El gobierno de los Estados Unidos responsabilizó este lunes al presidente Daniel Ortega y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, por las violaciones a los derechos humanos ocurridas en las protestas que desde el pasado 18 de abril han cobrado la vida de al menos 350 personas en Nicaragua.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, afirmó que la población nicaragüense salió a las calles a pedir reformas democráticas después de que el régimen de Ortega celebrara elecciones fraudulentas y manipulara las leyes para suprimir a los partidos opositores y la prensa independiente.
“El presidente Ortega y la vicepresidenta Murillo son los verdaderos responsables de la fuerza parapolicial progubernamental que ha tratado brutalmente a su propia población”, indicó en un comunicado.
Esas protestas recibieron como respuesta una “violencia indiscriminada” que ha dejado muerte, miles de heridos y centenares no sólo acusados falsamente de “golpistas” y “terroristas” sino también encarcelados, torturados o desaparecidos.
Asimismo, Huckabee expresó el apoyo estadounidense al proceso de diálogo nacional coordinado por la Iglesia católica y gestionó la devolución de vehículos que habían sido donados a la Policía Nacional de Nicaragua y que fueron empleados para reprimir violentamente protestas pacíficas.
