EL PAPELAZO DE AMLO EN EL CASO CIENFUEGOS

La liberación del general Salvador Cienfuegos Zepeda, que varios analistas habíamos previsto por lo endeble de las acusaciones que le hacía la justicia de Estados Unidos, deja muy mal parado al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en un principio promovió el linchamiento público del militar sin saber si su detención tenía sustento.

En la mañanera del pasado 19 de octubre, el presidente afirmó: “Quiero decir que como en el caso de García Luna, todos los que resulten involucrados en este otro asunto del general Cienfuegos que estén en el gobierno o en la Secretaría de la Defensa Nacional van a ser suspendidos, retirados y, si es el caso, puestos a disposición de las autoridades competentes. No vamos nosotros a encubrir a nadie”.

En dicha afirmación, López Obrador no solo equiparó indebidamente a Cienfuegos con el ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, sino que puso en entredicho la honorabilidad de los altos mandos del Ejército que colaboraron estrechamente con Cienfuegos y que a la fecha ocupan cargos de relevancia en el instituto armado.

Habían pasado cinco días de la detención de Cienfuegos y nadie dentro de su equipo le había hecho ver al presidente que las acusaciones que le hacía la justicia de Estados Unidos al ex titular de la Defensa eran inverosímiles y que se habían violado varios acuerdos de cooperación con su sorpresiva detención.

Un día después, López Obrador exculpó al gobierno de Estados Unidos de cualquier posible violación a nuestra soberanía o de incumplir los acuerdos de colaboración, al decir: “ellos tienen sus políticas, porque es un país, es un gobierno soberano, lo mismo que nosotros…entoncesellos no tienen porqué preguntarnos lo que van a hacer, cuando se trata de detener a una persona en su territorio”.

El presidente solo se dio cuenta del papelazo que estaba jugando cuando, al paso de los días, tuvo que enfrentar la molestia de altos mandos de las fuerzas armadas, los cuales exigieron que el gobierno mexicano reclamara la violación a la soberanía nacional con la intervención de comunicaciones telefónicas por parte de la DEA y que pidiera la liberación de Cienfuegos.

Esto obligó a la Secretaría de Relaciones Exteriores a presionar al gobierno de Estados Unidos, primero con una nota diplomática y luego con amagos de desconocer los convenios de colaboración, lo que llevó finalmente a que la Justicia de aquel país se desistiera de las acusaciones en contra de Cienfuegos.

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El desistimiento de los cargos contra Cienfuegos está ligado al resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. La justicia de ese país aceptó la petición de México, a sabiendas de que en menos de dos meses Donald Trump dejará la Casa Blanca.

Como una de sus últimas travesuras antes de dejar el cargo, Trump decidió darle un regalito a su amigo López Obrador, quizá en agradecimiento porque le ha regateado su reconocimiento a Joe Biden.

Pero con ese regalo, Trump le lanzó una papa caliente tanto a Biden como a López Obrador. Dentro de algunos meses, el primero tendrá que hacer como que presiona para que el general Cienfuegos sea juzgado en México y se cumpla así el acuerdo diplomático, y el segundo tendrá que hacer como que intenta llevarlo a juicio, algo que, sabemos, no ocurrirá.

Todo este sainete con la detención, las acusaciones absurdas y la liberación del general Cienfuegos en el lapso de un mes, dejará muchas lecciones. La principal será para el presidente López Obrador, quien al parecer ya entendió que su investidura como presidente no le permite denostar públicamente a las fuerzas armadas, como hace cotidianamente con tantos personajes en sus famosas mañaneras.

OFF THE RECORD

**REVANCHISMO EN EL SENADO

La mayoría de Morena en el Senado intenta destituir a la panista Kenia López Rabadán de su cargo de presidenta de la Comisión de Derechos Humanos.

Las promoventes de la destitución argumentan un sinfín de supuestos motivos.

Pero el principal es que Kenia prepara una denuncia penal en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador por ordenar la inundación de comunidades pobres en Tabasco.

**PLEITO AZUL

Vaya pleito el que se traen el gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, y la alcaldesa de la capital, María Eugenia Campos Galván, a quien todo mundo conoce como Maru Campos.

El motivo de tan cruenta guerra entre hermanos azules es la candidatura al gobierno estatal.

Corral está empecinado en impulsar al senador Gustavo Madero, aunque las encuestas ponen muy por encima de él a Maru.

Mientras los panistas se pelean a muerte, los de enfrente se frotan las manos.

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