La megalomanía del Chapo… su talón de Aquiles

La película autobiográfica del Joaquín, el Chapo, Guzmán es una producción que nunca se filmará, que no se editará y que, desde luego, jamás se estrenará.

Según la procuradora Arely Gómez, las negociaciones entre los abogados del Chapo y los posibles productores y actores de una película autobiográfica habrían ayudado a localizar y detener al narcotraficante más buscado de México.

Por donde se vea, resulta increíble que un criminal de la talla de Joaquín Guzmán caiga por un descuido como éste.

Cierto, algunos cinestastas y actores corren grandes riesgos para expresar sus inquietudes artísticas.

Ahí está, por ejemplo, el cine dogma de Lars Von Trier y Thomas Vinterberg que garantizaba que todo lo que se viera en pantalla fuera real. Alguna vez incluso sacrificaron a un burro ante las cámaras.

Sin embargo, el caso del Chapo es completamente distinto. No estamos ante un artista que pone en riesgo su libertad y su vida en un afán de expresarse.

En realidad, asistimos a la confirmación de que la megalomanía, la vanidad y el ego del Chapo Guzmán fueron su talón de Aquiles.

Al final del día, la autobiografía fílmica del Chapo recuerda que atrás del mito, atrás del capo de capos, y atrás del narcotraficante más poderoso del país –y quizá del mundo– existe un hombre común y corriente, alguien que quiere contar su historia y que aspira a dejar su legado en video.

Cierto, el Chapo es la cabeza de una organización internacional que vale miles de millones de dólares. El Chapo es capaz de corromper al sistema carcelario y al de procuración de justicia. El Chapo podría tener vínculos con algunos de los políticos y empresarios más importantes del mundo; aun así, este mismo Chapo descuidó y arriesgó su libertad por salir en una película. ¿No cree le parece increíble?

Por cierto, llama la atención el descuido con que el Guzmán Loera habría procesado la realización de su película. Es probable que, consciente de su poder e influencia, el capo creyera que podía actuar al descubierto y seguir impune.

No obstante, también existe la posibilidad de que el Chapo supiera que tenía los días contados, que el Estado le pisaba los talones y, entonces, decidió arriesgarse más de la cuenta para contar su historia antes de regresar a prisión.

¿Usted con qué historia se queda?