El coronavirus tendrá consecuencias en la economía mexicana

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Ante el crecimiento de los casos de contagio del coronavirus y su extensión a un número creciente de países, las preguntas obligadas son: ¿llegará a México?, ¿tendrá un impacto económico en el país en este año?

Los saldos más recientes indican que hay cerca de 17 mil 500 personas reconocidas oficialmente como contagiadas en 27 países, aunque el 98.9 por ciento de los casos se radican en China.

Si vemos de manera amplia los posibles efectos en México, podemos encontrar tanto potenciales impactos positivos como negativos.

Respecto a los segundos, el factor más importante es el posible decrecimiento del ritmo económico en China. Algunas estimaciones señalan que en el primer trimestre del año la economía china podría tener un dramático descenso en su ritmo.

La edición más reciente de The Economist dedica su artículo de portada a la enfermedad, e indica que algunos escenarios estiman que el PIB de China podría crecer apenas un 2 por ciento en el primer trimestre de este año, debido a las medidas que se han impuesto para tratar de frenar la enfermedad.

Este freno implicaría también una reducción importante del volumen global del comercio y tendría un impacto en la economía mundial.

México no podría estar exento de esta cadena de acontecimientos y seguramente también aquí padeceríamos por la reducción de los flujos de intercambio de mercancías.

Pero también puede haber consecuencias positivas. Es muy probable que los turistas norteamericanos y de otros países tengan una creciente aversión a realizar viajes largos y a permanecer en aeropuertos en donde consideren más probable la posibilidad de contagio. De hecho, China ya reclamó ayer a Estados Unidos por –a su juicio– incrementar el pánico internacional al restringir viajes y sacar a sus ciudadanos de diversas ciudades chinas.

Es factible que muchos estadounidenses empiecen a visualizar sus vacaciones hacia destinos más cercanos a su país. De esto puede sacar un provecho importante México.

La otra posibilidad es que ante la combinación de circunstancias, como la guerra comercial todavía no resuelta entre Estados Unidos y China y ahora los efectos del coronavirus, más y más empresas manufactureras estudien la posibilidad de dejar China y buscar una localización más conveniente.

México puede ser uno de esos destinos, particularmente para empresas que apuntan al mercado norteamericano.

La ratificación del T-MEC es una palanca que puede apoyar fuertemente esta estrategia.

Para saber cuál será el impacto neto en nuestra economía, será necesario ver los dos lados de la moneda, lo que hoy todavía resulta incierto.

Va a ser necesario que observemos cuál es la real capacidad de México para poder atraer tanto a viajeros como a inversionistas que están considerando descartar China como su destino.

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En el caso del turismo, hay que recordar que se recortaron los presupuestos de promoción y ahora esa tarea la emprende el sector privado.

Y en lo que se refiere a la atracción de la inversión extranjera, habrá que ver qué tanto pesan los aspectos favorables frente a factores negativos, como la inseguridad y la falta de certeza jurídica.

Es demasiado pronto para llegar a una conclusión, pero dé por hecho que en un sentido o en otro la pandemia de este coronavirus acabará incidiendo en nuestro país.