LA VERDADERA CULTURA DEL ESFUERZO

VIZARRETEA-CONSTELACION-POLITICA

Una ruta para entender el injerencismo presidencial, en el actual proceso ilegal de precampañas, es el temor a la derrota, el miedo a su sucesor, que pudiera llevarlo a una situación en la que fuese juzgado y consignado como responsable, por las omisiones y comisiones realizadas en su mandato.

De ahí su interés por pretender controlar una sucesión, que él mismo adelantó para los suyos y, además, pretender intervenir en los partidos opositores. El TRIFE ha tenido que valorar la cancelación de este proceso irregular y simulador de no-campañas.

Su intento de sembrar en la sociedad, en discursos mañaneros, para sus simpatizantes y correligionarios y en todo aquél que le escuche y le haga caso, de que ya había tomado una decisión a favor de una corcholata, y que sería la triunfadora en la elección del 2024, casi ha desaparecido, ante la irrupción de Xóchitl Gálvez, en un escenario del que se ha posicionado ampliamente, frente a las corcholatas y el propio presidente.

Si bien el presidente perdió inicialmente ante la propuesta de Marcelo Ebrard, que abrió un piso parejo y buscó legitimar el proceso sucesorio, integrando a otros precandidatos, idea que el presidente compró, colocándole más candados que la puerta negra, para que no se tocaran, no se lastimaran, y que no debatieran, prometiéndoles posiciones tanto en las cámaras de senadores, diputados y la Ciudad de México, pretendiendo manipular a los aspirantes, con la zanahoria del cargo impuesto desde un maximato controlador; la verdad es que el tiro le salió por la culata, pues los aspirantes entraron violando la ley electoral y con la caída del plan b, y c y demás, por la SCJN, se ha evidenciado una estrategia política electoral que ha sido derrotada por la aspirante más sólida del opositor Frente Amplio por México, como lo es Xóchitl Gálvez.

El presidente ha mostrado reflejos lentos y desesperados, así como pobreza discursiva y amenazante, ante la presencia de una mujer exitosa profesionalmente, con orígenes indígenas y vínculos populares, honesta y con experiencia de gobierno y legislativa, formada en la verdadera cultura del esfuerzo.

Esto ha llevado a mostrar una miseria política y arrebatada en las últimas semanas, que hablan de un político que posee un gran rencor, misoginia, intolerancia, envidia y falta de visión de gobierno y de estado, pues cuando las cosas no le salen como las pretendía, estalla y se vuelve un vulgar pendenciero. Es un problema personal en el que ha arrastrado a sus seguidores, al gobierno y a determinadas instituciones. Es preocupante y un riesgo de seguridad nacional.

La competencia electoral tiene sus tiempos, las instituciones electorales como el INE y el TRIFE, han tenido que ser forzados a intervenir por la presión de la opinión pública, ante los señalamientos de las múltiples violaciones hechas abiertamente por el presidente y el partido oficial y sus aliados, de la norma electoral, incluso tuvieron que salir del sopor los consejeros y magistrados electorales, ante el embate imprudente y violatorio de múltiples leyes, administrativas y financieras, con el afán de exhibir, parar, atemorizar y bloquear el impacto del fenómeno Xóchitl Gálvez, para conformar una candidatura de unidad de todos los partidos opositores, y de ciudadanos cansados de un mal gobierno y de los excesos verbales del mañanero.

La capacidad de respuesta inteligente de Xóchitl Gálvez, con la verdad y la ley en su mano, ha hecho temblar y caer al propio presidente, y cuando las corcholatas han querido romper su pacto de no hacer propuestas de campaña, han salido no solo raspadas, sino vapuleadas.

Xóchitl ha devenido en la voz de las mujeres y de los hombres que han sido negados, insultados, acusados, señalados, divididos, enfrentados y confrontados, sin sustento alguno, por el discurso del odio presidencial. Con su violencia verbal, el presidente degrada la política, la investidura y a quienes aún le siguen. Esa es la oportuna dialéctica política y la fortaleza moral y política de Xóchitl.

Ella deberá coordinar sus tiempos y el entusiasmo que ha despertado, desde que le cerraron las puertas del palacio nacional, ahí no aguantaron el miedo, de su presencia y discurso.

También sabe que su esfuerzo debe ser canalizado y mantener la unidad de la alianza es fundamental, pues todavía no llegan los tiempos de cosecha, que hay que sembrar en el imaginario social la necesaria alternancia, y construir un programa de acción serio y responsable, para que el futuro gobierno enderece todo lo chueco que hay.

Busca empoderar la cultura del esfuerzo, llevar la unidad nacional a favor de las causas nobles que mantienen el interés nacional, impulsar el desarrollo y seguridad de la nación; borrar los caprichos u ocurrencias que han destruido el basamento institucional, en la seguridad, la salud, la educación, el empleo, las relaciones exteriores, evitar la dádiva clientelar que ofende y lastima por un proyecto de desarrollo, con innovación y creatividad, con la sociedad entera.

Combatir en serio la corrupción y la impunidad, erradicar acuerdos y contubernios con los delincuentes organizados o no, castigar a los sepultureros de las instituciones nacionales.
Esa es una ruta por la democracia, en defensa del estado de derecho, en la reconstrucción del tejido social y la formación de los mexicanos, para volver al camino del crecimiento, el bienestar y tranquilidad social, para recuperar la gobernabilidad con una gobernanza activa. La sociedad tiene la palabra.

Por eso Xóchitl va.