¿CAERÁ BIDEN EN LA TRAMPA DE AMLO?

¡AVAL OFICIAL A LOS “NARCO-GOBIERNOS”!

¿Qué significa la reiterada pulsión del presidente mexicano por ofrecer apoyo y solidaridad pública a los “dictadores bananeros” del centro y el sur del continente?

¿Por qué el interés de López Obrador en mostrarle al mundo, con todos los recursos del Estado mexicano, que su gobierno es aliado de algunas de las más criminales, represoras y cuestionables dictaduras del mundo?

¿En qué cabeza cabe –entre “los hombres del presidente” o en la cabeza del propio mandatario mexicano–, pedir el fin de un imaginario bloqueo, antes que exigir el fin de dictaduras como la cubana, venezolana, boliviana y nicaragüense, entre muchas otras?

POBREZA Y MUERTE A “MITAD DEL FRACASO”

¿Por qué el derroche de recursos y el interés malsano de Obrador al convocar a un encuentro en México a los peores dictadores cuyos crímenes no cuestiona el mandatario mexicano ni con el pétalo de una crítica, mientras que los presidentes de Uruguay y Paraguay los exhiben como tiranos?

¿Por qué llegar a extremos maniqueos y ofensivos –como la invitación de López al dictador cubano Miguel Díaz-Canel, a quien incluso le dio voz durante las fiestas patrias mexicanas–, cuando las democracias del mundo exigen el fin de las dictaduras?

¿A qué le apuesta un presidente, como Obrador, que en casos como la migración juega el vergonzoso papel de “pelele” del gobierno de Estados Unidos, pero que en el discurso pretende aparecer como “el hermano mayor” de los dictadores latinoamericanos?

¿Será que López Obrador ensaya su papel de jefe de los dictadores de la región latinoamericana?

Lo cierto es que resulta elemental la respuesta a tales interrogantes.

¿Por qué?

Porque el mandatario mexicano busca, de manera desesperada y urgente, un enemigo internacional.

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Pero resulta prioritario, para su proyecto, que se suba al ring de la política exterior mexicana un “peso pesado” capaz de convertir al locuaz jefe del Estado y del gobierno mexicano en la mayor víctima del mundo.

Y si ese enemigo es el gobierno de Estados Unidos, mejor para López Obrador, quien de esa manera habría conseguido su objetivo de ser la víctima del imperio a los ojos del mundo.

¿Pero qué busca López con la victimización?

Poca cosa.

Está claro que AMLO está buscando el nuevo combustible que mantenga en pie su fallido gobierno; una vez que la confrontación y polarización que provocó entre los mexicanos –en la primera mitad de su gestión–, ya no es suficiente para impulsar la segunda mitad del gobierno por venir.

Y, claro, porque Obrador requiere convertirse en la principal víctima del gobierno de Joe Biden.

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Pero vamos por partes.

Primero, debemos recordar que todos los dictadores de la historia han basado buena parte de su fortaleza en una supuesta o real amenaza externa o, en su caso, en un enemigo común que, al interior de toda tiranía, sea capaz de unifica a buena parte de sus respectivas sociedades.

Así, por ejemplo, la dictadura cubana construyó la retórica del “imperialismo yanqui”, igual que Venezuela acusa a Estados Unidos de todos sus males.

Segundo, para nadie es nuevo que la primera mitad del gobierno de AMLO es un total fracasos y que a diario son más los ciudadanos que repudian su gestión, incluso muchos de los 30 millones que lo votaron

Por eso, a Obrador le resulta imprescindible y hasta urgente encontrar un enemigo externo que sancione, regañe o señale a su fallido gobierno.

En otras palabras, López se asomó al mundo en busca de un enemigo y, sobre todo, de un enemigo poderoso como Estados Unidos.

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Por eso la provocación clara al gobierno de Biden; el insulto de reunir a los peores dictadores y convertirlos en aliados de México; por eso la exigencia de “acabar con el bloqueo” en lugar de acabar con las dictaduras.

Y, tercero, López espera que, una vez que el gobierno de Biden haya “mordido el anzuelo” y responda con un regañar a Obrador, entonces el mandatario mexicano recurrirá a su vieja retórica de la victimización.

Y en ese momento llamará a los mexicanos “a cerrar filas” en torno al presidente mexicano víctima de la potencia del norte.

Y, claro, muchos idiotas se tragarán el engaño sin siquiera entenderlo.

Por eso la pregunta: ¿Caerá Biden en la trampa de AMLO?

Al tiempo.