Influenza y la responsabilidad social

El Estado, como garante de la vida y la integridad de los ciudadanos, tiene entre sus principales responsabilidades cuidar la salud de sus gobernados. Sin embargo, también es cierto que el Estado –por sí solo– es incapaz de proveer salud a los individuos. ¿Por qué?

Porque para garantizar la salud, el Estado requiere del apoyo de los individuos.

La reflexión viene a cuenta de la epidemia de influenza que azota el país.

Como seguramente sabe, el secretario de Salud –José Narro–, reconoció que estamos ante una epidemia, que existe desabasto de medicinas y que es necesario tomar medidas.

No obstante, por tardía que sea la reacción de Narro y por grande que pueda ser la emergencia, también es cierto que los ciudadanos están obligados a poner de su parte para superar la crisis.

En entrevista para La Otra Opinión, el Doctor Luis Clemente Botello –profesor de la carrera de medicina del Tecnológico de Monterrey–, explicó que la influenza es un problema de conciencia social. Es decir, que a diferencia de la crisis de 2009 –en que los ciudadanos siguieron las recomendaciones, extremaron precauciones y fueron cuidadosos en el aseo y en evitar la propagación del virus–. hoy día son pocos los que atienden las advertencias y todavía menos los que siguen los cuidados como acudir a vacunarse contra este mal.

Para el Doctor Botello, de poco o nada sirven las campañas de prevención si la ciudadanía baja la guardia y se descuida. O si lo prefiere, que es obligación de las personas hacer lo que les corresponde para no caer en las garras de la influenza.

Ahora bien, la responsabilidad del ciudadano no exime a la autoridad de hacer su parte. Y es que, aunque las personas se confiaron y se descuidaron, también es cierto que las campañas de prevención llegaron tarde, también es cierto que el abasto de medicinas no es suficiente y también es cierto que ha hecho falta informar y generar conciencia de los peligros de la enfermedad.

Es decir, que como dijo el Doctor Botello, es urgente apretar las tuercas en todos lados.