Cuestionan excesos desde el púlpito de oro

Dicen la Arquidiócesis de México que los “altísimos” salarios de la burocracia son injustos.

Dice la Arquidiócesis –en el semanario Desde la Fe–, que la clase política parece no entender la realidad del país.

Dice la Arquidiócesis que el pago a los servidores público puede ser lesivo e indignante.

Y dicen bien.

Existen servidores públicos con sueldos fuera de toda proporción.

Existen servidores públicos que trabajan muy poco pero se llenan los bolsillos de dinero.

Existen servidores públicos que sólo saben saquear las arcas de todos los mexicanos.

Sin embargo, también es cierto que la Arquidiócesis mexicana es la última con la legitimidad para cuestionar los sueldos de la burocracia.

Evidentemente, la elección del Papa Francisco trajo un cambio en las formas y el mensaje de la jerarquía católica.

No obstante, también es cierto que antes de Francisco –y todavía en muchas partes del país–, los sacerdotes, obispos y cardenales se dan vida de reyes.

¿Cuántas veces hemos visto a prelados que habitan en grandes mansiones, conducen autos de lujo y viajan por el mundo? Sin duda, no son pocos los que cometen esta clase de excesos.

Por eso la duda, ¿qué llevó a la Arquidiócesis a cometer este exceso? ¿será, acaso, que nadie les dijo que con esos cuestionamientos simplemente “escupían para arriba”?