Las frases duras de Francisco

Polémico por sus declaraciones, el Papa Francisco en su visita a México ha señalado temas que han calado a políticos, sociedad y a la misma iglesia católica de nuestro país.

Corrupción, violencia y narcotráfico:

  • No le tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa.
  • Les ruego por favor no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la juventud y para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia.
  • Conozco la larga y dolorosa historia que han atravesado, no sin derramar tanta sangre, no sin impetuosas y desgarradoras convulsiones, no sin violencia e incomprensiones.
  • Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte.

Indígenas:

  • Los indígenas de México aún esperan que se les reconozca efectivamente la riqueza de su contribución y la fecundidad de su presencia, para heredar aquella identidad que les convierte en una Nación única y no solamente una entre otras.

Iglesia:

  • Si tienen que pelearse, peléense, si tienen que decirse cosas, se las digan, pero como hombres, en la cara y como hombres de Dios, que después van a  rezar juntos, a discernir juntos y si se pasaron de la raya, a pedirse perdón pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal.
  • Transcurridos siglos del evento fundante de este País y de la evangelización del Continente, ¿acaso se ha diluido, se ha olvidado, la necesidad de regazo que anhela el corazón del pueblo que se les ha confiado a ustedes?
  • No se dejen arrastrar por las murmuraciones y las maledicencias.
  • Vuestro pasado es un pozo de riquezas donde excavar, que puede inspirar el presente e iluminar el futuro. ¡Ay de ustedes si se duermen en los laureles!
  • No se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor.

Jóvenes:

  • Pienso en la necesidad de ofrecer un regazo materno a los jóvenes. Que vuestras miradas sean capaces de cruzarse con las miradas de ellos, de amarlos y de captar lo que ellos buscan.

Migración:

  • Son millones los hijos de la Iglesia que hoy viven en la diáspora o en el tránsito, peregrinando hacia el norte en búsqueda de nuevas oportunidades. Muchos de ellos dejan atrás las propias raíces para aventurarse, aún en la clandestinidad que implica todo tipo de riesgos, en búsqueda de la luz verde que juzgan como su esperanza. Tantas familias se dividen; y no siempre la integración en la presunta tierra prometida es tan fácil como se piensa.
  • Quiero invitarlos nuevamente hoy a estar en primera línea, a “primerear” en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana, una tierra de oportunidad, donde no haya necesidad de emigrar para soñar.

Falsos pastores

  • No se dejen llevar por la vana búsqueda de cambiar de pueblo, como si el amor de Dios no tuviese bastante fuerza para cambiarlo.
  • Por tanto, es necesario para nosotros, pastores, superar la tentación de la distancia -y dejo a cada uno de ustedes el catálogo de las distancias que puedan existir en esta conferencia episcopal- del clericalismo, de la frialdad y de la indiferencia, del comportamiento triunfal y de la autorreferencialidad.
  • Les pido que no se dejen desanimar por las dificultades y de no ahorrar todo esfuerzo posible por promover, entre ustedes y en sus diócesis, el celo misionero, sobre todo hacia las partes más necesitadas del único cuerpo de la Iglesia mexicana.

Cercanía del clero al poder

  • No pierdan, entonces, tiempo y energías en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas, en los vanos proyectos de carrera, en los vacíos planes de hegemonía, en los infecundos clubs de intereses o de consorterías.
  • No pongan su confianza en los “carros y caballos” de los faraones actuales, porque nuestra fuerza es la “columna de fuego” que rompe dividiendo en dos las marejadas del mar, sin hacer grande rumor.

Naturaleza

  • Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban.
  • En esto ustedes (indígenas) tienen mucho que enseñarnos. Sus pueblos saben relacionarse armónicamente con la naturaleza.