Bien por Calderón, mal por su memoria

Qué bueno que el ex presidente Felipe Calderón –junto con otros ex presidentes de América Latina–, llamaran a condenar los excesos, los abusos y las omisiones del gobierno de Nicolás Maduro.

Qué bueno que el ex presidente Felipe Calderón pidió al gobierno de México solidarizarse con los venezolanos y con las arbitrariedades que padecen.

Y qué bueno que el ex presidente Felipe Calderón urgió a la comunidad internacional a salir del “estruendoso silencio” a propósito de Venezuela.

Sin embargo, no está de más preguntar, ¿por qué hasta ahora levantan la voz?

¿Por qué, cuando presidente, Felipe Calderón no cuestionó las chabacanada de Hugo Chávez?

¿Por qué, hoy, Calderón pide que el mundo se ocupe y preocupe por el encarcelamiento injusto de Leopoldo López pero no hizo lo mismo cuando, en 2009, el gobierno de Chávez encarceló, humilló, acosó y vejó a la jueza María Lourdes Afiuni?

¿Por qué ahora sí y antes no?

¿No habría sido más útil el llamado de un presidente que el de alguien que ya no ocupa el cargo?

¿A qué le tuvo miedo Felipe Calderón?

¿Será, acaso, el mismo temor que tiene en silencio a Enrique Peña?