El proceso electoral que estamos viviendo es el más grande en la historia de México por el número de cargos de elección popular que están en juego, pero también es el más violento, por la cantidad de candidatos que han sido atacados por el crimen organizado.
Adicionalmente, en este proceso electoral se ha presentado un fenómeno asociado a la delincuencia organizada que no se había visto en elecciones anteriores: el terrorismo.
En lo que va del proceso, 34 candidatos a diversos cargos de elección popular y de distintos partidos han sido asesinados por la delincuencia organizada. Entre las víctimas destaca una coincidencia básica: ninguno de ellos tenía posibilidades de ganar la elección en la que competían.
Esto quiere decir que al ejecutarlos, el crimen organizado no intentaba evitar que las víctimas llegaran al poder, pues no figuraban en las encuestas; lo que buscaban con esos crímenes era generar terror entre la población y dejar un mensaje claro de quién manda en ciertas regiones del país.
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¿Por qué decimos que hay terrorismo?
De acuerdo con el artículo 139 del Código Penal Federal, comete delito de terrorismo quien utilizando cualquier tipo de arma o sustancia química “intencionalmente realice actos en contra de bienes o servicios, ya sea públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella”.
Eso es precisamente lo que han estado haciendo los integrantes de la delincuencia organizada al atentar contra políticos y candidatos durante el proceso electoral, porque si bien 34 han perdido la vida, no han sido los únicos agredidos; varios candidatos han sido atacados a balazos y han resultado heridos o ilesos y otros han sido amenazados o secuestrados.
El dato…
Un dato interesante es que la inmensa mayoría de los políticos y candidatos agredidos pertenecía a partidos distintos a Morena, el partido en el poder.
De acuerdo con un informe de la empresa especializada en análisis de riesgos, Etellekt Consultores, 88 políticos ligados a las campañas proselitistas han sido asesinados, de los cuales, el 44 por ciento pertenecía a partidos de la coalición PAN-PRI-PRD, el 28 por ciento a la coalición Morena-PT-PVEM y el resto a otros partidos.
A la par de los atentados en contra de candidatos y políticos, el crimen organizado ha realizado otras labores de amedrentamiento, como los bloqueos y los incendios registrados la semana pasada en el municipio de Aguililla, Michoacán.
En esos días se difundió en redes sociales y en algunos medios de comunicación un audio en el que se escucha cómo un sicario le recomienda por teléfono a su pareja sentimental que no salga a las calles de Apatzingán, porque su grupo va a incendiar todo, desde las tiendas comerciales y todo el centro. “Nomás estamos esperando la orden”, le dice.
Las acciones terroristas por parte del crimen organizado se han presentado lo mismo en Michoacán que en Sonora, Quintana Roo, Sinaloa, Guanajuato y Veracruz.
La pregunta es de qué lado están los delincuentes. Habría que ponerse a pensar a quién beneficiaría que el próximo domingo hubiera un elevado nivel de abstencionismo, producto de la intimidación.
