El descuido provocó que varios niños cortaran la lengua de otro niño, en Chiapas

 

El uruguayo Horacio Quiroga publicó en 1917 su antología Cuentos de amor, de locura y de muerte, donde incluye el cuento “La gallina degollada”.

Esta narración se centra en la vida de cuatro hermanos que debido a la meningitis padecen retraso mental y lo único que saben hacer es imitar los patrones de comportamiento de otras personas.

Cierto día, los niños observan como la sirvienta degüella una gallina para preparar la comida y acto seguido desaparece su hermana menor, una pequeña adorable que nació sana y es la luz del matrimonio Mazzini Ferraz.

Al poco rato los padres de los niños buscan a la hija menor por todas partes hasta que la encuentran degollada en algún rincón del patio, tal como la gallina que previamente cocinó la mucama.

Resulta curioso como esta narración, además de ser premonitoria y de terror, nos revela ese grave error que cometen muchos adultos, y muchos padres sobre todo: el descuido de los niños.

Descuido que ha cobrado muchas víctimas… Por ejemplo, apenas hace unos días se dio a conocer la noticia de que en la primaria Doctor Belisario Domínguez, de Chiapas, un grupo de niños encerró en un baño a uno de sus compañeros y luego le cortó la lengua, presuntamente con el fin castigarlo.

De acuerdo con la información, los infantes involucrados en el caso no sobrepasan los 10 años de edad, y en lo que respecta al menor lesionado sabemos que ya fue atendido tanto médica como psicológicamente.

Sin embargo vale la pena preguntarnos: ¿en dónde estaban los adultos cuando estos hechos ocurrieron? ¿Cuando el menor gritaba dentro de los baños de la escuela? ¿Cuando previamente fue acosado o hubo comportamientos anormales dentro de su aula de clases?

En el cuento de Horacio Quiroga, “La Gallina Degollada”, los cuatro hermanos asesinaron a su hermana porque nunca recibieron la atención adecuada para su problema de retraso mental.

Los niños de Chiapas, a pesar de estar sanos en todos los sentidos, tampoco recibieron atención a tiempo, pues los menores bulleadores y bulleados siempre destacan y los maestros y padres de familia debieron detectar estos comportamientos.

Por otro lado, vale la pena cuestionar… ¿Qué vieron en sus casas, en la calle, en internet o en la televisión, los menores agresores para imitar al estilo de los niños del cuento un comportamiento tan violento?