Sin duda que merecen el elogio social la veintena de intelectuales mexicanos –abajo firmantes–, del desplegado público en el que llaman “a una amplia alianza ciudadana” para corregir el rumbo político, económico y social del país, para restablecer el rumbo democrático.
Nadie duda que se trata de un llamamiento que permite reencontrar la esperanza por la salud democrática del país y que, por tanto, devuelve el aliento perdido por millones de mexicanos, a causa del espanto por un gobierno autoritario y nada democrático, como el de López Obrador.
Está claro que esa veintena de intelectuales mexicanos –y uno que otro con doble nacionalidad–, tiene claro que asistimos “a la última llamada” para rescatar la debilitada democracia mexicana.
Intelectuales que, sin duda, tienen claro que sólo la sociedad, toda, tiene la fuerza, el talante, el talento y la facultad –en sus manos–, para corregir el rumbo de un país que es destruido de manera sistemática.
Y tampoco nadie puede poner en duda el compromiso mostrado por esa veintena de intelectuales, que tienen las agallas de firmar un desplegado crítico que, en el fondo, es la más severa denuncia pública del intelecto mexicano, con nombre y apellido, contra el fallido gobierno de Obrador.
Sin embargo –en el periodismo crítico nunca falta el “pero”–, también es cierto que resulta obligado cuestionar a los intelectuales mexicanos sobre la impensable e imperdonable tardanza de su reacción, ante la tragedia nacional que hoy vivimos 130 millones de mexicanos.
Tardanza que, a querer o no, vieron pasar sin inmutarse –durante los primeros 20 meses del gobierno de AMLO, “los abajo firmantes”; todos ellos intelectuales que, como pocos, están bien informados.
Por eso las preguntas elementales.
¿Por qué hasta hoy reaccionan los intelectuales mexicanos; a 20 meses de iniciado el gobierno de AMLO, a 600 días del peor gobierno de la historia de México, cuando muchos mexicanos advirtieron –advertimos–, sobre el riesgo que significaba un gobierno en manos de López Obrador?
¿De verdad, señores intelectuales mexicanos, “abajo firmantes”, quieren que creamos que, a lo largo de los casi 20 años de la campaña de AMLO, no se percataron que López Obrador era un farsante y un fraude como aspirante presidencial? ¿Cómo no se dieron cuenta, si hasta los periodistas lo denunciamos en los últimos cuatro años; si nos costó casi la vida?
¿Nunca vieron, señores intelectuales, que, por casi 20 años, no pocos periodistas denunciamos que el gobierno de AMLO era un peligro para México y los mexicanos?
¿No será, señores intelectuales, que reaccionan un mucho tarde, cuando lo que queda por hacer es poco o nada efectivo? ¿No será, intelectuales mexicanos, que en la soberbia del intelecto ejercitado los volvió arrogantes y que, por tanto, por años fueron inútiles para hacer su trabajo como esa invaluable conciencia crítica de los mexicanos y de nuestra democracia?
Si, les guste o no, señores intelectuales, los ciudadanos debemos cuestionar, por ejemplo, por qué hasta hoy –a casi 20 meses del gobierno de AMLO–, algunos de ustedes, que firmaron el valeroso desplegado, apenas descubren el talante y el engaño del gobierno de López Obrador?
¿De verdad no sabían, en 20 años previos de campaña y de elecciones, quién era López Obrador?
Lo cierto es que algunos de los llamados “intelectuales mexicanos” –hoy abajo firmantes–, jugaron al papel del intelecto orgánico del gobierno de AMLO y hoy, una vez desechados, pretenden convencer a los ciudadanos del mal gobierno y del peor político que es AMLO.
Y vienen a decirnos que el de Obrador es un gobierno que hizo trampa para lograr la sobrerrepresentación del Congreso, cuando pocos de ustedes dijeron algo, en su momento, sobre ese robo de escándalo.
Nos dicen que López concentra un poder absoluto, de manera ilegal, pero no se atreven a decir que AMLO es el mayor violador de la Constitución y que es un criminal de Estado.
Nos dicen que AMLO deprecia a los intelectuales, a la ciencia, a la cultura… pero no se atreven a decir que persigue a los periodistas críticos y tampoco dicen que 18 periodistas han muerto en el sexenio de Obrador y nadie ha investigado esas muertes y menos castigado a los responsables.
Si, señores intelectuales, algunos o muchos de ustedes jugaron el juego del poder y se asustan por la nueva realidad, a 20 meses de gobierno, pero en todo ese tiempo, igual que lo hicieron en la campaña presidencial, coquetearon con el candidato y luego con el presidente, en espera de su favor.
Y hoy, que el nuevo presidente los mandó al bote de basura, se preocupan por la democracia y por el futuro de México y los mexicanos.
Aún así, bienvenida la convocatoria de los intelectuales; bienvenida su propuesta de un frente ciudadano, con los partidos políticos, para las elecciones de 2021.
Sí, porque, a querer o no, la democracia es primero, bajo las reglas electorales.
Al tiempo.