LLEGARÁ EL DÍA…

Vivimos una realidad cambiante, nada es estático ni permanece para siempre, ni en la política ni en nuestras vida

La congresista Elizabeth Cheney, en su discurso de apertura de la Audiencia que investiga la Insurrección del 6 de enero, manifestó: “Hay una razón por la cual las personas que sirven en nuestro Gobierno prestan juramento a la Constitución. Como reconocieron nuestros padres fundadores, la democracia es frágil. Las personas que ocupan puestos de confianza pública tienen el deber de defenderla, de dar un paso al frente cuando sea necesario actuar. En nuestro país, no hacemos un juramento a un individuo, o un partido político. Tomamos nuestro juramento para defender la Constitución de los Estados Unidos. Y ese juramento debe significar algo. Esta noche les digo esto a mis colegas republicanos que defienden lo indefendible: llegará un día en que Donald Trump se haya ido, pero su deshonra permanecerá”. (Pueden leer el discurso completó en inglés aquí).
Las palabras de la congresista son dignas de atención porque encierran una gran verdad, no sólo para los políticos norteamericanos, sino para todos, estemos en el política o no.
Vivimos una realidad cambiante, nada es estático ni permanece para siempre, ni en la política ni en nuestras vidas. Personas que en algún momento gozaron de poder, popularidad o fama, pueden pederla. Políticos que en una época fueron alabados; en otra, son detestados. Ejemplos sobran. Por ello, es importante recordar que los partidos o personas (por poderosas que hoy parezcan) no son lo importante, los valores lo son. El respeto a ley, a las instituciones, a los ideales que conforman un país son lo relevante. Una persona, por poderosa que sea en éste momento, como Donald Trump, no lo es.
En su obra Un Marido ideal, Oscar Wilde pone en boca de la señora Cheveley, uno de sus personajes, una de las frases más sabias sobre la responsabilidad y la imposibilidad de cambiar los hechos y las palabras dichas: “Incluso usted no es lo suficientemente rico, Sir Robert, para poder comprar su pasado. Ningún hombre lo es”. No podemos borrar las palabras dichas (menos ahora en tiempos de Internet) ni cambiar nuestras acciones. Estas permanecerán y formarán nuestro legado de vida. 
Cómo bien dice la abogada y congresista Cheney: “Llegará un día en que Donald Trump se haya ido, pero su deshonra permanecerá”. Y en vez de Donald Trump pueden poner el nombre que ustedes quieran. Ningún gobierno, por bueno o malo que sea, permanecerá eternamente.
Por ello, todos aquellos (políticos, periodistas, caricaturistas, empresarios o ciudadanos) que hoy alaban y justifican los excesos del poder y del mal gobierno en búsqueda o pago de un beneficio, con el tiempo tendrán que vivir con su deshonra. Lo siento, no son tan ricos para comprar su propio pasado y deshacer sus dichos y acciones. Nadie lo es. No tengo que dar nombres, ustedes saben bien quienes son.
Feliz domingo a todos. Gracias por leerme. 
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