Largas filas de autos avanzaban este martes por las carreteras de una amplia zona de Estados Unidos para huir de Florence, un huracán potencialmente devastador que llevó a las autoridades a pedir el desalojo de 1.7 millones de personas y a poner bajo alerta a 5.4 millones de residentes de la costa Este.
Ante el riesgo de lluvias torrenciales, fuertes vientos e inundaciones, los estados de Carolina del Norte y del Sur y Virginia, los más amenazados, fueron declarados en estado de emergencia por el gobierno federal.
También las autoridades locales de Maryland y de la capital del país, Washington DC, declararon estado de emergencia.
Más allá de esos estados, la amenaza de inundaciones se extenderá hasta la próxima semana a zonas de Tennessee, Georgia, Virginia Occidental, Ohio y Pensilvania.
Los carriles de varias autopistas fueron cerradas para permitir un tráfico fluido tierra adentro, en virtud de que 1.7 millones de personas en las Carolinas y Virginia recibieron órdenes de evacuación voluntarias u obligatorias.
La tormenta se mueve actualmente a través del Atlántico hacia la costa, donde se espera que toque tierra entre el jueves y el viernes.