Históricos: Sistema Nacional Anticorrupción y perdón del presidente

En prácticamente todos los medios circula la imagen del presidente Enrique Peña Nieto durante el acto de promulgación de las leyes que respaldan el Sistema Nacional Anticorrupción.

Y es que, por donde se mire, es una imagen histórica.

Es histórica porque finalmente se oficializó la existencia del Sistema Nacional Anticorrupción.

Es histórica porque, por primera vez, el país cuenta con un instrumento diseñado para atender las complejidades y los rostros diversos de la corrupción.

Y es histórica porque, por primera vez, el presidente Enrique Peña Nieto pidió perdón por la llamada “casa blanca”.

Anteriormente, el 25 de agosto de 2015, cuando la secretaría de la Función Pública determinó que en la transacción de la Casa blanca no existía conflicto de interés, el presidente dijo:

“La investigación demuestra que la conducta tanto de mi esposa como la mía estuvieron plenamente apegadas a la ley. Sin embargo, estoy consciente y reconozco que estos acontecimientos dieron lugar a interpretaciones que lastimaron e incluso indignaron a muchos mexicanos, a todos ellos les ofrezco una sincera disculpa”.

Sin embargo, nunca antes de hoy, el presidente Peña habló de las consecuencias del escándalo; nunca antes de hoy asumió la responsabilidad que le corresponde por la pérdida de confianza que distingue su administración; y nunca antes de hoy, el presidente tuvo los elementos legales para responder a la exigencia de transparencia de la sociedad.

Acaso por eso, el primer mandatario dijo:

“Si queremos recuperar la confianza ciudadana, todos tenemos que ser autocríticos; tenemos que vernos en el espejo, empezando por el propio Presidente de la República”.

“En noviembre de 2014, la información difundida sobre la llamada casa blanca causó gran indignación. Este asunto me reafirmó que los servidores públicos, además de ser responsables de actuar conforme a derecho y con total integridad, también somos responsables de la percepción que generamos con lo que hacemos y en esto reconozco que cometí un error”.

“No obstante que me conduje conforme a la ley, este error afectó a mi familia, lastimó la investidura presidencial y dañó la confianza del gobierno. En carne propia sentí la irritación de los mexicanos, la entiendo perfectamente. Por eso, con toda humildad les pido perdón, le reiteró mi sincera y profunda disculpa por el agravio y la indignación que les causé”.

De este modo, Peña Nieto se sumó a la brevísima lista de presidentes mexicanos que asumen el peso de sus acciones y actúan en consecuencia.

Pero hay mucho más. ¿Cómo debemos entender la disculpa presidencial?

Muy simple. En los hechos, Enrique Peña Nieto puso la mesa para el cierre de su presidencia.

O si lo prefiere, Peña marcó la pauta para procesar su paso a la historia.

Por eso, el presidente Peña envió a un rostro joven a la dirigencia nacional del PRI; al señor Enrique Ochoa Reza.

Por eso, en su discurso inaugural, Ochoa Reza advirtió que su partido no toleraría gobernadores opacos y tramposos.

Por eso, la PGR promovió las acciones de inconstitucionalidad contra los “paquetes de impunidad” que se aprobaron en los congresos de Veracruz, de Quintana Roo y de Chihuahua.

Y por eso, hace horas, el presidente pidió disculpas por uno de los escándalos que más lastimó su gestión: el de la “casa blanca”.

Y es que, como dijimos en el itinerario político del primero de julio; los hechos dejan ver que el presidente Peña no tolerará ni la impunidad, ni el “año de Hidalgo”, en el cierre de su gestión.