¿CÓMO EXPLICARLE LA MUERTE A LOS NIÑOS?

DRA. MARÍA ELENA

La muerte del ser humano se define como la cesación o fin de la vida. El filósofo alemán Martin Heidegger definió en Ser y Tiempo la muerte como algo que se presenta en el ahora de la vida del hombre.

Se dice que la muerte es parte de la vida; sin embargo, cuando nos enfrentamos a ella, nos cuesta mucho trabajo aceptar la pérdida de un ser querido y mucho más trabajo resulta el poder explicarle a un niño la muerte de ese ser; un hermano, un tío, el abuelo, un amiguito e incluso, la muerte de un padre.

Por lo general cuando los adultos tratan de explicarle al niño la muerte de un ser querido, lo hacen recurriendo a la mentira —-se fue de viaje, se cambió de casa—-, o utilizando fantasías tales como; tu hermanito se fue al cielo porque ya es un angelito o tu abuelo se fue con sus papás.

El adulto recurre a la mentira o a las fantasías con la idea de proteger al niño del sufrimiento además que tienen la creencia de que los niños no comprenderían una explicación verbal de lo que esta ocurriendo.

Sin embargo, pasan por alto que los niños son altamente perceptivos además de poseer una capacidad de observación muy aguda, esto porque están todo el tiempo descubriendo cosas nuevas en su mundo y del mundo de los padres.

Esto le permite al menor darse cuenta de lo que sucede en casa, con sus padres y demás personas que viven en ella y con sus propios recursos se explican lo sucedido si no encuentran respuestas en los padres; lo que les puede generar una gran confusión.

Pero entonces, ¿cómo explicarle a un niño la muerte de un ser querido?, ¿qué lenguaje se debe de utilizar?

A los niños siempre se les debe hablar con la verdad, con un lenguaje acorde a su edad. La verdad alivia al niño y lo ayuda a elaborar la pérdida.

Los padres son las personas que le explican y le enseñan el mundo a sus hijos y si éstos le mienten, el niño va a dejar de confiar en ellos, no volverá a preguntarles nada; lo cual puede dar lugar a una inhibición en el impulso epistemológico —el deseo de conocer—.

Además de que la mentira o las fantasías generan en el menor confusión y frustración. Por ejemplo, cuando se le dice que la persona se fue de viaje o a visitar a algún amigo, al niño se le da la esperanza de que aquella persona regresará en algún momento y como esto no sucederá, se genera en el menor confusión y dolor por la frustración.

Igualmente cuando se le dice que el ser querido se fue al cielo y que ahora es un angelito, el niño piensa en qué tendrá que hacer para que le crezcan alas para así poder volar y llegar al cielo para ver a su ser querido.

La primera fase del duelo es la negación y cuando el adulto niega esa realidad, imposibilita al niño para que pueda vivir el duelo por la pérdida.

Cuando al menor se le explica con la verdad acerca de la muerte de un ser querido, no le ofrece falsas esperanzas, sino por el contrario; le enseña a tolerar el dolor, le brinda la posibilidad de vivir el duelo por la pérdida, contribuye a formar niños fuertes y conservan la credibilidad hacia los padres.

A los niños siempre se les debe hablar con la verdad, hacerlo así contribuye a formar seres humanos con una fortaleza psíquica que les permitirá enfrentar la adversidad.