Esclavitud

“Callaron como momias cuando saqueaban y pisoteaban los derechos humanos y ahora gritan como pregoneros que es inconstitucional hacer justicia y desterrar la corrupción. No cabe duda que la única doctrina de los conservadores es la hipocresía. Son como sepulcros blanqueados”.

¿Momias, pregoneros, hipócritas? Habla un jefe de Estado, habla de sus gobernados. Ésa fue su reacción a las respuestas jurídicas que recibió su aberrante memorándum que ordena a tres secretarios de Estado incumplir con la norma constitucional.

La Barra Mexicana, Colegio de Abogados y muchos otros juristas y actores, reaccionaron con azoro: las autoridades están obligadas al cumplimiento de las normas, no digamos ya de la Constitución. El Ejecutivo federal protestó cumplir y hacer cumplir esas normas. A los servidores públicos sólo les está permitido lo que está normado y, obviamente, no está normado violentar la ley. La confusión es total: se incumplió la ley al permitir a la CNTE bloqueos a vías generales de comunicación; ahora se ordena incumplir una reforma constitucional y liberar presos. Es una subversión del Estado de derecho.

De inmediato viene otro round, no filosófico, de primer año en derecho. Ni lo duden, lanza a periodistas, “entre la ley y la justicia debe privar la justicia”. Pero, ¿cuál justicia?, porque una justicia que no está plasmada en la ley es un juicio moral y un Estado de derecho no se rige por juicios morales. En la vida pública, los patíbulos individuales creados por las fantasmagorías individuales han sido las puertas de entrada a los peores regímenes autoritarios. Una rápida revisión de Hannah Arendt sería muy útil.

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La tergiversación histórica aterra. El pensamiento conservador ha sido una de las fuentes más ricas de la filosofía política que ha alimentado la libertad como hoy la concebimos. Locke fue un gran liberal con rasgos conservadores. Hegel enarbola una reacción conservadora después de ver a Napoleón invadiendo Jena en defensa de su racionalidad. Burke fue gran manantial en contra de la dictadura del racionalismo sin brida. Víctor Hugo tuvo como parlamentario posiciones conservadoras. Y qué decir de Lucas Alamán o más cerca de Gómez Morín o deLuis H. Álvarez o de Carlos Castillo Peraza, que nutrieron la democracia mexicana. Y ahora para la 4T resulta que la única doctrina de los conservadores es la hipocresía. ¿Ignorancia o perversidad? Imposible entender la grandeza de los ilustres liberales sin conocer a los importantes conservadores. ¿Sepulcros blanqueados?

Pero en la época de las etiquetas fáciles, desde lo alto se inventan fórmulas sencillas para explicar a un país muy complejo. Así, en el imaginario colectivo la “mafia del poder”, sea esto lo que sea, los “fifís”, los “conservadores”, “los hipócritas” hoy ya son responsables si las cosas no le salen bien a la 4T y no saldrán bien si de entrada convocan a la ilegalidad, si no respetan los mercados, si no reponen el NAIM –limpio hasta ahora–, si no fortalecen la recaudación con tenencia y predial, si no dejan de agredir a inversionistas, calificadoras y hasta “gasolineros”, –como si la presidencia fuera un inspector de precios–. Cada día lanza infundios, descalificaciones, epítetos, amenazas, “si se pasan…” analogías absurdas, falsas moralejas sobre asechanzas que nadie ve en la vida cotidiana, pero que explican un discurso paranoico que envenena el ambiente público. Ahora resulta que la masacre en Veracruz es producto… ¡del neoliberalismo! Qué vileza. La aprobación ya cae, no asombra, según las cifras la mayoría de los ciudadanos quiere regresar a la tranquilidad de su vida cotidiana afectada hoy por esta política. El costo de la desazón e intranquilidad, de la incertidumbre provocada, ya es muy alto.

Gobernar requiere de mesura. El temperamento incendiario puede ser una esclavitud para el gobernante. Paradojas: tener poder y a la vez ser esclavo del propio temperamento. Pequeño problema: hay 125 millones atrapados en esta esclavitud.