Las Secuelas de Ayotzinapa

En días se cumplirá un año de la masacre de Iguala. Un hecho doloroso, reprobable, que además retrató de cuerpo entero a una clase política podrida hasta la entraña.

Sin embargo, esta tragedia social también se convirtió en pretexto para todo tipo de actos vandálicos. Éstas son algunas de las secuelas de Ayotzinapa:

De acuerdo con el periódico La Razón —luego de un año de movilizaciones violentas por la desaparición de los 43 normalistas—, los estudiantes de la Normal Isidro Burgos mantienen retenidos 22 vehículos.

Entre los vehículos secuestrados destacan cuatro autobuses de pasajeros, camiones repartidores de refrescos, golosinas y pan; así como automóviles de dependencias de gobierno.

Junto con los camiones, siempre de acuerdo con el diario, también se encuentran miles de pesos en mercancía robada.

A su vez, La Razón publicó que los normalistas instalaron un deshuesadero clandestino donde guardan los camiones robados y algunos son destartalados y vendidos por partes.

Los vecinos del municipio de Tixtla —donde se encuentra la Normal—, también denunciaron que los precios de las mercancías básicas han aumentado a causa de los robos a repartidores; que las ventas en los negocios del lugar se han ido al piso; que los servicios de salud no operan pues, en una marcha, los normalistas incendiaron la ambulancia del lugar y que incluso se sabe de amenazas en contra de empresas que intentan instalar antenas u hacer uso de terrenos en la localidad.

Por otro lado, ayer, el periódico Excélsior publicó una entrevista con José Luis Hernández Rivera, director de la normal de Ayotzinapa, quien adelantó que se jubilará antes del próximo 15 de diciembre.

Sobra decir que Hernández Rivera dejaría la normal luego de un año sin clases y prácticamente en ruinas.

Por otra parte, con motivo de este primer año de la masacre de Iguala, los vividores de la protesta y de la barbarie han cometido todo tipo de actos vandálicos. Por ejemplo:

Uno. El lunes 21 de septiembre, estudiantes de la Normal de Ayotzinapa causaron destrozos en las oficinas de la Fiscalía de Guerrero.

Dos. Durante el atraco a la fiscalía, los normalistas sustrajeron expedientes de procesos judiciales y destruyeron equipo de cómputo.

Tres. En la misma fecha, los mismos jóvenes atacaron patrullas y vehículos oficiales.

Cuatro. El martes 22 de septiembre, estudiantes normalistas a bordo de 12 autobuses trataron de ingresar a Chilpancingo –capital de Guerrero–, no obstante, policías antimotines les cerraron el paso y el enfrentamiento acabó en trifulca. El saldo oficial es de 11 policías heridos por petardos, pedradas y bombas molotov.

Cinco. Esta mañana, los mismos estudiantes de la Normal Isidro Burgos cerraron los accesos al municipio de Tixtla y tomaron la alcaldía.

Frente a este escenario, la pregunta obligada sería, ¿Éstas son las “víctimas” que mañana se reunirán con el presidente Enrique Peña?

¿Estos son los jóvenes estudiantes que exigen audiencia con el presidente?

¿Estos son los padres de los jóvenes desaparecidos que exigen que se haga justicia?

¿Qué sigue?

¿Acaso intentarán someter al presidente por la fuerza?

¿Acaso tratarán de negociar con violencia?

¿Qué mensaje enviará el gobierno federal a los violentos?