El presidente Donald Trump ha omitido invitar a su toma de posesión a la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum. Lo ha hecho ya con Javier Milei, Giorgia Meloni, Nayib Bukele, Jair Bolsonaro, Santiago Abascal, Daniel Noboa y Xi Jinping, por mencionar a otros mandatarios.
La presencia de determinados personajes en este evento relevante en la política estadounidense, tiene una carga afectiva personal del presidente Trump, y expresa, a la vez, un reflejo de cercanía personal, de las simpatías gubernamentales y del interés geopolítico del presidente Trump.
Es la oportunidad de un encuentro directo con la élite política de EU, de establecer vínculos y anudar reuniones de interés, para quienes tienen relaciones con los representantes de la principal potencia del mundo.
Es la exposición mediática de los asistentes, de pertenecer al círculo cercano del poder estadounidense, y relacionarse directamente con quienes tomarán decisiones que pueden influir, para bien, en los intereses comunes entre EU y los gobiernos de quienes estarán en la toma de posesión trumpiana.
Finalmente, es una gran oportunidad, formal e informal, de presentar los parabienes a un nuevo gobierno, al presidente Trump y a sus colaboradores, otorgándoles una identidad favorable para las propuestas de intercambio en los intereses comunes y limar, en su caso, diferencias menores o no.
En el caso de la representante mexicana, la presidenta Sheinbaum, ninguna de estas posibilidades ocurrirá. Llama la atención esta descortesía política, con el principal socio comercial, con un vecino que ha tenido mas de 200 años de relacionalidad. Que han logrado mitigar los desencuentros y hacer brillar el otrora espíritu de buena vecindad, de apoyos significativos en crisis de guerra y económicas, de grandes y beneficiosos tratados para el desarrollo y la seguridad de ambos países.
Mas aún, la ausencia presidencial mexicana en la toma de posesión de Trump, pareciera acentuar distancias y diferencias sobre problemas comunes, en migración, seguridad y comercio, fundamentalmente.
En la posibilidad de cumplir las amenazas dadas a conocer desde la campaña hasta los tiempos del poder de Trump que corren, de establecer responsabilidades al gobierno mexicano por no atender y controlar las olas migratorias hacia EU, proponiendo por lo contrario, deportaciones masivas; tampoco de realizar acciones relevantes en contra de los múltiples actos delictivos de los carteles de drogas, en particular el fentanilo, que afectan la vida de los estadounidenses, incluso, estaría pensando en catalogar a estos carteles como organizaciones terroristas y, así, poder intervenir con el peso de la acción gubernamental estadounidense, incluyendo a sus fuerzas de inteligencia y armadas, con acciones directas en territorio nacional. Finalmente, ha señalado la posible aplicación de aranceles del 25 por ciento y más, a las exportaciones mexicanas vinculadas con la presencia China en los productos finales, con las consecuencias previsibles para ambos países.
Así, la ausencia de la presidenta Sheinbaum, reafirma las amenazas y riesgos expuestos por Trump, en contra de México.
Habrá que trabajar más a fondo, revalorar las decisiones, afirmar la búsqueda de enlaces en el gobierno de EU, encontrar puertas y rutas de acercamiento, que hagan notar el mensaje que informe adecuadamente de lo que México realiza, para atender los problemas de interés estadounidense y, desde luego, de interés nacional para los propios mexicanos.
Son tareas fundamentales para la vida nacional, que deberán ser evaluadas con mayor intensidad en los días que vienen. Los planes, programas y proyectos nacionales, deberán ser observados en el nuevo contexto de la relación México-EU, y ampliar la mirada estratégica más allá de una versión ideológica que podría disminuir la efectividad del quehacer público. Seguimos en la batalla a favor del desarrollo y seguridad de la nación.