus cotos de poder durante la próxima legislatura.
Pero no la tiene nada fácil, pues los ultras del partido, con quienes simpatiza la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ya tienen a un candidato para la coordinación: el “bolivariano” Héctor Díaz Polanco.
Para aferrarse a la silla, en los últimos días Martha Ávila se dedicó a reforzar sus cotos de poder, en especial la Coordinación General de Comunicación Social, en donde se ha emprendido una suerte de “limpieza étnica” para barrer con todos los empleados que no son afines a su proyecto.
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Por instrucciones suyas se revisan con lupa los expedientes de cada uno de los empleados para detectar a quienes no han sido “obedientes ciegos” de sus instrucciones y buscar la forma de deshacerse de ellos.
Varios empleados de Comunicación Social, área clave en la operación del Congreso, han tenido que dejar sus plazas en los últimos días y otros más están en la mira de la diputada Ávila, quien obtuvo la coordinación cuando Ernestina Godoy se fue a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad.
¿Qué más está haciendo?
Martha Ávila también se está atrincherando en otras áreas del Congreso de la CDMX, como en la Oficialía Mayor, en donde también emprendió una “limpieza étnica” con la idea de que, si no la ratifican como coordinadora parlamentaria, por lo menos mantenga bajo su control las áreas clave.
Ávila pudo hacer lo que quiso con la operación y administración del Congreso local, porque Morena tiene en estos momentos una amplia mayoría. Sin embargo, en la próxima legislatura las cosas serán diferentes, porque por primera vez habrá un equilibrio de fuerzas.
Así, Martha Ávila tendrá que lidiar no solamente contra las corrientes internas de Morena que buscarán quitarle la coordinación parlamentaria, sino contra los partidos de oposición, que por la fuerza obtenida en las elecciones, exigirán participación en las áreas administrativas.
Por eso, el atrincheramiento y la “limpieza étnica” que la diputada, reelecta en las pasadas elecciones, ha emprendido en los últimos días.
