En menos de 24 horas, los docentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación –CNTE– fueron bateados en tres ocasiones.
El primer bateo llegó del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; a quien le exigieron diálogo –para atender las demandas del magisterio con respecto a la reforma educativa–, y recibieron palo. Pues Osorio señaló que no hay nada que tratar con los maestros y turnó el caso a la Secretaría de Educación Pública.
El segundo bateo vino de sus iguales. La convocatoria del paro fue muy pobre. A nivel nacional, la mayoría de los docentes trabajaron de manera normal.
Por ejemplo, en Oaxaca, Guerrero y Michoacán –entidades donde la CNTE tiene más fuerza–, el 90.23 por ciento de las escuelas abrieron sus puertas. En total, 36 mil 376 escuelas operaron con normalidad, mientras que tres mil 346 planteles –el 10.77 por ciento–, bajaron las cortinas.
Finalmente, el tercer bateo corrió por cuenta del maestro oaxaqueño Octavio Estrada Martínez; quien impartió clases en la explanada de la escuela primaria Leona Vicario, ubicada a las afueras de la capital de Oaxaca.
El maestro Estrada fue el único docente de su plantel que se opuso al paro de labores y desechó las amenazas de los paristas. El profesor afirmó que no dejaría sin clases a sus 34 alumnos de sexto grado y en medio del cierre, hizo lo que debía: trabajar por la educación.
Es así que el rechazo al paro de labores –convocado por la CNTE– parece ir en aumento en todo el país. De hecho, dicen los enterados que los mítines y plantones –como el que está ubicado en Bucareli– lucen casi vacíos.
No hay duda, poco o nada queda de las protestas de hace años; todo indica que las protestas de la coordinadora seguirán perdiendo fuerza con el paso de los días.
