“La expresión ‘fifí’ es un símbolo de un simplismo venenoso”: Reyes Heroles

En cada uno de sus discursos del presidente Andrés Manuel López Obrador, aparecen los “hipócritas”, los “corruptos” y los “malos”, pero no sólo de la política sino de México, porque así como califica a los miembros del Poder Judicial de corruptos, a un periodista que lo critica o no está de acuerdo con su postura, lo llama hipócrita.

Federico Reyes Heroles en su columna “Veneno”, escribe que el tabasqueño, “a la par, desconfía de todos, de esos mismos mexicanos” que le dieron su voto y confiaron en él, de todos aquellos que vienen del pasado, aquél pasado que sólo procreó monstruos y que sólo ha dejado ver “el carácter errático, confuso y contradictorio de un presidente, el cual sus decisiones están teniendo un impacto no sólo para la política sino para el país.

Texto íntegro:

Habla del “pueblo bueno”, seguramente el que está detrás del huachicol y de los miles de homicidios del narcotráfico. Pero, a la par, desconfía de todos, de esos mismos mexicanos. Los miembros del Poder Judicial son corruptos, así, en lo general; las burocracias, ineficientes, de ahí los despidos masivos y vienen miles más. La milicia, asesina, pero necesaria para su Guardia Nacional. No da paso sin envenenar. 

El avión presidencial no tenía un restaurante. ¿Por qué decirlo así? Poner a la venta decenas de coches costosos puede ser una medida adecuada, pero por qué hablar de una marca en particular y decir que son coches de “fifís”. Parafraseando a Voltaire, defenderé a muerte el derecho de cualquiera a comprar el auto que deseé, sin que el presidente lo estigmatice. Por cierto, es la misma empresa que fabrica su vehículo oficial. Por qué cancelar el NAICM aludiendo a problemas de corrupción sin probar nada. ¿Por qué desaparecer el Estado Mayor imputándole vaguedades que ofenden a las familias de sus miembros? ¿Por qué edificar en el imaginario colectivo de la residencia oficial, Los Pinos, un nido de intrigas entre seres horrendos y peligrosos, incluido Lázaro Cárdenas? Veneno y más veneno.

Por qué desaparecer, de un plumazo, entidades públicas como Proméxico y ponerles un epitafio: inútiles. ¿Por qué dañar a los Institutos Nacionales —un verdadero orgullo de México— recortándoles arbitrariamente el presupuesto? Será porque vienen del pasado, ése que, según su discurso, sólo procreó monstruos. Pero resulta que son de excelencia. Que los visite, que vaya al del Hospital General Dr. Manuel Gea González, allí se va a encontrar a los pobres de los que tanto habla. Si primero van los pobres, los Institutos llevan mano. Recortes en medicinas, en recursos para investigación, en viáticos para mantener actualizado al personal que, con frecuencia, es referente a nivel mundial. ¿Con qué cara se le puede quitar un centavo a Cardiología, a Nutrición, a Cancerología, a Enfermedades Respiratorias?, quizá los más conocidos, y asignar 150 mil mdp para el Tren Maya que carece de un proyecto ejecutivo. Es al revés, esas instituciones necesitan más dinero para atender a más mexicanos. ¿Por qué ofender al INE, después de quitarle 950 millones y ponerlo en jaque? La simple cancelación de la Fibra del NAIM le costará al país cuatro mil mdp. ¿Por qué ofender a los comisionados del INAI y acorralarlos presupuestalmente?

Cómo hablar de una “limpieza” y pactar con la CNTE. ¿Por qué fomentar la intriga sindical en Matamoros, donde ya se perdieron alrededor de 30 mil empleos? En dos meses, la nueva gestión lleva el doble de huelgas que Peña Nieto en todo su sexenio. ¿Por qué tildar de “hipócritas” a las calificadoras simplemente por ser congruentes con sus análisis? Fitch lo advirtió desde octubre pasado… y lo cumplió. Las cifras no son hipócritas. El venenoso atributo no viene al caso. Pelearse con los mercados es vivir en la inopia.

El costo del veneno ya llegó. El carácter errático, confuso y contradictorio de las decisiones está teniendo un impacto. Por supuesto, no vamos a crecer al 4% ni al 3 ni al 2; de acuerdo al Banxico, bien nos va si llegamos al 1.8%, con un dólar por arriba de 20 pesos. Brasil puede crecer más que México por primera vez en seis años. Por cierto, en la tradicional encuesta del Banxico a economistas del sector privado, el 87% declaró que la economía va mal. Seguramente, también son conspiradores que buscan hundir al gobierno. Por qué mofarse del FMI. Por qué tanta agresión. Será que no encontraron el cajón con los famosos 500 mil mdp. No lo encontraron porque no existe. La corrupción no se concentra en un cajón. Mago para el lenguaje simbólico, tendrá que enfrentar la realidad.

Ni el “restaurante” del avión ni los coches de los “fifís” ni caminar por los pasillos de Los Pinos ni despedir masivamente burócratas ni poner un absurdo tope salarial a la medida de su capricho ni hablar de conspiraciones ni invocar el espíritu maligno de la mafia en el poder ni intrigar con los sindicatos de las maquiladoras ni descalificar a las calificadoras ni mofarse del FMI ni cortar el presupuesto a los Institutos, al INE, al Inai, ni pactar con la CNTE ni eliminar al Estado Mayor, etcétera, nada de eso genera certidumbre, inversión y empleo. Además, el hambre de lenguaje simbólico se puede revertir.

La cancelación de Texcoco es un pesado símbolo de la forma de conducirse de la nueva gestión. La espada de Damocles flotando sobre la Reforma Energética, es otro gran monumento a la miopía. El término “hipócritas” ya está en la historia de la gestión. La expresión “fifí” es un símbolo de un simplismo venenoso.

¿Puede rectificar? Por supuesto, es lo deseable y sería relativamente sencillo. Pero la soberbia ciega y los ríos de veneno nos pueden ahogar.