LOS GRANADEROS DE SHEINBAUM

Especial

A la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, le revivieron los granaderos, esos integrantes del cuerpo antimotines de la policía capitalina que supuestamente había desaparecido.

Con gran retórica, el día de su toma de posesión Sheinbaum anunció la “desaparición definitiva” del Agrupamiento de Granaderos, para cumplir así con una demanda de los líderes del movimiento estudiantil de 1968.

Con los granaderos congelados, Sheinbaum se quedó sin capacidad de respuesta ante eventos que involucran a multitudes, algo impensable en una ciudad tan grande y tan compleja.

Al no contar con ese cuerpo especializado en el control de multitudes, Sheinbaum optó por permitir que en las primeras manifestaciones de agrupaciones feministas y anarquistas se cometieran actos de violencia y de vandalismo en contra de ciudadanos, periodistas y comercios.

Durante el segundo semestre del 2019, las feministas realizaron varias manifestaciones, durante las cuales no fueron molestadas ni contenidas por autoridad alguna, a pesar de que en todas ellas agredieron a reporteros, dañaron fachadas de comercios y pintarrajearon monumentos históricos.

El clímax del vandalismo ocurrió el 28 de septiembre del 2019, cuando mujeres encapuchadas y vestidas de negro rompieron los cristales de dos estaciones del Metrobús, intentaron incendiar una puerta de la Cámara de Comercio y realizaron pintas en monumentos históricos sobre Paseo de la Reforma.

Ante la presión de diversos sectores de la sociedad, que exigían frenar el vandalismo, Sheinbaum tuvo la genial idea de enviar a miles de trabajadores del gobierno de la capital como carne de cañón para contener la violencia durante las manifestaciones.

El 30 de septiembre del 2019, la jefa de Gobierno anunció la creación de los ‘Cinturones de Paz’, compuestos por 12 mil empleados del gobierno central y de algunas alcaldías, los cuales tendrían como primera misión acordonar la marcha conmemorativa del 2 de octubre.

Pero el día de su debut, los empleados del gobierno fueron agredidos por los grupos de activistas que participaron en la marcha del 2 de octubre, al grado de que los policías les recomendaron que mejor se quitaran las camisetas blancas que les había dado el gobierno, pues con ellas eran el blando perfecto de los agresores.

A pesar del rotundo fracaso, Sheinbaum insistió en la idea –obtenida de algún colaborador durante una reunión de gabinete–  y el 25 de noviembre volvió a enviar ‘Cinturones de Paz’, pero ahora integrados exclusivamente por mujeres, para hacer vallar durante la marcha feminista que tuvo lugar ese día.

El resultado fue igual de desastroso que el 2 de octubre. Las mujeres manifestantes no respetaron a las mujeres de los ‘Cinturones de Paz’, los cuales fueron rotos a fuerza de empujones, petardazos y ataques con pintura en aerosol.

Para las marchas feministas programadas para este 2020, la jefa de Gobierno tuvo otra brillante idea: ahora en lugar de exponer a las empleadas administrativas vestidas de blanco, enviaría a miles de mujeres policías de las conocidas como ‘Ateneas’, para no tener que revivir a los granaderos.

El resultado fue prácticamente el mismo. Durante la marcha realizada el pasado 31 de julio, las feministas violentas agredieron a las mujeres policías, que acudieron sin más protección que sus cascos y sus escudos, al grado de que 43 de ellas resultaron lesionadas.

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Y el pasado 28 de septiembre, nuevamente las ‘Ateneas’ fueron enviadas para encapsular la marcha de feministas y de activistas en pro de la despenalización del aborto, la cual también dejó como saldo varias personas lesionadas de ambos bandos, aunque las uniformadas se llevaron la peor parte.

Enviar a las ‘Ateneas’ a contener manifestaciones es un grave error. Se trata de policías preventivas y de tránsito que no están adiestradas para enfrentarse a multitudes, algo que compete exclusivamente a los cuerpos especiales antimotines.

Después de tantos rebotes, al parecer Claudia Sheinbaum entendió que tenía que revivir a los granaderos y los hizo reaparecer el pasado 23 de septiembre, cuando los mandó a cercar a los manifestantes de FRENA que ese día llegaron al Zócalo.

Los granaderos aparecieron nuevamente el pasado lunes por la noche cuando, de manera sorpresiva, fueron a encapsular a los manifestantes que se encuentran afuera del Senado para protestar por la desaparición de los fideicomisos.

Esa acción intimidatoria de los granaderos tuvo una duración de aproximadamente siete horas, pues los uniformados arribaron poco después de las 22:00 horas del lunes y se retiraron como a las 5:00 de la madrugada del martes.

Todas las ciudades importantes del mundo cuentan con un cuerpo especial antimotines. Estos cuerpos son necesarios, pues no solo controlan manifestaciones, sino que ponen orden en eventos masivos como partidos de futbol, conciertos o maratones.

No es malo que exista un cuerpo antimotines. Solo que éste debe ser usado con mucho cuidado e inteligencia  para controlar el vandalismo y la violencia, no para reprimir las protestas sociales ni para intimidar a manifestantes pacíficos, como ocurrió ayer en la madrugada afuera del Senado.

La supuesta desaparición del Agrupamiento de Granaderos de la CDMX se convirtió en todo un sainete. Como consecuencia del anuncio, Sheinbaum puso en riesgo la integridad física de miles de empleados públicos. Los convirtió en una suerte granaderos alternos vestidos de blanco. Sus granaderos.

Luego expuso a las mujeres policías, al asignarles una función para la que no están preparadas. Otra versión de sus granaderos. Y al final, de todas formas tuvo que revivir a los granaderos reales, a los que ya había matado. Aunque ahora les llame pomposamente “cuerpo de protección civil”.

Y lo peor: de todos modos no se podrá quitar tan fácilmente la etiqueta de “represora” que le colocaron organizaciones defensoras de los derechos humanos, entre ellas Amnistía Internacional.

OFF THE RECORD

**RAREZAS EN CASO CIENFUEGOS

Son muchos los analistas que en los últimos días han expresado sus dudas respecto a la responsabilidad del general Salvador Cienfuegos en los delitos que le imputa la justicia de Estados Unidos.

Parece muy poco lógico que Cienfuegos, en su calidad de secretario de la Defensa, se aliara con un narcotraficante de poca monta como el H-2, cuando como consecuencia de su cargo, tenía muchos recursos económicos y materiales a su alcance.

Las imputaciones que le hace la justicia estadounidense provienen de un testigo protegido y de intervenciones telefónicas de las que se tiene escasa información.

El caso, insistimos, amerita ser tomado con mucha cautela y no adelantar juicios.

**¿SANCIONARÁN A CITLALLI?

Vaya lío en el que está metida la nueva secretaria general de Morena, Citlalli Hernández, sobre quien pesan 47 denuncias por llamar al voto a favor de su partido en plena jornada electoral del pasado domingo.

Claro que…habrá qué ver si la Fiscalía Especializada para en Atención de Delitos Electorales  se anima a sancionarla.

No vaya a ser que esta Fiscalía también esté en la lógica de la obediencia ciega.

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