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Ayer, INEGI publicó el dato del PIB que podemos llamar definitivo, aunque realmente no lo es. Durante dos años, las cifras son preliminares, y siguen sujetas a cambios, pero el nivel de exactitud que tiene lo publicado ayer frente al dato oportuno de hace un mes es mucho mayor. La caída de la economía, contra el segundo trimestre de 2019, ya no fue de -18.9%, sino de -18.7%. Sigue siendo la mayor desde que se registra el dato trimestral, y será hasta que termine este año que podamos hacer comparaciones con el fatídico 1932, que no sirven sino para perder el tiempo, pero siempre se hacen.

También se publicó el Índice Global de Actividad Económica para el mes de junio, que no es exactamente igual al PIB, pero se publica mensualmente, y es el indicador que más utilizamos en esta columna para dar seguimiento a lo que ocurre. Durante esta crisis hemos preferido utilizar los datos originales, y no los desestacionalizados, porque es probable que sean más exactos.

De junio ya conocíamos el comportamiento de la industria, pero nos faltaba el del sector primario (cuya relevancia es menor para el agregado), y de los servicios, que representa el doble de la industria. Al interior de los servicios, dos sorpresas (para esta columna). Una recuperación notoria del comercio al mayoreo y una caída pequeña de los servicios educativos y de salud.

El primero, comercio al mayoreo, había caído -20% en abril y -35.5% en mayo, por lo que esta columna esperaba una contracción cercana al -19% para junio, y fue de sólo -9%. Este fenómeno no se replicó en el comercio al menudeo, cuyas caídas fueron de -33 y -36% en abril y mayo, y aunque sin duda mejoró en junio, se quedó en -18%.

La otra sorpresa, le decía, fue la rama de servicios educativos y de salud, que no ha caído como el resto de los servicios. Por tercer mes, es de las que menos caen. En abril -2%, en mayo -1% y en junio nuevamente -2%. Es una cifra que no entiendo, porque sin duda en abril y mayo cerraron buena parte de las clínicas, consultorios, laboratorios, y se redujo notoriamente la asistencia a hospitales, salvo para el caso de Covid, que nunca llenó siquiera el área destinada a ello, según dicen. Por el lado de educación, es cierto que la educación superior se movió a clases a distancia, pero eso no ocurrió en los otros niveles al mismo grado, y eso no se percibe en este indicador.

El PIB parece ser un poco más claro en esto. Si comparamos el segundo trimestre de este año con el de 2019 en servicios educativos, la caída es de -4%, y al interior de salud, hospitalización crece 11%, pero lo demás se contrae, para un neto en el sector de 1.1%. La caída en educación y salud rondaría entonces -2.3%, que es muy parecido al IGAE. Como sea, sigo teniendo mis dudas, y ya veremos en los siguientes meses qué ocurre.

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Hablando de los siguientes meses, hay poco todavía, pero mañana se publica la balanza comercial de julio, que en algo nos ayudará. El consumo de energéticos mejoró un poco en julio, salvo en diésel (que debería estar asociado con industria y con comercio al mayoreo), pero lo poco de agosto que conocemos no indica mejoría.

Tal vez por eso el Banco de México corrige su estimación, que sigue teniendo tres escenarios diferentes, en el optimista (tipo V, que dudo que alguien considere seriamente) la contracción sería de -9% este año creciendo 6% el próximo. En la V profunda, -11% y 3%, y la U profunda, -13% y 1% para el 2021. El intermedio coincide mucho con lo que Fuera de la Caja ha pronosticado en los últimos meses.