La sangre fría de los asesinos y la sangre fría de la sociedad

A finales de la década de 1950 en Kansas, Estados Unidos, ocurrió el asesinato de una familia completa a manos de dos delincuentes.

El crimen conmocionó a gran parte de la sociedad debido a la brutalidad con la que se realizó. Por esta razón, las autoridades emprendieron la búsqueda de los responsables hasta dar con ellos y condenarlos a la horca.

Tiempo después, el escritor Truman Capote narró los hechos en su libro A Sangre Fría; donde presenta la versión del asesino Perry Smith.

En su novela, el escritor y periodista explica el móvil del multihomicidio y la manera en que se llevó a cabo. En todo momento, Capote respeta la versión del asesino Perry Smith, a quien al final de la narración, se le pinta como un psicópata humanizado que consigue conmover al lector.

Aunque la intención de Capote era justificar –de cierta manera– a los asesinos, específicamente a Smith, su objetivo no se cumple. En realidad, no importa si los criminales son víctimas del sistema o la sociedad: nada excusa el homicidio de alguien.  

Han pasado más de 50 años desde que ocurrió el caso de Kansas y la consigna no ha cambiado, el asesinato es uno de los peores crímenes. Sin embargo, resulta curioso que lo que sí cambió es la manera de reaccionar ante hechos de este tipo.

Por ejemplo, en tan sólo dos semanas se registraron al menos seis multihomicidios en dos estados del país: Tamaulipas y Oaxaca.

Las víctimas fueron los miembros de seis familias diferentes, se ultimaron en días distintos, y suponemos, por motivos distintos.

El caso más reciente ocurrió esta madrugada, en Juchitán, Oaxaca, donde un músico de 40 años fue acribillado y decapitado, mientras que la esposa de 42 años y su hijo de 11 sólo recibieron la descarga de armas de fuego.

El otro multihomicidio de Oaxaca tuvo lugar en Puerto Escondido, el lunes 18 de julio. El saldo fue de ocho personas muertas, todos hombres adultos que en apariencia vivían de manera honrada.

El resto de los asesinatos ocurrieron en Tamaulipas, uno el 14 de julio, cuando un comando armado atacó la vivienda de una familia de cinco integrantes y todos perdieron la vida, incluido un bebé.

Otro sucedió el 09 de julio por la mañana, cuando también un comando armado asesinó a los 11 miembros de una familia, dos eran hombres y nueve mujeres, de las cuales cuatro eran menores de edad.

El último multihomicidio ocurrió también la mañana del 09 de julio. Los fallecidos en este caso fueron tres personas: un hombre y dos mujeres, una de ellas menor de edad.

Curiosamente, cuando ocurrió el asesinato de Kansas, la sociedad y la justicia se movilizaron para aprehender a los culpables. Incluso Truman Capote emprendió la escritura de A Sangre Fría, la novela que ha dado la vuelta al mundo a través de los años.

En los casos de Oaxaca y Tamaulipas, ¿quién y cuándo hará justicia por las víctimas en las que se incluyen niños y bebés? ¿Por qué noticias como esta ya no conmocionan a la opinión pública?

Tal vez porque la sociedad tiene la misma sangre fría que los asesinos… ¿O no?