LOS JÓVENES, EL #ROSAPASTEL Y EL 2024

José Alberto Márquez Salazar

José Alberto Márquez Salazar

En la primera semana de julio de este 2023, en la aplicación Tik-Tok, principalmente, fue tendencia el hashtag #RosaPastel, basado en la canción del grupo Belanova y que se refiere a una relación de pareja que termina con mala fortuna.

El hashtag utilizado y la canción enmarcaron historias desafortunadas, las más, donde los jóvenes con grandes esperanzas, luego de esforzarse y plantear un futuro promisorio, viven enfrentando una dura realidad por la que no lucharon. En algunos casos, las historias son terriblemente frustrantes. (No me detendré a describirlas). Y, en muy pocos casos, hubo quienes advirtieron con lógica que los jóvenes no habían fallado: quién falló fue el sistema.

Desde hace más de treinta años, especialistas y autoridades promovieron la idea de que México sería mejor por la cantidad de jóvenes; en ellos se depositaría el futuro, decían. El del hashtag es el futuro de entonces: frustración, depresión, enojo, rencor…

Los indicadores nos dan idea de lo que hablamos:

En el año 2020, la población joven (12 a 29 años) representaba el 30 % de la población en México. Se calcula que, para el 2050, serán el 23.3 %, casi la misma cantidad que la población mayor de 65 años, para entonces. (Datos en Comunicado de Prensa Núm. 436/22 de INEGI y Panorama Demográfico de México, 2022, CONAPO). Tendremos menos jóvenes, pero más adultos frustrados.

Empleo: La tasa de desempleo de jóvenes de entre 18 y 29 años es de 16.1 %, casi 3.75 millones de personas (Encuesta Nacional de Empleo y Ocupación, 4º Trimestre del 2022).

Salarios dignos: En agosto del 2022, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), advirtió que 4 de cada 10 jóvenes contaban con trabajo. De los que tiene empleo, 45 % gana apenas alrededor de cinco mil pesos mensuales y un 48 % labora en jornadas de entre 35 y 48 horas semanales (5 y 7 horas diarias). A esto no sumo el tiempo en transportarse para ir de la casa al trabajo.

Depresión: De acuerdo con una investigación sobre el Ensanut 2020: “En México, a nivel nacional se estimó una prevalencia para 2018-19 de sintomatología depresiva en adultos de 20 años o más de 17.7 y de 16.1% en 2021, con mayor prevalencia en mujeres que en hombres.” (https://saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/14827/12410)

El suicidio: De acuerdo con el mismo INEGI, “El grupo de población de 18 a 29 años presenta la tasa de suicidio más alta: 10.7 decesos por cada 100 000 personas; le sigue el grupo de 30 a 59 años con 7.4 fallecimientos por cada 100 000.” En este rango de edad de 18 a 29 años, es más la tasa de suicidios de hombres (17.5) frente al de mujeres (4.1). La Asociación Psicoanalítica Mexicana, A. C., calculó hace dos años que en México había, entre personas de 12 a 24 años, 2.5 millones en depresión.

Los cuatro indicadores son una combinación complicada, no sólo para la vida personal de los jóvenes, sino para el desarrollo social, económico y político.

¿Podemos culpar al “sistema” de lo que sucede con los jóvenes?

Sí, en el sentido de que el estado, gobierno o régimen, o los tres juntos tiene como responsabilidad generar las mejores condiciones de desarrollo económico y para que las personas tengan las bases para ello.

De acuerdo con el gobierno federal, en 2022, se otorgaron más de 8 millones de becas para estudiantes en México. Además, promocionan que para aquellos jóvenes de entre 18 y 29 años que “no estudian ni trabajan” se otorgan 2,5 millones de apoyos. Es evidente que estos sirven, pero no resuelven el principal problema.

Los Tik-toks que decenas de jóvenes difundieron hablaban de su frustración por haber estudiado para tener mejores condiciones, laborales y profesionales. No se referían al hecho de tener o no tener un ingreso, solamente.

El sistema en el que vivimos, y que nos vendió la ruta para tener mejores condiciones de vida ha colapsado. Especialmente el sistema político le falló a miles de jóvenes que se han esforzado para ellos mismos y para contribuir al país.

En el proyecto de nación que la Cuarta Transformación promueve se advierte la sensibilidad para dar apoyos, transferir recursos, a los jóvenes, pero no hay ningún viso de que les dé la seguridad de que, estudiando, capacitándose, van a tener mejores caminos.

Viene el proceso electoral del 2024 y, seguramente, cada candidata y candidato, cada partido y movimiento político, van a hablar de los jóvenes y prometerles mejores condiciones. La Cuarta Transformación lo hizo y no les cumplió. Van a regresar a cobrarles los apoyos. De eso no hay duda.

De aquí en adelante, los jóvenes van a ser bombardeados por la propaganda que los buscará convencer. Pero ¿saben algo? Si los partidos y movimientos políticos no se cansan de lucrar con ustedes, ahora les toca a ustedes informarse, ejercer el voto consciente y regresarles el olvido y el discurso demagógico de décadas.

Es tiempo de cambiar al sistema; construir un sistema que los promueva y no los margine. Es momento vencer, con el voto, al sistema que los ha hecho a un lado. Hay que escuchar “Rosa Pastel” con otros oídos.

José Alberto Márquez Salazar