El Tren Maya: la otra tontería

En este espacio he dado los argumentos de por qué es una tontería la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco. Hoy toca presentar las pruebas de otra tontería: el Tren Maya.

Para tal efecto, me refiero a la “Nota Técnica” de Ana Thais publicada por el Instituto Mexicano para la Competitividad (https://imco.org.mx/wp-content/uploads/2019/03/NOTA-TÉCNICA.-PROYECTO-DEL-TREN-MAYA-19-03-19-Final.pdf) . Los defensores del gobierno descalificarán este estudio por considerar al IMCO como una organización de la sociedad civil neoliberal. Ya sabemos que les disgusta los argumentos técnicos que, por definición, son elitistas y contrarios a la sabiduría del pueblo encarnada en el Presidente. Ellos están en su derecho de pensar así, yo de reproducir los argumentos de un estudio riguroso.

Comencemos con el tema de los costos. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador estima, sin que exista todavía un proyecto completo, que el Tren Maya costará entre 120 y 150 mil millones de pesos. Desde hoy anticipo que no hay manera que se vaya a cumplir con este pronóstico.

El reporte del IMCO demuestra cómo la gran mayoría de las líneas férreas en el mundo no son rentables. Es prácticamente imposible recuperar sus costos de capital. Esto ocurre en países con grandes tradiciones ferroviarias como Francia o Japón. Pero no hay que irnos hasta Europa o Asia para ver cómo un proyecto ferroviario siempre sale más caro de lo presupuestado.

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El IMCO menciona el caso del Tren México-Toluca, la gran obra que quiso dejar el presidente Peña a su estado natal. Otro capricho político.

Supuestamente costaría 38 mil millones de pesos y estaría listo en cuatro años, es decir, a finales de 2017. Hoy, el gobierno ha gastado 73 mil millones y está lejos de terminar la obra. El proyecto dejó de ser rentable cuando su costo aumentó en 25 por ciento. El sobrecosto ya es mayor al 90 por ciento. Un desastre.

En su nota, el IMCO realiza un ejercicio muy interesante. Con base en un estudio de costos de construcción promedios, proyecta un estimado de cuánto costará el Tren Maya: entre 460 mil millones de pesos y un billón 533 mil millones, es decir, entre cuatro y diez veces más de lo que hoy estima el gobierno (de 120 a 150 mil millones).

Eso en cuanto a costos de capital. Pero también hay que tomar en cuenta los de operación. Una de las variables claves para que un tren sea rentable es que se encuentre en lugares de alta densidad poblacional, es decir, zonas con muchos clientes potenciales. Campeche, Yucatán y Quintana-Roo se encuentran, sin embargo, entre las 16 entidades con menor densidad poblacional del país. Chiapas y Tabasco, en el segundo rango. A menos que hubiera un influjo masivo de turistas, no se ve nada bien los aforos potenciales para el Tren Maya y, por tanto, la posibilidad de recuperar sus costos operativos. Ergo, los contribuyentes tendremos que subsidiarlo.

A esto hay que sumar una serie de preocupaciones ambientales, una variable que hoy en día no puede soslayarse. De acuerdo con el trazo anunciado, el Tren Maya atravesaría por 49 zonas arqueológicas bajo resguardo del INAH, 15 áreas naturales federales, 20 estatales, 24 humedales y 24 áreas destinadas voluntariamente a la conservación.

“En particular, existe preocupación por las posibles afectaciones a la zona catalogada como reserva de la biósfera Calakmul y el área sujeta a conservación ecológica Balam-Kú y Balam Kin. La región de Calakmul es el sitio con mayor diversidad de la Península de Yucatán, registra al 80% de las especies vegetales de toda la península y la mayor población de jaguares. Calakmul, Balam-Kú y Balam Kin integran el macizo forestal más grande de México con un millón 243 mil 375 de hectáreas. Y comprenden el segundo macizo forestal más grande del Continente Americano”.

El documento del IMCO concluye con una serie de propuestas para el gobierno. Es, en este sentido, un documento políticamente correcto. Yo, después de leerlo, me quedo con la impresión que lo mejor sería no construirlo. Desde hoy se avizora como otro enorme elefante blanco que nos costará mucho a los contribuyentes. Lo que más coraje da es que este gobierno haya cancelado un proyecto tremendamente rentable como el Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco para sustituirlo por el Tren Maya. Lamentabilísimo. Cosas de un gobierno que no cree en argumentos técnicos y sí en los caprichos del gran líder de una supuesta gran transformación.