Con solo dos años en el cargo, el gobernador saliente de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, dejará una deuda de tres mil 240 millones de pesos, cifra similar a la que dejó su antecesor, el panista Francisco Vega.
El endeudamiento que dejaría Vega en 2019 provocó la condena de Morena y protestas públicas del magisterio y de los empleados del gobierno, algo que influyó en la debacle electoral del PAN en esa entidad tras haberla gobernado durante 30 años.
El presidente Andrés Manuel López Obrador se la pasa diciendo que los gobiernos de la “Cuarta Transformación” no contratarán deuda, “porque no somos como los de antes, los de la etapa neoliberal”.
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Sin embargo, este discurso no tiene nada que ver con lo que ha realizado Jaime Bonilla en Baja California, en donde en tan solo dos años endeudó al estado como hizo su antecesor en seis.
Bonilla modificó el Presupuesto de Egresos del estado por un monto de seis mil 500 millones de pesos en plano año electoral, pero al hacerlo terminó gastando más de lo que recaudaba, por lo que recurrió a lo que dice López Obrador que nadie hará: al endeudamiento.
Pero no era la única vez. Durante su corto mandato de dos años, Bonilla contrajo 12 créditos por diversos montos. El más reciente se lo aprobó la semana pasada el Congreso del estado, con la mayoría de Morena y el apoyo de algunos priistas y panistas.
Con el déficit que dejará Bonilla, la próxima gobernadora, Marina del Pilar, heredará una deuda de cerca de 25 mil millones de pesos que se podría terminar de pagar hasta el 2040.
