LA “4-T” Y SU ASCO A LA CIENCIA

La persecución en contra de los 31 científicos del Conacyt tiene su origen en una especie de asco que la “4-T” siente hacia la ciencia

Si las instituciones no funcionaran en México, a estas alturas 31 científicos y ex funcionarios del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) estarían presos en el penal de máxima seguridad de Almoloya.

La Fiscalía General de la República, convertida en una suerte de Gestapo de la autodenominada “Cuarta Transformación”, acusó a estos científicos de delincuencia organizada, peculado, uso ilícito de atribuciones y lavado de dinero.

Por fortuna, un juez federal adscrito al penal de Almoloya le negóen definitiva” a la FGR las órdenes de aprehensión que había solicitado desde el pasado 24 de agosto en contra de este sector de la comunidad científica del país.

Así, el Poder Judicial de la Federación frenó una burda maniobra orquestada por la directora general del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, y por el titular de la FGR, Alejandro Gertz Manero, para “castigar” a un sector de la comunidad científica que les resulta incómodo.

El pretexto para esta persecución penal era un supuesto mal uso de recursos por parte de los integrantes del ahora extinto Foro Consultivo Científico y Tecnológico, una asociación civil que canalizaba fondos de investigación a proyectos de la sociedad.

Pero ayer, el juez que negó las órdenes de aprehensión estableció que no hay elementos para proceder penalmente en contra de los acusados y afirmó que “los hechos imputados no podían analizarse a la luz del derecho penal”. Dicho de otro modo, les habían fabricado delitos.

En el fondo, la persecución en contra de los 31 científicos y ex funcionarios del Conacyt tiene su origen en una especie de asco que la “4-T” siente hacia la ciencia y hacia la investigación, y en especial hacia quienes se han dedicado a estas tareas desde “el periodo neoliberal”.

La titular del Conacyt ha criticado en varias ocasiones a “la ciencia neoliberal” y se ha pronunciado por impulsar una “ciencia popular”, sin explicar a qué se refiere con esa frase tan ambigua.

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En el caso de Gertz Manero, el fiscal carnal del presidente Andrés Manuel López Obrador busca una venganza en contra de la comunidad científica que lo ha criticado por el hecho de que recientemente el Conacyt lo incluyó en el Sistema Nacional de Investigadores con el nivel III, sin merecerlo.

Gertz Manero también ha estado desde hace varias semanas  en el ojo del huracán debido a que el escritor Guillermo Sheridan documentó la forma en que incurrió en plagio al publicar una biografía de Guillermo Prieto.

El juez de la causa frenó esta persecución, propia de regímenes autoritarios y dictatoriales, pero eso no hará que la “4-T” supere ese especial asco que le tiene a la ciencia y a la investigación.

OFF THE RECORD

**MAR DEL YAQUI

Vaya puntada la del diputado de Morena, Hirepan Maya Martínez, quien propuso cambiar el nombre al Mar de Cortés por el de “Mar del Yaqui”.

Es lo malo de que algunos legisladores tengan su origen en la tómbola.

Aunque en el fondo, la culpa la tienen aquellos a quienes les ha dado por remover monumentos como si eso cambiara la historia.

**OTRA DE SAN LÁZARO

El diputado del PT, Armando Reyes Ledesma, convirtió un problema personal en un asunto de interés nacional.

En días pasados, Reyes fue bajado de un avión porque se negó a pagar una cuota por llevar equipaje en exceso.

No lo hubieran hecho, porque el pasado martes, el legislador pidió la comparecencia del secretario de Comunicaciones y Transportes.

¿También habrá salido de una tómbola?

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